26 febrero, 2016

"Tiempo para Dios"

Sobre la oración mental, dice Jacques Philippe en “ Tiempo para Dios” de Jaques Fhilippe, que lo importante es la fidelidad a ella, durante el tiempo que hayamos decidido. Sin juzgar nuestra oración por la aridez o nuestros hermosos pensamientos, porque lo importante no es lo que nosotros hacemos en ella – aunque haya que tratar de hacerla bien – sino lo que Dios hace en nosotros en ese tiempo de estar disponibles. En el Colegio de las Madres Teresianas, hacíamos un cuarto de hora de oración al acabar las clases. “Dame un cuarto de hora de oración diario y te daré el cielo” nos repetían, repitiendo a Santa Teresa. Mas tarde leería que en el camino que conduce al cielo que es camino de oración hay que tener “ ..una muy determinada determinación de no parar, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino, o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo (Camino de perfección).

22 febrero, 2016

La conversión de Alec Guinness

“Nunca se me pasó por la cabeza formar parte de la Iglesia de Roma” había dicho Alec Guinness, pero así fue. El 24 de marzo de 1956 fue recibido por el P. Clarke en St. Laurence en “Petersfield. “Al igual que tantos conversos antes y después que yo, me sentí como en casa”. Su mujer se mostró comprensiva, y un año después cuando él rodaba, en Sri Lanka, “El puente sobre el Rio Kwai” ésta le comunicó que había sido recibida en la Iglesia Católica. En largo proceso de la conversión de Guinness, fruto de la gracia que también contó en este caso con la lectura de Chesterton, aquel en su autobiografía “Blessin in Disguise” distingue tres hitos. El primero su amistad con Ernest Milton – recibido en la Iglesia católica en 1942 - que le llevó un domingo por la mañana a una misa en St. Ethezdreda y “le fue ofreciendo con mucho tacto una explicación, muy sencilla de lo que ocurría”. El segundo, el papel desarrollado por el Rev. Cyril Tomkinson, vicario de All Saints, en Margaret Street. Éste entró en el camerino del joven actor y tras una respresentación de Hamlet le dijo en tono de reproche mirándole severamente: “solo he venido a decirle que en la obra usted se santigua mal. Así es como lo tiene que hacer: primero la frente y luego el pecho, después el lado izquierdo y luego el derecho”. A las dos semanas, el reverendo volvió a presentarse allí: “Lo sigue usted haciendo mal y es un fastidio. Echa a perder una representación admirable en todo lo demás. Trastan malos auspicios,se hicieron amigos (..) Tomkinson le regaló un ejemplar de “La vida devota” de San francisco de Sales y le enseñó a arrodillarse siempre ante el altar del sagrario, explicándole que él creía en la presencia real del Señor. En ese momento - confesó Guinness- no sabía a que se estaba refiriendo. El tercero el saludo de un niño pequeño cuando estaba rodando en borgoña los exteriores de una película sobre el padre Brown: “Al anochecer, aburrido y vestido de cura tomé el camino que conduce al pueblo.. no había andado mucho cuando oí unos pasos brincando detrás de mí y una voz aguda que me llamaba: “Mon père¡” . Un niño de 7 u 8 años me agarro una mano con fuerza y se puso a sacudírmela y mientras hablaba sin tino. Temeroso de asustarlo con mí pésimo francés me callé (…). De repente con un “Bonsoir, mon père” y una rápida inclinación de cabeza, desapareció tras el agujero de una valla. Mientras él volvía al hogar feliz y reconfortado , a mí me dejó con un sentimiento extraño de euforia y serenidad. Proseguí mi camino pensando que una iglesia capaz de inspirar tanta confianza en un niño, de propiciar con tanta facilidad la cercanía de sus sacerdotes – aún siendo desconocidos-, no podía ser tan intransigente y horrible como a menudo se pretendía. Así comencé a aprendidos y arraigados en mí desde tiempo inmemorial.”

