26 diciembre, 2012

De Medjudorje

Mary Ángeles no había oído hablar nunca de Medjudorje hasta que una amiga le regaló, el 2 de agosto – día de su santo y cumpleaños - : “Medjudorje, hechos y mensajes” un pequeño libro de Ignacio Juez. Le interesó el tema y el 2 de noviembre – día de aparición- estaba allí. Según me contó “invitada por la Virgen”, porque así lo decía el guía: “aquí vienen aquellos que la Virgen invita, y a los que no, no vienen”. A Medjudorje fué con Mª José, al enterarse de que ésta – católica, no practicante - le dijo que iba, ella contestó rápido: “yo también voy”. Ese día era la festividad la Maternidad divina de María. Sin embargo, Mary Ángeles estuvo a punto de no hacerlo por haber recibido el aviso de una inspección de Hacienda. Cuando lo supo Mª José le mandó este mensaje: “¿Vas a dejar que el demonio de Hacienda te fastidie el viaje?” Reaccionó y decidió ir, era la festividad de la Virgen del Pilar. Cuando me lo contaba,las dos recordamos alegres que su madre era aragonesa... La Virgen – como decía el guía - siempre ha estado presente en todo este negocio porque además Mª Ángeles siempre ha sido muy devota de María Auxiliadora. Ha vuelto encantada, por muchas cosas: ver la paz y la sonrisa de la vidente;de la que estuvo muy cerca, porque desde las cinco de la mañana, estaba en el monte y la aparición era a las ocho cuarenta; por la confesión – con un sacerdote sudamaricano - después de esperar dos horas y media en la cola..; por ver el fenómeno del cielo, el clima de oración, la cálida acogida en la modesta pensión en que se hospedó.., Por todo. También me contó que cuando bajaba del monte – con unos pedruscos descomunales- mirando al suelo para no romperse una pierna, notó que una joven rubia de ojos azules que se dio cuenta de su miedo,la cogió de la mano hasta que hubieron bajado la montaña. Ellos rezaban el rosario en croata y Mary Ángenes contestaba en castellano. A esta pequeña crónica quiero aportar algunos datos más: La abuela de Mª José, también aragonesa, se llamaba Pilar que murió hace poco con 102 años, a la que Mary Ángeles visitaba a menudo. Poco antes de morir, le dijo le dijo a ésta: “cuando llegue al cielo le diré a tu madre lo bien que te portas conmigo”. Pilar se llamaba Mir de apellido, palabra que en croata significa paz. La “Gostpa” ( señora en croata) es la Reina de la Paz. También Irene, nombre de la madre de Mary Ángeles,significa paz en griego… Podría seguir contando, pero baste lo dicho.

21 diciembre, 2012

Ya he puesto el belén

Ya he puesto el belén ¡que no es paja¡. No en balde decimos: “¡se armó un belén¡…”. Cada año, ponerlo me da una pereza atroz, lo que no debilita la firme convicción de que tengo que ponerlo. ¿Qué sería de mis navidades sin hacer la oración junto a la cueva y de mi cuarto de estar sin el belén sobre el arcón? Al comentar mi impotencia para ponerme a la tarea, he oído decir: “¡que te lo pongan tus nietos¡”. ¡Pues no señor, el belén lo pongo yo¡. Con alma corazón y vida. A veces hace falta toda una vida para poner un belén bonito. A mis nietos les dejo el recuerdo del belén de su abuela. Como el ponerlo, “me coge monte”, suelo pedirle a la Virgen que me ayude y por eso me queda tan chulo. En cambio mis nietos me enseñan muchos villancicos que luego puedo cantar – y hay que ver lo que sube la moral - cuando estoy trabajando en la cocina. “En un pueblecito pequeño / que lleva por nombre Belén / acaba de nacer un Niño / que muy pronto será un gran rey.”. Ver la mirada de un niño, que quiere a Dios, cantar un villancico, es un gozo. Privar a los niños de saberse queridos por Dios, es asumir una responsabilidad tremenda, no olvidemos las palabras de Cristo: “Dejad que los niños se acerquen a Mí”, y además sembrarse, cuando estos crezcan, el camino de piedras. Pero todavía suena, en nuestros oídos el eco de los villancicos que las niñas del Colegio de “Guadalaviar” cantaron hace poco en “El Palau”, alegremente abarrotado de niñas padres y abuelos.

