31 diciembre, 2005

Balance

Cuando yo era joven, me contaba mi madre que lo vivió, que en Alcañiz, cuando la que era joven era ella, el 31 de diciembre en la Iglesia Colegiata de Santa María se hacía al caer de la tarde, un balance del año que se iba. Una especie de examen de conciencia que leía voz alta un sacerdote desde el púlpito. En él, a las preguntas que suponían un posible descamino respecto a la ley de Dios y después de un pequeño tiempo de reflexión, para que cada uno en silencio se contestara a sí mismo, el sacerdote apostrofaba, con una voz que ella imitaba lúgubremente: “¡Tiempo perdido¡”. Y era divertido ver el contraste entre su aire socarrón y el tono de su voz. Y nos decía, a mi marido y a mí, que uno acababa atemorizado ante el desalentador panorama de lo que había supuesto ese año cara a ese juicio de Dios que a todos nos espera. Como me acuerdo de Miguel de Unamuno cada 31 de diciembre, ídolo de mi juventud, que ese día entró en la eternidad, me acuerdo de ese ¡Tiempo perdido¡ y de los ojos azules de pillina de mi madre cuando lo contaba. Y me viene ahora a la cabeza el apuntador “El Gran Teatro del Mundo” que va recordando a los distintos personajes que hacia el mundo van todos a representar:

“Ama al otro como a ti, y obra bien, que Dios es Dios ”

Se nos va un año en el que, moralmente, de todo habrá habido. Pero ante nuestras debilidades, que no serán pocas, no nos va mal recordar que

“La misericordia del Señor llena la tierra y se extiende de generación en generación”. .

Daré gracias a Dios por este año que termina, confesándome y yendo esta tarde, Dios mediante al solemen Te Deum de la catedral. Quizá así pueda compensar el ¡Tiempo perdido¡

29 diciembre, 2005

Don Miguel

El 31 de diciembre de 1936 moría en Salamanca Miguel de Unamuno mientras departía amigablemente con un colega, no recuerdo con quien, sentado en una mesa camilla de brasero de piñol. Su interlocutor observó el silencio de D. Miguel y un cierto olor a quemado. La zapatilla de paño de D. Miguel estaba ardiendo. Don Miguel tuvo pues una muerte dulce. En su “Vida de D.Quijote y Sancho” había escrito: “...toda vida se corona y completa en la muerte y a la luz de la muerte es como hay que mirar la vida. Y tan es así, que aquella antigua máxima que dice “cual fue la vida tal será la muerte” habrá que cambiarla diciendo: “cual fue la muerte tal fue la vida”.La verdad es que él pasó toda su vida hablando, o escribiendo que es otra manera de hablar. También había dicho: “Quiero morir con los ojos abiertos / quiero morir bien abiertos los ojos”. Lo que bramaría ahora si viera como la gente muere entubada y sola. Lo cierto es que murió sin enterarse quien, durante toda su vida, no se había quitado de encima el pensamiento de la muerte. Decía Ronald Knox que como la muerte es un duro trago y Dios es nuestro Padre, suele concedernos el tipo de muerte que prefiramos, si se lo pedimos con asiduidad. De criterio similar debe provenir eso de: “Gloriosa Santa Ana: buena muerte y poca cama”. D. Miguel se fue con el año. Se le rompió el corazón al ver la guerra civil.
Siempre me acuerdo de él en torno a estas fechas.

25 diciembre, 2005

Espigando

Hoy día de Navidad he dedicado un rato a reseñar aquellas cosas de la agenda – se acerca fin de año y es conveniente irla purgando para empezar el año ligeros de equipaje – que no me gustaría que se perdieran. Las compartiré aquí. Al verlas tan dispares, podría pensarse que no tienen ni orden ni concierto. Creo que aunque puedan no tener orden, concierto si tienen.
Empiezo:

“En una alforja al hombro llevo los vicios
los ajenos delante, detrás los míos” (refrán)

El reino de las tinieblas trabaja para meter una mentira tras otra

“Amor notitia est” Solo el amor que da agudeza a la fe, logra que la inteligencia humana penetre en los detalles grandes y pequeños de la providencial intervención de Dios en la historia y el quehacer de los hombres” ( Álvaro del Portillo)

