30 septiembre, 2007

Agridulce

Ayer era San Vicente de Paúl, se jubilaba un médico, amigo de muchos años y presentaba su “Antropología del Budismo”, en el salón de actos de San Pío V,( Museo de Bellas Artes) mi hijo Juan.

San Vicente de Paúl me recordó a mi madre, a cuyas “Conferencias” iba todos lo miércoles, cosa que jamás me tomé en serio. Aunque luego supe que a ellas en Madrid iba D. Álvaro del Portillo, junto con otros universitarios de su edad. Más tarde conocí algo al santo a través de la vida de María Luisa de Marillac, dama de la aristocracia francesa, creo que en tiempos de la revolución o próximos a ella, que fundó junto con Vicente de Paúl, las “Hijas de la Caridad”, en uno de cuyos colegios, el de “La enseñanza” de Zaragoza, me enseñó a leer la madre Plana en el “tilín- tilán”. Mi madre es la madrina de bautismo de Juan y digo es, aunque ha muerto hace años. porque “Dios no es un Dios de muertos sino de vivos, porque para Él todos viven”.

Ver a Juan desde la segunda fila del patio de butacas, admirativa y cariñosamente presentado por un prestigioso intelectual y oírlo después disertar sabiamente, como tantas veces he oído a su padre, y además en Valencia, después de estar ocho años en Michigan, y antes viviendo en la India y México, es algo estupendo. El lugar: San Pío V, también tenía su sal: mi abuelo Matías era el Director del Hospital Militar de Valencia, cuando éste estuvo ubicado allí. Que la disertación fuera sobre budismo, ya es otro cantar. Aunque seguro que es para bien, aunque ahora solo vea “el revés de la trama”.

26 septiembre, 2007

Cuando se acaba un buen libro...

Al terminar un buen libro se puede sentir un cierto desamparo, como cuando nos despiertan en medio de un sueño bonito. Lástima, pensamos y ¿a hora qué? Nos han quitado nuestra almohadita. Juan a sus tres años cuando está cansado coge la almohada de su cuna y le dice a su madre: “almohadita, almohadita”. Pues eso. ¿A dónde me ubico yo ahora que esté tan a gusto como estaba?. El libro terminado es “El hombre eterno” de Gilbert K. Chesterton. Este hombre no falla nunca para quien es una mezcla de poeta, filósofo y hombre de bien. He atiborrado sus márgenes con las líneas larga y la corta que limitan una cita. Y a veces la corta, coincide con una larga que conviene abrir. Traigo una al azar, como cuando va a un campo de naranjas, que aunque querría cargar un camión, tiene que conformarse con una bolsa.


“En su continuo peregrinar, Cristo compartió la vida errante de los pobres sin hogar y sin esperanza. Y no vendría mal recordar que en las circunstancias actuales, la policía le habría obligado ciertamente a marcharse y quizá le hubiese arrestado por carecer de medios visibles de subsistencia. Y es que nuestra ley tiene un toque de humor o de imaginación con el que Nerón o Herodes nunca se vieron agraciados: el de castigar a la gente sin hogar por no dormir en su casa.” ( “El hombre eterno”,Ediciones Cristiandad, pág267)o”

24 septiembre, 2007

Recital

El varón que tiene corazon de lis, / alma de querube, lengua celestial

el mínimo y dulce Francisco de Asís / está con un rudo y torvo animal,”

Es el principio de “Los motivos de lobo” de Rubén Darío que mi padre recitaba entero a veces, en la camilla del cuarto de estar, como también :

“Oigo patria tu aflicción, /y escucho el triste concierto

que forman, tocando a muerto / la campana y el cañón”.

Poesía ésta, del 2 de mayo, no se de quien, que estimulaba el ardor patriótico, que yo aún llegué a conocer. Pero nada como “A buen juez, mejor testigo” de Zorrilla, de la que me se muchos trozos pero no es cosa de recitarlo todo, como hacía mi padre.

