30 septiembre, 2006

Dias hermosos

El 21 de septiembre, festividad de San Mateo Apóstol, me enteré de la hermosa decisión de uno de mis hijos, que tiene no poco de heroísmo. Comprobé, una vez más que los hijos son libros vivos, libros en blanco en los que vale la pena escribir. No solo cuando son niños, porque el ser humano es permeable siempre. Ese día no escribí, en mi pequeña agenda, encuentros con amigas, confiándolos a la memoria (olvidando que un lápiz corto es mejor que una memoria larga) y lo siento.. No son para despreciar los encuentros habidos en la fiesta de uno de un Apóstol, más bien son como una pista. Solo recuerdo que estuve con mi amiga Amparo.

Ayer festividad de los tres Arcángeles: San Miguel San Gabriel y San Rafael me levanté consciente de la importancia del día: San Miguel que libró la gran batalla en el cielo contra Satanás que cayó a la tierra como un rayo; San Gabriel que llevó a la Virgen la embajada de parte de Dios del hecho más grande de la historia: la Encarnación del Verbo, y San Rafael que encontró para casarse con el hijo de Tobías a una mujer joven, guapa y rica. Sí recuerdo los encuentros de ese día: Luz Pitarch, mi hija Marta –y el delicioso paseo con ella por el Mercadito a comprar plantas -, mi hijo Juan a comer, y por la tarde salí con mi nieto Alejandro que comulgará este año. Le hablé de los tres arcángeles cuando íbamos en el autobús. Va a ser difícil la catequesis a esta generación que tan acostumbrada está a que todo les entre por los ojos. Me dijo algo hermoso: ha puesto a su ángel de la guarda el nombre de Salvador. Luego ví que en la misa se arrodillaba al llegar la consagración. Por la noche volví a ver a mi amiga Amparo.

28 septiembre, 2006

Más del diario de Delibes

El 20 de junio de 1971 Miguel Delibes termina así el diario de un año de su vida:

“Un año ( ahora me doy bien cuenta) es poco más que un suspiro y, sin embargo, caben muchas cosas en un suspiro: el cincuenta aniversario del propio nacimiento, el veinticinco de matrimonio, la operación de un hijo, la boda de una hija, la fractura de una pierna, la muerte de media docena de amigos entrañables..Esto sin hablar, por una vez, de aspectos entrañables de la vida de uno. En otros planos es obvio que en un año cambian y se alteran muchas cosas, siquiera las esperanzas y desesperanzas del hombre apenas muden. Un año, un suspiro. Abruma pensar que en veinte suspiros un niño se hace hombre, en otros veinte madura y en veinte más envejece. La condición fatalmente efímera del hombre, unida a su condición de ser pensante y sensible alimenta mi esperanza de que todo no puede concluir aquí. Es una máquina demasiado perfecta y reflexiva, el hombre, como para aceptar que todo se reduzca a un proceso fisicoquímico que se desarrolla dentro de un tubo de ensayo”.

Cuando leí esto de joven, se me quedó. Ahora lo he recordado. Hace falta mucha mas fe –pienso - para creer que vamos, sin más, a la fría tumba, que para creer que vamos al encuentro con Dios, que aquí vemos solo “el revés de la trama”, pero que con nuestra vida de aquí, decidimos aquella.

26 septiembre, 2006

Del diario de Delibes (I)

Escribía Miguel Delibes el 30 de mayo de 1971:

“Uno de estos días hará el año de la muerte del matrimonio Guzmán, uno de los fenómenos humanos que más me ha afectado. Don Antonio, viejo cirujano con más de ochenta años encima, nos confiaba a los amigos, cuando su mujer enfermó, el insoportable dolor que para él suponía el sobrevivirla. Por lo visto esta posibilidad jamás había entrado en sus cálculos. No obstante mientras su esposa estuvo en cama no se separó de su lado y cuando falleció (con una mano entre las suyas) él sufrió un síncope y murió un cuarto de hora más tarde. Al día siguiente emocionaba ver juntos los dos ataúdes gemelos cubiertos con las flores silvestres y las aromáticas matas de tomillo de la casita que el matrimonio había escogido para su retiro. Ante esto me resulta difícil identificar el amor con el sexo; la ecuación amor- orgasmo no me sale. Yo pienso que el amor sobrevive al sexo y el culto al orgasmo, tan extendido, participa de aquel pero no es aquel” (“Un año de mi vida”)