“No os apocáis en nosotros sino que os apocáis en vuestros corazones” (2 Cor 6,12) Si amáramos más, el amor daría una dimensión infinita a nuestras vidas. Es nuestro corazón el prisionero de su egoísmo y de sus miedos.
Quien no sabe amar siempre se sentirá en desventaja, todo le agobiará; quien sabe amar no se sentirá encerrado en ningún sitio. Esto es lo que me ha enseñado Santa Teresita. Y me ha enseñado también otra cosa: nuestra incapacidad de amar pro viene muchas veces de nuestra falta de fe y esperanza” (" La libertad interior")

“El bien posee más consistencia y entidad que el mal, y su impulso es capaz de hacerlo triunfar sobre este último” (idem)

Todos los santos han sido simpáticos

Sante Ncolae, curam domus age. O en cristiano: San Nicolás, danos más.

21 diciembre, 2005

cajón de sastre

Si abrimos este cajón de sastre no vamos a encontrar en él hilo, jaboncillo agujas y tijeras sino algunas de aquellas cosas dispares: coplillas, versos, “sucedíos”… que rondando alegremente por nuestro magín, quizá por su verdad, por su desenfado o por su alegría, nos gustaría compartir.
Allá van:
Mira que te mira Dios
Mira que te está mirando
Mira que te has de morir
Mira que no sabes cuando

Añadiré que este versillo,me pone cuando lo recuerdo, de excelente humor.
Algo parecido me ocurre cuando lo que me baila por la cabeza es este verso de una obra de Calderón, cuyo título no recuerdo

Hermosísima Justina
en quien hoy ostenta ufana
la naturaleza humana
tantas señas de divina

Y para terminar, lo haré, lástima que no pueda cantarlo, como lo hacíamos en la clase de párvulos en las benditas monjas teresianas:

“Basta por hoy de estudios y lecciones, ciérrense ya las puertas del saber”.
Y nos íbamos a casa tan contentas de la mano de nuestras mamás

17 diciembre, 2005

Transmitir la vida

Desde que fui madre por primera vez, calibré la grandeza de la relación matrimonial y la desproporción entre el placer y lo que de él puede derivarse: el nacimiento de un maravilloso niño. Por ello me ha alegrado encontrar aquella fuerte convicción mía, y la consiguiente indignación cuando el sexo se trivializa ( ahora recogemos los “frutos” de mayo del 68) lo que sobre este amor de hombre y mujer, bendecido por Dios, dice Scott
Hahn en un libro interesante, como todos los suyos, “Lo primero es el amor” editado por Patmos. (Scott ya nos había hablado de Kimberly, su novia universitaria y después su mujer, en “Roma dulce hogar” en el que ambos cuentan, en artículos alternos, su llegada al catolicismo desde el protestantismo). Dice así:

“Dios no me había creado precisamente para la filosofía, economía, teología o para un ministerio, por muy buenas que pudieran ser todas esas cosas. Dios me había creado para mucho más que eso, y me había creado para Kimberly Kirch. Su imagen en mí no empezaría estar completa hasta que dijera que sí a la clara llamada de Dios para que me casara con ella. (…) No fue en el éxtasis de nuestra unión corporal cuando vislumbré por primera vez que una familia manifiesta del modo más vívido la vida de Dios…aunque esa unión tenía ciertamente algo que ver. (…) Empecé a comprenderlo cuando Kimberly estaba embarazada de nueve meses y medio de nuestro primer hijo. Su cuerpo había ido tomando nuevas proporciones, y me di cuenta, más que nunca, de que su carne no había sido creada exclusivamente para mi deleite. Lo que yo había disfrutado como algo hermoso se estaba convirtiendo ahora en medio para un fin más grande.(…) El parto de Kimberly fue difícil desde el principio. Las horas se prolongaron, y el dolor de Kimberly se hizo cada vez más intenso. Me hubiera cambiado gustosamente por ella. Después de treinta y seis horas de parto hubo que hacer cesárea (…) Cuando llegamos a la sala de operaciones las enfermeras la levantaron y la pusieron sobre una mesa¸ allí la sujetaron y la sedaron. Kimberly estaba congelada, tiritando y con mucho miedo.(…) Permanecí junto a mi esposa; su cuerpo estaba atado, puesto en forma de cruz sobre la mesa, y rajado para traer una nueva vida al mundo. (…) Nada de lo que me había enseñado mi padre sobre los detalles de la reproducción, nada de lo que había aprendido en las clases de biología del instituto podría haberme preparado para ese momento. Los médicos me dejaron quedarme a ver la operación. Cuando el cirujano hizo sus incisiones pude ver todos los órganos principales de Kimberly. “Realmente, pensé estamos hechos al detalle y de maravilla¡”. Entonces llegó el momento en que de entre aquellos órganos, con unos pocos movimientos cuidadosos de las manos del médico, apareció el hermoso cuerpo de mi hijo, mi primer hijo, Michael.
Pero fue el cuerpo de Kimberly lo que se convirtió en algo “más” que hermoso para mí. Ensangrentado, con cicatrices y retorcido de dolor se convirtió en algo sagrado, un templo vivo, un sagrario, un altar de sacrificio que daba vida.
La nueva ida que ella dio al mundo, esta vida que habíamos creado con Dios, podía ahora mirarla y tocarla con mis manos. Una tercera persona había entrado en la unidad íntima de nuestro hogar(..) Dios había tomado las románticas miradas de dos amantes y las había re conducido sin que dejan de ser romántica y amorosas. Ahora había tres personas en un hogar feliz cuyo amor les dirigía a un hogar aún más feliz.

15 diciembre, 2005

Otra Navidad más

Recuerdo ese villancico que dice: "La Noche buena se viene, la Noche Buena se va y nosotros nos iremos y no volveremos más…” ¿Nos damos cuenta de la gracia que supone vivir una nueva Navidad ? Algunos amigos nuestros nos han dejado durante el año que acaba. Los tenemos ya al otro lado de esa frontera que está tan cerca y tan lejos, por ello hay a quienes el tiempo navideño pone triste. Es “un tiempo fuerte”. Un tiempo que enfrenta al hombre consigo mismo. Con esas preguntas fundamentales que el tráfago, y a veces la esclavitud diaria, en el que nos movemos nos hace soslayar. No se está para filosofías. Bastante hay con lo que hay. Ni da tiempo a pensar, ni da tiempo a leer. Nos perdemos cosas hermosas y verdaderas, como pueden serlo estas: “¡ Qué obra maestra es el hombre¡ ¡Cuán noble por su razón¡ ¡Cuán infinito en sus facultades¡. En su forma y movimiento, ¡ cuán expresivo y maravilloso¡. En sus acciones que parecido a un ángel ¡En su inteligencia que semejante a un Dios¡
¡La maravilla del mundo¡ ¡El arquetipo de los seres¡ Y, sin embargo, ¿qué es para mí esa quintaesencia del polvo?” (Hamlet, Acto II, escena II)

“El hombre si debe contar solo consigo mismo para comprenderse está condenado a la frustración. Su misterio solo puede ser comprendido a la luz de otro misterio más grande. Por esto los hombres han mirado siempre a Dios para responder a las preguntas sobre sí mismos.” ¿Qué es el hombre para que e acuerdes de él, el hijo del hombre para darle poder?preguta el salmista. Creo firmemente que lo que el hombre es y puede llegar a ser, nos lo ha dicho Dios con su Encarnación. Compartiendo nuestra vida sin brillo, naciendo y viviendo en la pobreza – la condición más común del ser humano aunque cómodamente tratemos de olvidarlo – y muriendo en una cruz. Y creo, igulamente que como los pastores de Belén debemos compartir este descubrimiento. ¡Feliz Navidad¡