“Pasó un día y otro día, / un mes y otro mes pasó,

y un año pasado había, /más de Flandes no volvía

Diego que a Flandes partió”

Inés de Vargas pone al Cristo de la Vega por testigo del juramento de Diego de casarse con ella al volver de Flandes, y lo demanda ante el juez.

_Jesús hijo de María, / ante nos esta mañana

citado como testigo / por boca de Inés de Vargas

¿juráis ser cierto que un día / a vuestras divinas plantas

juró a Inés Diego Martinez / por su mujer desposarla?”

Y la conclusión cuando la mano desclavada de Cristo se posa en los evangelios y dice “Si juro”:

“Las vanidades del mundo / renunció allí mismo Inés,

y espantado de sí propio / Diego Martinez también”..

22 septiembre, 2007

Las citas

Cuando escribía a mi hijo, que Juan estaba en Ann Arbor, como cualquier madre apasionada, atiborraba mis cartas de citas. “¡No me escribas más citas¡”, me contestó una vez. Le hice caso, aún que me costó.

Este verano leyendo el Diario de Etty Hillesum, ésta contestándole a una amiga desde el campo de concentración, le decía: “Sí, que llegó tu carta, llena de citas.” Y me dije a mi misma: “¿Ves Juan? Las citas son necesarias porque es propio del ser humano querer comunicar la verdad. Y copiar, humildemente, aquello que otro ha sabido decir con precisión y con fuerza.

Juan, que tiene más interés en educarme a mí – pese a mi edad – que tengo yo – pese a la suya -, sabido es que los hijos educan más a los padres que al revés, por lo menos durante mucho más tiempo, me dijo ayer a propósito de las citas: “Tú, como escritora deberías no ser vaga y transcribir las citas con tus propias palabras, citando la fuente claro.”.

Y yo me digo: es claro que se puede facilitar la comprensión de una idea, haciéndola nuestra y expresándola, pero ¿ es que no es una hermosa quijotada el creer en la inteligencia y la sensibilidad de quien nos lee y ponerle a beber del mismo manantial en que uno ha bebido para que no se pierda ni una gota? ¿ No es una invitación ello para llevarle a la fuente y que pueda acudir él con su propio cántaro?

Como las cerezas

La lectura del artículo de Alejandro Llanos sobre la importancia de los libros, me recordó a Marcel Proust, al que cita, y mi tiempo de entonces. Disfruté la lectura de tres volúmenes de su serie: “En busca del tiempo perdido”, cuando tenía yo vistas las cosas, mucho tiempo por delante. Ahora espero que el Señor no considere que perdí miserablemente el tiempo, en busca del que había perdido Marcel Proust.
Si que era consciente entonces – tenía 33 años y cuatro hijos – de que no se puede escribir tantas vidas sin hacer la menor alusión a Dios.

La cita que traía el artículo mencionado era “La atmósfera de esta amistad pura – escribe Proust- es el silencio, más puro que la palabra. Además, el silencio no lleva, como la palabra, la marca de nuestros defectos, de nuestros fingimientos. El silencio es puro. Entre los pensamientos del autor y el nuestro no interpone esos elementos irreductibles, refractarios al pensamiento de nuestros diferentes egoísmos. El lenguaje mismo del libro, es puro, transparente, merced al pensamiento del autor que lo ha aligerado de todo lo accesorio hasta conseguir una imagen fiel . Es la más noble y ennoblecedora de las distracciones, ya que unicamente la lectura y la sabiduría proporcionan los buenos modales de la inteligencia”.

El profesor Llanos hablaba también del libro rojo de Mao y recordé mis tiempos universitarios y aquellas ideologías marxistas tan emboga entonces y en las que gracias a Dios, y solo a Él, no caí.

21 septiembre, 2007

De acuerdo

No puedo estar más de acuerdo con lo que Alejandro Llanos, escribe sobre la importancia de la lectura. Algo que los aficionados a los libros hemos pensado o intuido muchas veces y a lo que él da forma.