Tomando café con Lola, le he dado a leer este fragmento. Se ha emocionado. Mis abuelos – me ha dicho – murieron de forma parecida: mi abuela María. le decía a mi abuelo: “Mariano tu eres muy renegón y a ti, si yo me muero no te va a aguantar nadie. Así que le he pedido al Señor que yo me muera después que tu para poder cuidarte”. El buen Mariano se murió a los 84 años y diez días después murió ella. Se murió de pena. Había cubierto aguas. Mis abuelos –seguía diciéndome Lola – estaban siempre discutiendo pero se querían mucho. Yo pensé en los míos, los dos llegaron a la ancianidad, también discutían mucho. Mi madre decía de ellos: “Están siempre como el perro y el gato, pero no pueden vivir el uno sin el otro”•

20 septiembre, 2006

Rincón de libros

Quienes leemos, sufrimos mucho. Sobre todo cuando los libros que se leen son libros que iluminan, que impulsan, que dan alas, que esclarecen verdades que tocan en lo profundo el corazón humano, cuando no se lee
ni a tontas ni a locas, cosa de lo más insensata, sino que la lectura está aconsejada, dirigida por quienes, además de tener sólido criterio, no les da lo mismo desparramar su vida tontamente, que pasar por el mundo haciendo bien.

Y decía que sufrimos mucho porque no se puede disfrutar algo sin tratar de transmitirlo (el bien de suyo, es difusivo). Y esto a veces no es fácil y por ello se sufre. Sucede a veces que dentro de la lectura hay un pensamiento que nos sorprende gratamente – como a mi me sorprendió el que Ortega y Gaset dijera que la definición más científica del mundo se encuentra en la Salve: “valle de lágrimas” -, que expresa brillantemente aquello que tal vez intuiamos. En definitiva, la expresión de una idea que nos atrapa. Entresacamos entonces ese pensamiento o párrafo y lo convertimos en una cita. Enriquecerá nuestro fichero. Podremos utilizarlo ( sin omitir la fuente) en nuestra escritura o en nuestra conversación y quizá, y ello es importante, incorporar su sentido a nuestra propia vida. Hacerlo vivir en nosotros. Asimilarlo. Es en éste sentido, aunque no con estas palabras, como decía Carmen Martín Gaite que debían vivir los libros: en las mentes de quienes los leen.

Pero también puede suceder que el libro entero nos haya cautivado. Hay que recomendarlo entonces. Aunque quien lo lea no lo termine, como a veces pasa con un buen postre. Llevo desde mi juventud, leyendo mucho y he cumplido los sesenta. Quizá sea esta esa bendita hora, de la que habla Chevrot, en la que “ el pensamiento se decanta y se vuelve más lúcido”. Valga este dato personal para justificar mi pretensión de ser una buena “aconsejadora de libros”. Es lo que me gustaría hacer desde aquí, desde este “Rincón de libros”, si es que “Paraula”, me da esa oportunidad. Siempre se ha dicho que la buena lectura ha hecho muchos santos. ¿No es este un buen aliciente para todos nosotros?


(artículo que enviaré a "Paraula" para lejos de "contribuir a la confusión general"
escribir allí dando buen pasto.