13 febrero, 2016

Sobre Graham Greene

Leí, hace muchos años “El revés de la trama”, (1948) de Graham Greene, me impresionó. De su protagonista dice el padre Jhon Murphy en una crítica adversa al libro: “Scobie es un católico con conciencia e ideas muy claras, cuya débil voluntad acaba conduciéndolo al adulterio, las comuniones sacrílegas y al asesinato…y, por si esto fuera poco al suicidio… Para ser exactos, teme a las mujeres más de lo que teme a Dios..”. El padre Martindale, que recibió en la Iglesia católica a muchos ilustres escritores anglicanos tres dice de él: “ Un libro magnífico, muy acertado desde el punto de vista teológico (..) Sé de una persona muy pragmática a la que ha servido de estímulo necesario para hacerse católica; y que muchos como yo continuaran obteniendo de su reelectura un amor más profundo a Dios y a una humanidad víctima del dolor.” De ella dice Graham Greene en carta a su amigo Evelyn Waugh:“No veo una a Scobie como un santo, y al presentar su condenación intentaba demostrar la confusión a que puede llegar un alma de buena voluntad una vez que “ha perdido el norte” . Graham Greeene no tuvo el Premio Nobel por ser considerado escritor católico. Nunca se sintió cómodo dentro del catolicismo, porque nunca se sintió cómodo en nada. A pesar de su desordenada vida nunca abandonó la Iglesia. (“Escritores conversos” J. Pearce)

10 febrero, 2016

Benson y Chesterton frente al culto espiritista

En 1905, Benson había sido testigo de la atmósfera materialista e irreligiosa de Cambridge pesada como un plomo, y mientras estuvo, plantó una dura batalla a las tinieblas que la envolvían. Una de aquellas tinieblas era el culto espiritista. En una ocasión, algunos jóvenes, presa del pánico tras haber sido testigos de una aparición, le proporcionaron tema para su obra “Los nigromantes”. Consciente del peligro que aquellas prácticas, escribió que “participar en aquellas “sesiones” llevado por buenas intenciones es como celebrar en un polvorín un concierto para fumadores en beneficio de un orfanato”. Palabras que tocaron la fibra más sensible de Chesterton, pues por entonces su esposa comenzaba a tontear con el espiritismo a raíz del suicidio de su hermano: “Tú, vestida de sol y de sombra por los pinares, /Tú a quien se ha entregado el cetro de la flor del cardo, / por Dios ¿qué estás haciendo/ con engañosas bolas de cristal y oscuras habitaciones?" "(Escritores Conversos" Joseph Pearce, Palabra) No hay palabras para expresar lo que estoy disfrutando leyendo este libro de 500 páginas que me compré y leí en el 2007. Ahora lo estoy volviendo a leer y casi lo estoy terminando. Es lo que tiene comprar buenos libros, se amortizan.

08 febrero, 2016

Sir Alec Guinnes

Cuando Alec Guinnes conoció a Evelyn Waugh el día de la recepción de Edith Sitwell en la Iglesia Católica, le confesó que también él estaba a punto de dar el mismo paso. Y a los pocos meses así lo hizo. La ruta seguida la cuenta en su autobiografía, Blessingin Desguise”. Cuando recibía instrucción para ello, quiso retirarse unos días a la abadía de Mount St. Bernard, un monasterio trapense (Cistercienses de la estricta observancia) en Midlands, para conocer la Iglesia por dentro. Al padre Robert Hodge le dieron permiso para hablar con él siempre que él lo deseara. El padre Robert antes de convertirse había sido sacerdote anglicano en Dartmouth, tenía cincuenta años “y una salud no demasiado buena”. Entre los dos se fraguaría una buena amistad: “ Era un hombre encantador.. y me fue desmenuzando de uno en uno a los demás monjes, detallándome su profesión…me preguntó que pensaba yo que era lo más difícil para un monje.. “Los otros monjes”, repuse de inmediato. Me echó una de esas miradas burlonas que eran la especialidad de “Edith Sitwelly dijo solemnemente . “Así es”. Y yo me sentí como si fuera el primero de la clase”. ( “Escritores conversos”, Joseph Pearce)