“La lectura tiene un efecto magnífico inmediato. Mientras se lee, no se incordia al prójimo. Pero hay mucho más. Porque, según Marcel Proust, la lectura es la amistad pura y tranquila. Que es una actividad tranquila no se debe únicamente a que mientras se lee en silencio no se molesta a nadie. Además de no intranquilizar, nos aquieta, nos serena. Adoptamos una actitud contemplativa, en la que solo nos interesa conocer lo que el autor dice, la teoría que expone, la historia que relata, la emoción que expresa".

“La atmósfera de esta amistad pura – escribe Proust- es el silencio, más puro que la palabra. Además, el silencio no lleva, como la palabra, la marca de nuestros defectos, de nuestros fingimientos. El silencio es puro. Entre los pensamientos del autor y el nuestro no interpone esos elementos irreductibles, refractarios al pensamiento de nuestros diferentes egoísmos..."

“Gracias a esos objetos materialmente mínimos que son los libros, el lector elige sus interlocutores entre las cabezas más lúcidas y sensibles de la humanidad”

“ Una educación que prescinda de los libros y todo lo fie a las nuevas tecnologías y al activismo, es una mala educación. (…) Donde está la libertad, allí están los libros. No olvidemos que todas las formas de totalitarismo han tratado de suprimir la afición a la lectura, o la han reducido a una sola posibilidad, como sucedió con la imposición en China del libro rojo de Mao. Mientras nos quede la palabra, habrá al menos un rescoldo de libertad. El mejor antídoto contra la violencia es la pasión por la lectura.”

17 septiembre, 2007

17 de septiembre 2007

Cuando llega este día pienso que el 17 de septiembre de 1990, mi marido se fue de casa. Recuerdo también, aunque no lo viví, que el 17 de septiembre de 1939 septiembre de 1939, San JosemaríaEscrivá celebro misa en el altar de la Trinidad de la Catedral de Valencia, y a mitad de celebración se encontró mal y tuvo que retirarse a la sacristía. De allí lo llevaron al “Cubil”, primera residencia de estudiantes del Opus Dei en Valencia en la calle de Samaniego nª 9 y como estaba tiritando y allí mantas no había, se acostó en un catre de tijera de hierro y madera y lo abrigaron con unos cortinones que alguien había dado.

Han pasado 17 años. Hoy es todo distinto. Misa de 9 en Guadalaviar, el Colegio del Opus Dei al que fueron mis hijas y ahora van mis nietas. La clase de Marta que si Dios quiere comulgará este año, ha entrado en el oratorio. Su profesora al verme, la sentado a mi lado. Me ha conmovído ver junto a mi a esa preciosa niña rubia, moscovita, que el Señor me ha dado, y le he dado las gracias. Luego, con mis dos hijos, en la sobremesa de la comida hemos estado ojeando “La Valencia que conoció el Fundador del Opus Dei”, y mi hijo mayor me ha hecho notar que la casa de Paz 26, ya desaparecida, la había hecho su bisabuelo. Al pie de la foto se leía: en esta casa estaba la Pensión Balear en la que se hospedó San Josemaría en uno de sus viajes a Valencia”. Alegría, y confirmación. Hay un hermoso hilo conductor en nuestras vidas, que a veces se nos permite ver.

Hoy mi nieto Juan cumple tres años. Hemos tenido fiesta. Aquella niña que de alguna manera perdió el padre un 17 de septiembre cuando tenía 17 años, y que tanto lloró por ello, otro 17 de septiembre sería madre de su primer hijo… Ya he empezado a rezar por él. Porque lo ordenen.

16 septiembre, 2007

Aniversario

El 16 de septiembre del 2002 murió en Roma a los 74 años de edad

François- Xavier Nguyen Van Thuan, a los 74 años de edad, Presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz. Durante trece años estuvo encarcelado por el Gobierno comunista vietnamita ; nueve de ellos en régimen de aislamiento. Una vez liberado Juan Pablo II le acogió en Roma y predicó para él y la curia vaticana los ejercicios espirituales del 2000. “Testigos de esperanza”, un libro precioso, recoge esas predicaciones:

“Es difícil imaginar con cuánta ansia nuestro fieles en los años de prueba (de 1958 en adelante) desafiando el castigo o la cárcel porque se trataba de “propaganda extranjera reaccionaria”, trataban de escuchar Radio Vaticano
para oír palpitar el corazón de la Iglesia universal y estar unidos con el sucesor de Pedro.
Más tarde hice yo mismo esa experiencia.
Estaba en el aislamiento de Hanoi cuando un día, una señora de la policía me trajo el pescadito que yo tenía que preparar. Cuando vi el envoltorio me llené de alegría que no manifesté. No era por el pescado sino por la hoja que lo envolvía: dos páginas de L´Observatore Romano. Cuando, en aquellos años, el periódico vaticano llegaba a la oficina de correos de Hanoi, era requisado y vendido en el mercado como papel. Con calma, sin que me vieran lavé bien aquellas hojas para quitarles el olor y las sequé al sol y las guardé como una reliquia”

Educcación para la ciudadanía

La asignatura de “La educación para la ciudadanía”, que a Arturo Pérez – Reverte, le hace troncharse, me recuerda a la nuestra de la “Formación del Espíritu Nacional”. De esa, nos tronchábamos nosotras sin esperar a crecer. Era el libro verde, y decía cosas bastante pintorescas que omito por respeto. Ojalá que los chavales puedan tener respecto a la “Educación para la ciudadanía”, si es que es inevitable, una mente crítica parecida a la nuestra. Pero lo dudo. Nuestra sociedad, todo lo gris que se quiera, tenía una familia fuerte y es ésta la que realmente educa y defiende de las memeces de los políticos. Estos días ha dicho el Dalai Lama, que él ha llegado a ser lo que es gracias a su madre (aunque ahora es impensable que una madre no trabaje fuera de casa, sin duda que ello va a dejar su huella en la educación de los hijos). Además, muchos íbamos a colegios de religiosos o religiosas. Si se ha recibido una buena catequesis, se ven las cosas como realmente son, no como nos las quieren contar quienes tratan de igualar a la baja, halagar la mediocridad, y fomentarla con una televisión zafia, y conseguir votos. Si el Estado trata de imponer una moral, aunque la llame cívica, que choca frontalmente con la ley natural, prescinde de Dios y con la que los padres, que son los auténticos responsables de la educación de los hijos no están de acuerdo, si además no aceptan la objeción de conciencia para impartir o recibir dicha asignatura, está sencillamente avasallando.

14 septiembre, 2007

Naderías

El libro verde

A mí la asignatura de “La educación para la ciudadanía”, que a Arturo Pérez – Reverte, le hace troncharse, me recuerda a la nuestra de la “Formación del Espíritu Nacional”. De esa, nos tronchábamos nosotras sin esperar a crecer. Era el libro verde, y decía cosas como ésta: “ A Jose Antonio le hubiera gustado amar a una mujer, como la amó y compartir con ella, cristiana y dulcemente una vida apacible”. Ojalá que los chavales pudieran tener respecto a la “Educación para la ciudadanía”, si es que inevitable, una mente crítica parecida a la nuestra. Pero lo dudo. Nuestra sociedad, todo lo gris que se quiera, tenía una familia fuerte y es ésta la que realmente educa y defiende de las memeces de los políticos. Teníamos una madre a tiempo completo (estos días ha dicho el Dalai Lama, que él ha llegado a ser lo que es gracias a su madre) y muchos íbamos a colegios llevados por religiosos o religiosas. Cuando se ha recibido una buena catequesis, se ven las cosas como son, no como nos las quieren contar quienes pretenden igualar a la baja, halagar la mediocridad y conseguir votos. Se detectan tontadas y errores Si el Estado trata de imponer una moral, aunque la llame cívica, que choca frontalmente con la ley natural, prescinde de Dios y con la que los padres, que son los auténticos responsables de la educación de los hijos, está sencillamente avasallando.

Me encanta oír a mi nieta Vega de año y medio decir de vez en cuando: “¿qué tal?”. Con su mirada azul chispeante y su sonrisa perenne. El que Vega no pueda entender la contestación del que la escucha, respecto al estado de ánimo de éste, no supone ninguna novedad: a los adultos que preguntan ¿qué tal? les importa un comino la contestación.