15 diciembre, 2012

El confesonario

Ya es el segundo restaurante que encuentro, en el que forma parte de la decoración, un confesonario. Es triste verlo allí. ¿ De que iglesia lo habrán sacado considerándolo un trasto inútil? Olvidando que que mucha gente se habrá levantado de él sintiéndose nueva. Nueva por dentro, a veces con una alegría y una belleza que se refleja en la cara. Los dos confesonarios, colocados como si fueran el aparador de la abuelita, estaban como arrumbados cerca de los servicios. Todo un símbolo. Si purificamos nuestro cuerpo de inmundicias ¿no deberíamos purificar el alma? ¿Qué hacer con el pecado capital de la gula, sin ir más lejos, cuando tanta gente va al comedor de caridad?. La confesión es necesaria, para que no haya tanto neurótico ni tanto divorcio, porque hay que aprender a perdonarse y a perdonar y eso solo se consigue pidiendo perdón a Dios. Frecuentarla, es además, profundamente ecológico: limpiaría de modo eficaz el ambiente que respiramos y evitaría que tanto político nos desangrara con su avaricia. Habría menos abortos y hasta nuestros hijos dejarían de estar a la cola de Europa en rendimiento escolar. Además, vamos hacia la Navidad. Hace poco oí a un sacerdote, de los que se sientan en el confesonario, decir con voz que reflejaba cansancio : “Navidad es que Dios tenga hueco en el alma. Si no se confiesan, no celebran la Navidad por mucho que coman y beban. Decirlo por ahí.”. Bueno, pues dicho está. (carta enviada a "Las Provincias")

09 diciembre, 2012

Una hermosa página de "La transformación"

Estamos en Zerlay, aldea checa en la Segunda Guerra Mundial, y leemos en la pág 109 de “La transformación” “Entramos a la cabaña de la anciana Vankov cuando se estaba muriendo. El cura de Zerlay estaba sentado junto a ella. Sostenía las manos de la mujer, que se iban enfriando entre las suyas, la aliviaba del peso terrenal, pronunciaba en voz baja palabras con las que guiaba al alma compungida y de forma silenciosa y segura hasta el más allá. La atribulada mujer de la montaña estaba sonriendo. Válek, borracho, estaba por el suelo a la entrada. Lucka le dio una patada para hacerse camino y poder pasar. Siempre que había una enfermedad grave o una muerte en las chozas de las montañas, el cura no dudaba en vestirse en mitad de la noche y caminar por abrupas colinas a donde no conducía ningún sendero. Le llamaban también los no católicos. Su presencia sanaba, tranquilizaba, alejaba los pesares. El pastor evangélico no tenía poder alguno. Lucka no era creyente igual que yo. Sin embargo entre el cura y ella había un fuerte vínculo. Se encontraban junto a las camas de los enfermos como junto a un altar. La curandera y el cura mantenían conversaciones largas, frecuentes e increíbles. Se entendían perfectamente a pesar de que cada uno hablaba en un idioma distinto. Los días de fiesta incluso yo iba a la iglesia, con Joza. Él por devoción yo porque me encantaban los sermones. El cura hablaba claro, de forma sencilla, descubría los secretos de los Evangelios como podré descubrir un cuadro quitando una sábana. La Biblia era para él un mandato para poner en práctica. Los habitantes de las montañas pecaban- como en todas partes-, la región estaba carcomida por el vicio, ninguno de los sagrados mandamientos gozaba de popularidad. Sin embargo, cuando caían en desgracia, se arrodillaban y le imploraban al redentor. Las oraciones, ritual cotidiano, eran para ellos un apoyo vital. Con pagana idolatría conservaban – como en todas partes –símbolos, estatuas, cuadros, rosarios, y recurrían a ellos con fiel devoción y a menudo como última esperanza. El cura lo entendía. Abordaba las debilidades humanas con amable comprensión, como si la dimensión de sus propios pecados no le permitiera censurarlas. Yo le miraba con perplejidad. A ese pastor y paño de lágrimas aparentemente indefenso, al que vi superar el dolor y la muerte con un amor capaz de perdonar todo, en el que yo no creía. Hasta ese momento siempre me conformaba con el ahogado susurro de las frases. No adivinaba que estuvieran vivas y que obraran milagros. (…) El cura de Zerlay vivía lo que predicaba. Con una humildad desconcertante.” Creo que ha valido la pena el esfuerzo de copiar.

