29 abril, 2010

Como agradecimiento

Del artículo “Poner a Dios cercano” que D. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, publicó en la tercera de ABC el pasado 20 de abril con motivo del quinto aniversario – 19 de abril de 2005 - de la elección de Benedicto XVI a la sede de Pedro, copiaré algunos párrafos:

“¿Cómo concibe Benedicto XVI su misión de cabeza de la Iglesia universal? En la misa del comienzo del pontificado, explicaba que la tarea del Pastor podría parecer gravosa, pero en realidad se alza como una tarea “gozosa y grande porque es un servicio a la alegría de Dios, que quiere hacer su entrada en el mundo” en aquella misma ocasión afirmaba que “nada hay más hermoso que haber sido alcanzados y sorprendidos por el Evangelio, por Cristo”, y “nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con Él”.

“En estos cinco años de pontificado, no le han faltado al Papa ataques provocados por quienes están empeñados en arrojar al Creador del horizonte de la sociedad de los hombres; tampoco han estado ausenters los sufrimientos ante la incoherencia y los pecados de algunas personas llamadas a ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”(Mt5, 14-16). Nada de eso ha de extrañarnos pues las dificultades forman parte del itinerario normal del cristiano, ya que no es el discípulo más que su maestro, como anunció Jesucristo: “Sí me han perseguido a mí también a vosotros os perseguirán” (Jn15, 20). Al mismo tiempo no olvidemos lo que añadió el Señor: “Si han guardado mi doctrina, también guardarán la vuestra”

“Somos muchos los que nos sentimos diariamente enriquecidos por este anuncio alegre de Benedicto XVI, sazonado por la luz de la fe, expuesto con todos los recursos de la inteligencia, con un lenguaje cristalino y con el testimonio de su relación personal con Jesucristo. Que el Señor nos lo conserve muchos años como guía de la Iglesia, para bien de la humanidad entera.”

Uno de esos de los que habla D. Javier Echevarría soy yo, que disfruto a base de bien leyendo a Joseph Ratziger.