Leyendo a un varón sesudo que hablaba con entusiasmo del poeta Virgilio
y la moralidad de su paganismo ingenuo, frente al paganismo pervertido griego, me acordé de Virgilio el asistente de mi padre (por su graduación militar tenía dos),que me llevaba al Colegio de niña, cuya mano peluda no quería cogerme en los cruces, y al que una vez llegando a casa y después de tirar alegremente la cartera, le decía con decisión: ¡ Virgilio, las divisiones¡


Una película que me entusiasmó de niña, era “El Mundo en sus manos” de Gregory Peck y Ann Blayth. Especialmente su escena final con los dos con sus manos unidas sobre el timón del barco. Gregory Peck fue el galán de mi infancia. El más guapo de todos. Tenía una postal en blanco y negro con su cara, de la que tuve que deshacerme, regalándosela a mi hermana, porque encontraba su boca demasiado atractiva. Pero no me refiero a eso. Me refiero a que ahora, con un portátil, cualquiera puede tener el mundo en sus manos.

12 septiembre, 2007

Pavarotti y un cuento judío

De fuentes fidedignas y no exentas de gracejo sevillano, he oído esta mañana contar la muerte de Pavarotti y un cuento judío. Aquí están:


Publicó “Il corriere della sera” que un periodista de dicho periódico amigo de Luciano Pavarotti fue a verlo a Villa Julia ( el nombre de su madre y de su abuela) cuando ya estaba muy mal. Tras el “Luciano ¿cómo estás? Pavarotti le dijo que ya no le gustaba escuchar a Pavarotti que es lo que le había gustado toda su vida, sino una nana cantada por Plácido Domingo. Después, cerró los ojos y por una vez un periodista fue discreto y en silencio se retiró. Cuando llegó a la puerta, Pavarotti abrió los ojos y le dijo: “Me he confesado, escríbelo”. Al oírlo, el periodista volvió a acercarse a la cama y Pavarotti continuó: “Dios me ha dado mucho y yo me he portado muy mal con Él. No espero ya la vida, pero si tengo confianza en la vida eterna.”


Había una vez un comerciante judío muy buen comerciante inculto pero piadoso que tenía que viajar mucho. Al atardecer sacaba su libro de oraciones, y mirando a Jerusalén las leía. Un día olvidó al ponerse en camino, llevar consigo su libro de oraciones y contristado, por no saberlas de memoria, pese a que llevaba mucho tiempo leyéndolas empezó a rezar así: “Señor, soy tan bruto que no se me ninguna oración pero si que se me el abecedario. Voy a decírtelo tres veces y Tú coje de ahí las letras que necesites para hacer una oración a tu gusto”. Dicen que del cielo se oyó una voz que decía que Dios hizo entonces la oración más bonita de la historia.

11 septiembre, 2007

De SAn FRancisco de Sales

Con disfrute y me gustaría que también con aprovechamiento, leo en mi primer cuarto de hora mañanero, después del desayuno – cada cosa a su tiempo – “La introducción a la vida devota” de San Francisco de Sales. Una delicia. Y un traductor de excepción: Don Francisco de Quevedo y Villegas. En él, San Francisco de Sales instruye a Filotea, con acierto y amenidad, sobre multitud de temas. Valga éste sobre el buen ánimo que debemos tener, en lo tocante a ir tras la perfección:

“ …Mas bien ves que la montaña de la perfección cristiana es en extremo alta; pues ¡pobre de mí¡ (dirás tú) ¿cómo podré subir a ella? Ánimo Filotea.
Cuando las pequeñas mosquillas de las abejas, comienzan a tomar forma, no saben volar sobre las flores y montes ni sobre las colinas vecinas para juntar miel; pero poco a poco, criándose de la misma miel que sus madres las preparan, vienen a criar alas y a fortificarse de manera, que después vuelan a buscarla por todo el país. Verdad es que nosotros, siendo pequeñas abejas en la devoción, no podremos subir según nuestro intento, que no es menor que llegar a la cima de la perfección cristiana; más si comenzamos a tomar forma por nuestros deseos y resoluciones, las alas nos comenzarán a salir. Menester es pues esperar que algún día seremos abejas espirituales y podremos volar en la perfección. Criémonos en este ínter de la miel de tantos saludables consejos y santa doctrina como los antiguos devotos nos han dejado; y roguemos a Dios que él nos de plumas como de paloma, para que no solo podamos volar durante el tiempo de la vida presente, sino también reposar en la eternidad de la futura”.