05 diciembre, 2012

Kveta Legátova

Hace tiempo que no escribo sobre lo literatura, y no es que no lean. He disfrutado mucho “La transformación” de Kveta Legátova, ed. Siruela. Premio Nacional de Literatura Checa de 2002. Una joven médico de Brno perseguida de muerte por la Gestapo tiene que huir y casarse con Joza un campesino al que no ama: "un palurdo imbécil" -y al que acabará queriendo-, para poder salvar su vida. Oigámósla hablar, cuando ya lleva tiempo viviendo en la aldea de Zerlay: “ Mi educación no tenía ningún valor. Aquí recibí por primera vez las lecciones necesarias. Vi cabañas medio vacías por culpa de un borrachín estúpido que se gastaba el dinero de la familia en bebida, niños explotados y desnutridos, viejas encorvadas, pero también hombres estropeados, víctimas de la sensualidad y codicia femeninas. Me encontré con un retraso aterrador, un egoísmo extremo, una avaricia sin sentido y, por otra parte, con una humildad, una paciencia y un amor digno de los ángeles. El mundo del espíritu humano, con estos dos polos irreconciliables, giraba como una rueda de molino. - ¡ Por qué habrá tanto mal entre la gente¡ - suspiré. No era una pregunta. Sin embargo Lucka ( una campesina que disfrutaba de prestigio por sus facultades como curandera, comadrona…) respondió: - Porque no saben vivir. El veredicto me inquietó y me confundió. Lo descifré como un criptograma. - ¿¿ Sé yo vivir??” Son muchos los párrafos bonitos que hubiera podido elegir, perfectamente engranados en un relato que atrapa. .

03 diciembre, 2012

Apuntes de una charla estimulante

Con motivo del Año de la Fe, Don Jorge, (sacerdote) nos dio a un montón de mujeres una charla estimulante (se trata de que este año consigamos una mayor intimidad con Jesucristo). Hé aquí algunas de las anécdotas que contó. Una escritora americana, no recuerdo su nombre, por determinadas lecturas estaba pensando en la posibilidad de convertirse. Fué a hablar con un sacerdote ( estaría pasando un mal momento) y le dijo más o menos: “mira, mejor que no te conviertas”. No se quedó tranquila y se fue a hablar con otro, que tan poco le dio mucho ánimo. Se lo contó a una amiga, que según sus palabras, le prestó un servicio incalculable diciéndole: “Mira, tu sitio está al pie de la cruz junto a la Virgen y San Juan”. Hay que hablar con los hechos. Que se nos vea alegres. Que nos puedan decir: “¿por qué estas tan contenta?” una respuesta podría ser: porque estamos en el año de la Fe. Un chiste de Mafalda: está Mafalda con su hermano Guille y éste le dice: -Estoy muy triste porque tengo que hacer los deberes -Pues ponte hacerlos y ya no estarás triste -Déjame disfrutar de mi angustia Entre un musulmán y un cristiano se establece un diálogo parecido a éste: -En realidad yo creo que tu Dios es el mismo que el mío -Para ti no sé, pero pá mi, que no es igual Tenemos un Dios que se ha encarnado, vivido entre nosotros, muerto y resucitado. Hablando de la importancia de asistir a los medios de formación espiritual: El 26 de junio de 1975, (jueves) día que murió San Josemaría, éste tenía su círculo de estudios (medio de formación querido por Dios para el Opus Dei); por su estado de salud, alguien le propuso que no asistiese y él contestó: “ No impidáis lo que el Espíritu Santo me quiere decir através de éste hijo mío”. Un cabrero del Pirineo, que vivía en un pueblo ocupado por tres familias, se encontró en un basurero “Camino”. No lo conocía, lo rescató, lo leyó tres veces y subrayo algunos puntos. Esa fue la razón que le dió al presentarse al jefe de la expedición que quería repetir el “paso de los Pírineos” que hizo San Josemaría durante la guerra civil española y pedirle si podía formar parte de ella. Se había metido en Internet y conocido más sobre el Opus Dei. Le dijo también que siguiendo “Camino” había empezado a hacer apostolado con las tres familias del pueblo y que no reszultaba fácil.