09 diciembre, 2005

ROMA

Mi hijo mayor y su mujer están en Roma. Como nuestra historia personal no la escribimos, sino que nos la escriben, resulta que, sin comerlo ni beberlo, han caído en Roma, en la Plaza de España el día de la Inmaculada…Han visto allí después de hora y media de estar de pie a Benedicto XVI. Mi cabeza y mi corazón están en Roma. Les he seguido
desde aquí al Coliseo, al Vaticano, a las catacumbas…
Recuerdo mi viaje a Roma hace muchos años con mi marido y las dos niñas. Nuestra visita al Coliseo. Una foto de las tres mujeres deja constancia de ella. Fue por así, decir una foto profética: tres mujeres en la arena del circo a las que, poco tiempo después, se les iba a romper el corazón. Los mártires son más numerosos de lo que se cree. Comentando esto con una amiga, me contó que ella también tiene una fotografía en la arena del Coliseo. Es una mujer que ha sufrido mucho. Una mujer que habiendo dejado la fe hacía muchos años, un día al pasar por la puerta de la
Parroquia dijo con fuerza para sí misma: “Señor: yo quiero entrar en la Iglesia”. Él puso los medios.
En aquel viaje que hice a Roma fui a rezar con marido y niñas ante la tumba del entonces Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer, hoy San Josemaría, le pedí con fuerza por mi familia. Especialmente por los tres varones... ¿Les es más difícil la fe a los hombres que a las mujeres?
En 2006 vendrá Dios mediante el Papa a Valencia a clausurar el Encuentro Mundial de las Familias. Algo grande pasará en mi casa. De momento, antes que llegué mi hijo mayor lo ha visto en Roma.

07 diciembre, 2005

..y siguen guisando

A partir de ahora, cualquier conversación de mujeres de mediana edad, e incluso de edad respetable tiene muchas posibilidades de versar sobre cocina. “¿Qué vas a hacer para la cena de Nochebuena?” y salen los patos a la naranja y los pavos rellenos y la cinta de lomo con ciruelas, el gallón trufado y hasta la pierna de cordero rellena, que ya son ganas de rizar el rizo con lo bueno que está el cordero en su jugo. Y es que aquellas que se han pasado la vida dando de comer a unos cuantos hambrientos alrededor de una larga mesa, siguen guisando para una mesa de comensales mucho mayor. “Cenamos todos en casa de mi madre ¿sabes? Gracias a Dios porque a mí no me daría tiempo de preparar la cena, a la hora que salgo del trabajo…”. Pues sí, gracias a Dios y a la abuela, que nunca se jubilará ni de la pesada intendencia, ni de volver a y hacer deberes con los nietos. Cuando ayer me encontré con Merche, arrastrando su pesado carro de la compra y se lo hice notar, me dijo por todo comentario:“ ¿ Te has dado cuenta de las toneladas de alimentos que hemos “acarreado” y “procesado” en nuestra vida? ”- Me gustó lo de “procesar”, las dos habíamos cambiado desde jóvenes el laboratorio por la cocina. Han cambiado los tiempos. Ahora lo que nosotras hicimos, no puede hacerse. Pero las mesas de comedor del futuro, no serán ni tan largas ni tan ruidosas como las nuestras.

04 diciembre, 2005

LITERATURA

De Paul Claudel, literato de renombre y católico converso, transcribí aquí, no ha mucho algunas cosas, pero me quedaron por transcribir algunas más, y aunque mi idea era haberlo hecho en noviembre, mes que mira hacia la eternidad desde sus inicios, considerando que más vale tarde que nunca, me dispongo a hacerlo ahora:

Escribe a su amigo crítico de arte Louis Gillet: “La oración es mi mayor recurso, y tengo el sentimiento al rezar de hacer algo efectivo y de eficacia. Sin la oración yo creo que moriría”.

Y en carta a Gabriel Frizeau de 3-dic- 33 (hoy el 4-dic-o5) escribe: “Es una alegría para mí encontrarme en un medio católico francés… ( Paul Claudel estuvo toda su vida fuera de Francia como embajador en Japón, Alemania, .Austria, Estados Unidos…) Resulta muy grato arrodillarse por la tardes en una Iglesia sombría y decirse que el fin no está lejos.”

En otra ocasión, cuya fecha no consigné (como siempre por trabajar corriendo): “Llego al fin de mi vida: cuánto me arrepiento de haber llevado a mis talones está plaga de la literatura..¡Más me hubiera valido darme por completo y con sencillez”. Todo un consuelo para quienes tenemos la espinita de no haber escrito aquel libro que tanto nos rondó por la cabeza…
Aunque, en honor a la verdad, permítaseme añadir ese punto de Camino:
“Al que pueda ser sabio, no le perdonamos que no lo sea”.