10 septiembre, 2007

Torreciudad

Llegar hasta las tierras altas de Aragón, más allá de Barbastro, a la jornada anual de las Familias, a pedir a Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad protección para ellas, tiene, como peregrinación, su pequeña dureza y su mucho de aprendizaje. Podrá gustar más o menos el proyecto del santuario, pero conmueve siempre contemplar una arquitectura espléndida. El impecable acabado, las incisivas aristas de su volumen recortándose en el cielo, los muros de ladrillos de colocación perfecta, así como el despiece de su cubierta de teja árabe, hacen de la explanada un templo con un magnífico retablo al fondo. Por el Santuario de Torreciudad, no pasa el tiempo. Es como si los ángeles lo conservaran. San Josemaría, que quería. ser arquitecto, antes de ver que Dios le pedía no construir con ladrillos sino con hombres, debe contemplarlo emocionado. Eso si que es trabajo bien hecho, y hecho cara a Dios.

A primera vez que fui a Torreciudad, fue con cuatro niños pequeños, la pequeña gateaba por debajo de la mesa mientras comíamos. Ahora he vuelto con ella, solo que la acompañaban su marido y sus dos hijos pequeños. A la ida rezamos el rosario en el coche. El pequeño Juan de tres años se armaba un pequeño lío con el Avemaría con la que intentaba contribuir. El pobre tuvo que desistir. La Pequeña Vega, de año y medio, también puso su cuarto a espadas y de vez en cuando decía Amén. La vida no es una rueda. Es un vector, cuya flecha, mira al cielo.

06 septiembre, 2007

Encuentro

Al funeral de Montse, fue también Mary Carmen. Aunque solo nos vemos por casualidad hay buena onda entre nosotras, las dos somos rezadoras. No hace mucho que me había dicho salir de Santa la Iglesia de Santa Catalina:

“Reza por mi amiga Paquita, tiene cáncer de huesos, está muy mal y no quiere confesarse ni que le hablé de Dios, está rebotadísima. Hasta me ha dicho que no vaya más a verla”. Recé. Así que cuando a la salida del funeral me dijo con sonrisa luminosa: “¿Te acuerdas de mi amiga Paquita?”. Me acordaba. Continúo: “ Ha muerto estupendamente”. Le pedí que me contara esa muerte y lo hizo.

Mary Carmen olvidó sus palabras, continúo viéndola. Gracias a ella – al no tener respuesta ni por teléfono, ni en casa - la encontraron los del Samur a los pies de la cama con una pierna rota. Además Paquita era diabética y estaba muerta de sed, por lo que consideró un milagro el haber podido salir de esa situación. Cuando ya estaba muy mal Mary Carmen le habló claro: “Te vas a morir, el demonio quiere que te vayas con él, si te empeñas´en no pedir perdón a Dios. Dios te quiere y quiere pasar la eternidad contigo. ¿ Me dejas que te eche agua bendita?”. Ella no le dejo. Mary Carmen me explicó: “Ya sabes que los demonios huyen del agua bendita, pero aunque es un sacramental, no actúa si uno no quiere”. Yo eso no lo sabía. Mary Carmen siguió sin desanimarse: “¿Quieres a la Virgen?”. Paquita dijo que sí. Mary Carmen sacó una estampa de la Virgen para que la besara. La besó. Y luego Paquita rezó un Padrenuestro con una voz firme, impensable. Eso sucedía a las diez de la noche y Paquita murió a las ocho de la mañana. Esa noche habló con su hermano a quien no trataba y al preguntarle si era feliz, ella dijo que sí. Me dijo Mary Carmen, sin dejar de sonreír: “Jesucristo la esperó "

