Catalina de Siena
Ayer fue Santa Catalina de Siena, fiesta que jamás me pasa desapercibida. Con el fin de escribir algo en su honor volví a coger “Al asalto del cielo” la última novela histórica que escribió Louis de Wohl sobre ella. En la contraportada podemos leer:
“Catalina Benincasa, la bella muchacha que se negó a hacer planes de matrimonio. La extraordinaria trayectoria de su vida atraviesa una época también extraordinaria: los años en que los Papas vivieron apartados de Roma, en Aviñón. Catalina levanta su voz frente a los príncipes y a los cardenales; se dirige con ímpetu filiual al Papa, para que regrese a Roma; se empeña en batallar por una paz difícil.”
Catalina Benincasa nació en Siena (Toscaza, Italia), el 25 de marzo de 1347 y murió el 29 de abril de 1380, recién cumplidos los 33 años. Es Doctora de la Iglesia. A los quince años, se cortó malamente sus hermosos cabellos – lo mejor que tenía, según su madre - como único medio a su alcance para estorbar su boda con Sandro Moroni el joven guapo y apuesto al que la habían destinado sus padres. ¿Razón?. Ella a los siete años había prometido no pertenecer nunca a nadie más que a Jesucristo. Su madre Mona Lapa, que había tenido 22 hijos, al quedar viuda se hizo “mantellate”: Hermanas de la penitencia de Santo Domingo, once años después que Catalina. No eran monjas propiamente dichas, no hacían votos, vivían en sus hogares de la espiritualidad de la Orden de Santo Domingo, eran terciarias dominicas.
“Vi como la Esposa de Cristo puede dar la vida, pues tiene tal fuerza vital que nadie puede detenerla: vi que derramaba luz y fuerza y que nadie puede privarla de estas cosas; y vi que sus frutos no solo disminuyen sino que aumentan”.
“Entonces, ¿cál es mi naturaleza? Mi naturaleza es fuego.” CATALINA DE SIENA