16 septiembre, 2006

El abanico

Ayer acompañé a Aurora a misa. Aurora es una de esas mujeres buenas, que Dios ha colocado en mi camino. Ha superado un cáncer de pecho y ahora el corazón le hace agua. Aurora es gallega, una gallega cariñosa y recia que ha trabajado mucho, que ha luchado mucho para pasar por el mundo haciendo bien. Hija de militar, le dice a Moncho, su hermano pequeño que, como tantos otros profesionales brillantes, no practica la fe en la que lo educaron. : “Moncho, papá no nos ha dejado bienes de fortuna, porque no los tenía, pero nos ha dejado la fe que es un bien infinitamente mejor”. Él le escucha atenta, Aurora ha sido un poco como su madre, a ésta la perdieron de muy niños. Ella, que como tantas mujeres, madres o hermanas, lleva toda su vida rezando por él, procura decirle cosas que le toquen el corazón, está convencida de que éste es “recuperable”. Al acabar la misa, Aurora me regaló el abanico que estaba utilizando, a veces la abanicaba yo para evitarle esa fatiga, porque Aurora está mal. Me dijo: Quédatelo Rosa, para que cuando lo uses te acuerdes de rezar por mí”. En el abanico, sobre la tela blanca estaba escrito con letras rojas: “LA FAMILIA, SI IMPORTA”. Seguro que era el abanico que venía, junto con el rosario de dedo y el libro en el que Benedicto XVI habla sobre la familia, en la mochila del peregrino. Hace tiempo, otra amiga me regaló otro abanico blanco. También al hacerlo me dijo que así, cuando lo usara, podía acordarme de rezar por ella.

13 septiembre, 2006

En la mochila del peregrino (II)

El rosario de madera, rosario de dedo, es para gastarlo. Octubre es el mes del rosario. Abre marcha Teresa de Lisieux que sin salir de su Carmelo fue, por su oración y mortificación, Patrona de las Misiones. Nosotros aquí tambien tenemos marcha. Hoy, como dice Georges Chevrot, en un hermoso libro. “En lo secreto”: no hay necesidad de cruzar los siete mares para encontrar paganos. Los hay cerca de nosotros: cuando menos semipaganos o tan solo semicristianos, según que hayan renegado u olvidado su bautismo. Y a esos Cristo nos los confía.” El rosario es arma poderosa. Sigue siendo verdad aquello que cantábamos hace años:
El rosario de madera, rosario de dedo, es para gastarlo. Octubre es el mes del rosario. Abre marcha Teresa de Lisieux que sin salir de su Carmelo fue, por su oración y mortificación, Patrona de las Misiones. Nosotros aquí tambien tenemos marcha. Hoy, como dice Georges Chevrot, en un hermoso libro. “En lo secreto”: no hay necesidad de cruzar los siete mares para encontrar paganos. Los hay cerca de nosotros: cuando menos semipaganos o tan solo semicristianos, según que hayan renegado u olvidado su bautismo. Y a esos Cristo nos los confía.” El rosario es arma poderosa. Sigue siendo verdad aquello que cantábamos hace años:
“Las cuentas del rosario, son escaleras / para subir al cielo, las almas buenas”. Con él en la mano y en los labios, no subiremos al cielo solos.

¿Y qué decir del libro que recoge la enseñanza del Papa?. Si uno trata de subrayar en él aquello que le impacta, a veces acaba subrayando la página entera. Leámoslo despacio. Nos hace falta. Los ataques a la familia son reales y continuos, a veces subliminales.¿Nos hemos dado cuenta de la frecuencia con que en películas o series televisivas la pareja de protagonistas es un hombre mas que maduro y una chiquilla? ¿No es ello una invitación sutil al divorcio, a cambiar a la esposa como se cambia una nevera? Y es que como dice el Papa, “Hoy, que las personas olvidan a menudo su origen y por eso pierden su meta, son fácilmente víctimas de caprichosas tendencias sociales, de la distorsión de la razón por grupos de intereses particulares y de un individualismo exagerado.”. Hay tanto que decir…

Rosa Navarro

En la mochila del peregrino (I)

He escrito un artículo para “Paraula”. Se titula: “En la mochila del peregrino”. Como es un poco largo lo voy a “postear” en dos veces. Hélo aquí:

En la mochila que nos dieron cuando Benedicto XVI nos vino a ver, había varias cosas, entre ellas: un abanico, un rosario de madera de los que se pueden rezar discretamente por calle y un libro estupendo. “El Papa con las familias”( Toda la enseñanza de Benedicto XVI sobre la familia).