05 septiembre, 2007

Ayer

Ayer nos enteramos que el quinto hijo que espera Marta, es niño. Aunque los varones cuestan bastante más de educar que las niñas, yo estoy ilusionada. Prefería que fuera chico. A ver si el nombre que eligen es el de Pablo, que sería lo sensato: el nombre de su padre, San Pablo es un santazo y se celebra el bimilenario de su nacimiento. De entrada se descartan los nombres pijos de niñas, en los que se tienen en cuenta más las protagonistas de telenovelas que la gran mujer de carne y hueso que en otro tiempo los llevó.

Justo cuando Marta estaba en el ginecólogo, yo estaba en el funeral de Montse, Numeraria del Opus Dei desde jovencita, que ha muerto a los 38 años, en tres meses de cáncer de útero. Así es la vida. Montse es una santita que, pocos días antes de morir, dijo a su madre: “Tenemos que pedir el alta voluntaria, porque tengo que ir a Barcelona, como todos los años a hacer mi curso de estudios”. Cuando, quien debía hacerlo, le dijo que se iba a morir, ella contestó: “Ah¡ no, eso es muy fuerte”. Insistieron: “Pero, Dios lo quiere”. Y su respuesta: “Ah¡ bueno si Dios lo quiere…”. Al contármelo su madre, me emocioné y también recordé las últimas palabras, que Cervantes pone en boca de Don Quijote: “…y consiento en mi morir con voluntad placentera clara y pura; que querer hombre vivir cuando Dios quiere que muera es locura.”. Las últimas palabras de Montse, con un hilo de voz, fueron: “gracias Noelia”. Noelia, era la enfermera que acababa de prestarle un servicio.

03 septiembre, 2007

La Paciencia

La paciencia

“Y mediante la paciencia, poseeréis vuestras almas

"El amor es paciente"

Ya se ve que no es virtud pequeña la paciencia. Cuando tenía dieciséis años, el sábado anterior al domingo de Pentecostés, la Madre Pilar, nos hizo coger, sin verlo, un cartoncito que tenía dibujada una paloma y sobre ella y en su parte inferior, un don y un fruto del Espíritu Santo gozo, y nos recomendó que pidiésemos ese día el don y el fruto que nos había salido, porque los necesitábamos. Los míos fueron entendimiento y paciencia.

Respecto al entendimiento, creí que ya lo tenía y de alguna manera así era, pero he de reconocer que ha aumentado, y en cuanto a la paciencia la iba a necesitar de veras a lo largo de la vida.

Ayer leí en la primera carta de San Pedro que: “ en los días de Noé los esperaba ( a que se construyera el arca en la que entraron ocho personas) la paciencia de Dios”. Me gustó.

Cuando mi marido se fue, yo acudí al Convento de San José y Santa Teresa de Carmelitas descalzas, donde había una monja que había sido alumna mía y donde además había pasado su vida desde jovencita hasta su muerte, Aurora, tía carnal de mi marido. Fui allí a pedir a las monjas que rezaran porque volviera. De esto, han pasado diecisiete años…

Tambien ayer,leyendo “Historias y Anécdotas del barrio del Carmen”, de Juan Luis Corbín Ferrer, me he enteré de que en el Convento de San José y Santa Teresa, se veneraba una imagen de Nuestra Señora de la Paciencia que los sarracenos destrozaron al saquear Oropesa, donde se le daba culto, y don Miguel Cervellón y otros trajeron a Valencia, como atestiguan los siguientes versos:

“Las imágenes sacras recogieron

y rotas a Valencia las truxeron.

El que las recogió no se me esconde

Don Gaspar Mercader, de Buñol Conde”


Como alguna vez he dicho, sigo rezando por mi marido. La paciencia, como se ve me ha sido dada. Como dicen las Carmelitas Descalzas, cada vez que contestan al teléfono: “Alabado sea Jesucristo”.