El abanico lo podemos seguir utilizando porque el verano no se quiere ir. También pudo servirnos, pasados esos días, para hacer buenos contactos. Era fácil iniciar la conversación, con una mujer, joven o no, a quien encontrábamos utilizándolo en una
parada de autobús bajo el sol de julio, o en cualquier cola de espera: “ Ah ¡ ¿Tú también estuviste en la Ciudad de las Ciencias cuando vino el Papa?” y a poco que se añadiera a ésta frase, la conversación fluía alegre y aquella podía dar mucho de sí. Volviéramos o no a ver a esa persona, el día con ese diálogo inesperado se había iluminado. Habíamos encontrado a una
hermana. Llegaba hasta nosotros el “buen olor de Cristo” que la visita de Benedicto XVI nos había dejado. Es bueno que el cristiano sea hombre “que las cace al vuelo”y la cristiana mujer “que no pierda comba”. Es decir, que aproveche las ocasiones que le ponen al paso. Que aproveche los encuentros. Que sus conversaciones eleven, con humildad pero con convicción, la temperatura ambiente.

06 septiembre, 2006

Plato fuerte

Acabo de recibir el E-mail de una amiga que, podía ser mi hija, y después de darme noticias suyas, lo siempre se agradece, me manda otro con un montón de frases que se supone que evocan en nosotros un sentimiento de felicidad. Pondré algún ejemplote ellas:

“Cruzar la mirada con un guapo desconocido”
“El olor de una toalla limpia secada al sol”
“Un bote de nocilla”

Luego el mensaje recomienda que se mande a 7 más y dice que si lo hacemos, algo bueno nos sucederá en el día. Si a alguien le hace feliz leer cosas así, nada tengo que objetar a ello. No es fácil la felicidad, así que no es cosa de hacerle ascos a algo que, no siendo ilícito, nos la procura. Por lo que a mí respecta, para quedarme a gusto, prefiero un buen plato de potaje a un aperitivo aunque sea de caviar. Me van los platos fuertes. A mi edad no estoy para fruslerías, necesito energía para sacar rendimiento a un tiempo que cada vez valoro más. A propósito de mandar el mensaje diré que eso de “las cadenas”, es viejo. Cuando era joven se escribían a mano, venían en sobre cerrado y siempre te amenazaban con algo si la rompías. En eso hemos adelantado. Sabíamos que es superstición creer que romper o no romper la cadena vaya a tener influencia positiva o negativa en nuestra vida. Si difundimos el bien seremos buenos y si el mal, éste nos contaminará. Pero eso ya se sabe. Este tipo de mensajes abundan en evocar sensaciones. Como si el hombre no tuviera otro tipo de placer. Lástima. Voy a tratar de difundir, a mi vez, una sola frase: “ Cayó en un amor ilícito. Cosa que les sucede a muchos jóvenes que conceden demasiada libertad a sus miradas”. La frase es de Sakespeare.

04 septiembre, 2006

"La novena de San Agustín"

En Samper de Calanda, antes de la fiesta de San Agustín, allá por los años cincuenta iba un niño con una campanilla por las calles del pueblo cantando: “ A las ocho de la tarde, en la plaza de Santo Domingo:¡la novena de San Agustínnnn¡” Y al llegar esa hora para allá se encaminaban, llevando su silla, las mujeres del lugar, para colocarse frente a la capilla abierta que se encontraba encima del arco de la plaza.

San Agustín… Como nos acordamos, las madres cristianas de hijos varones de él y de su madre Santa Mónica. Ésta, con sus lágrimas y oraciones consiguió la conversión de su disoluto hijo. Ella fue doblemente madre de uno de los mayores santos de la Iglesia. He aquí,en su honor,algunas de sus frases:

“Tarde te amé Hermosura antigua”

“Nos hiciste Señor para Ti, y está inquieto nuestro corazón hasta descansar en Ti”

“Lo primero es la humildad, lo segundo es la humildad y lo tercero es la humildad. Porque la humildad es el fundamento de la caridad.”

Algo diré de Santa Mónica, a la que desde niña siempre miré con simpatía.