29 noviembre, 2008

“Camino”

Escribí hace tiempo algo de “Camino”. Sabía que lo hacía con buena voluntad y cariño, aunque desease mejor pluma. Ayer, tras veintiséis años de la erección del “Opus Dei” en Prelatura Personal, algo por lo que se venía rezando desde 1928, a fin de estar a tono con el día, volví a coger “Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer”. Al abrirlo al azar encontré al autor de “Camino” hablando de su libro hablando de su libro a instancias del periodista que lo entrevistaba, en este caso a propósito del punto 484, del libro que el periodista calificaba de “código espiritual” :

“Camino”, un código? No. Escribí en 1934 una buena parte de ese libro, resumiendo para todas las almas que trataba – del Opus Dei o no – mi experiencia sacerdotal. No sospeché que treinta años después alcanzaría una difusión tan amplia – millones de ejemplares – en tantos idiomas. No es un libro para los socios del Opus Dei solamente; es un libro para todos, aún para los no cristianos. Entre las personas que por propia iniciativa lo han traducido, hay ortodoxos, protestantes y no cristianos. “Camino se debe leer con un mínimo de espíritu sobrenatural, de vida interior y de afán apostólico. No es un código del hombre de acción. Pretende ser un libro que lleva a tratar y amar a Dios y a servir a todos. A ser instrumento, ésa era su pregunta, como el apóstol Pablo quería serlo de Cristo. Instrumento libre y responsable: los que quieren ver en sus páginas una finalidad temporal, se engañan. No olvide que es corriente, en los autores espirituales de todos los tiempos, ver a las almas como instrumentos en manos de Dios.

(“El apostolado del Opus Dei en los cinco continentes”. Entrevista realizada por Jacques Guillemé- Burlón. Publicada en “Le Figaro” el 16-5-1966)

27 noviembre, 2008

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

La primera aparición de la Virgen a Catalina Labouré fue el 19 de julio de 1830. Catalina era una joven de 24 años que acababa de entrar en las “Hijas de la Caridad”, institución fundada por San Vicente de Paúl.
Lo que la Virgen le dijo en esos momentos lo escribió Catalina en 1876, pocos meses antes de morir:

“El buen Dios hija mía quiere encargarte una misión. Será causa de muchas tribulaciones, pero las superaras pensando que lo haces pol la Gloria de Dios. Te perseguirán pero no te faltará mi gracia, no tengas miedo. Verás ciertas cosas de las que tendrás que informar, pero yo te inspiraré en la oración el modo de hacerlo.”
“Los tiempos son malos (…)En el mundo entero ocurrirán desgracias de toda clase. Venid al pie de este altar. Aquí las gracias serán derramadas sobre todas las personas que las pidan con confianza y piedad. Se derramarán sobre grandes y pequeños.”

Durante la segunda aparición , el 27 de noviembre de 1830, sábado, víspera deel primer domingo de Adviento, Catalina ve a la Virgen y alrededor de Ella un halo sobre el que aparece escrito con caracteres de oro: “Oh, María sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos. Y la Virgen le dice: “”Haz grabar una medalla según este modelo. Las personas que la lleven recibirán grandes gracias; las gracias serán muy abundantes para todos aquellos que tengan confianza.

Las primeras medallas son difundidas en mayo de 1832 y a partir de ese momento, se atribuyen a la “Medalla Milagrosa” – así llamada por la devoción popular – numerosas curaciones y conversiones.

La vida de Catalina después de las apariciones es discreta y escondida. Vive 46 años en un asilo – hospital en las afueras de París, encargándose siempre de humildes menesteres. Muere el 31 de diciembre de 1876,a los setenta años. Pío XII la canonizó el 27 de julio de 1947. Su fiesta se celebra el 28 de noviembre.

25 noviembre, 2008

Un santo triste, es un triste santo

He acabado de leer, por segunda vez, el libro “ Don Bosco y su tiempo”. Muchas cosas merecerían contarse. No hay mejor novela que la vida de un santo, si quien la escribe va por el mismo camino. Aunque nada se de la vida de Hugo Wast está claro por su libro, que fue mucho mozo.

Los santos tienen sentido del humor. No en balde son por sus vidas “expertos en humanidad”. La expresión entrecomillada es de Juan Pablo II. El quería volver a cristianizar Europa y para ello necesitaba “Expertos en humanidad”. Pero a lo que iba: copiaré dos pequeñas anécdotas de la vida de Don Bosco que avalan la verdad de la primera línea de este párrafo.

“Una de las monjas de María Auxiliadora padece tales escrúpulos que no solo se atormenta a sí misma, sino que trae inquieta a la comunidad. La superiora consulta a Don Bosco. Llaman a la pobre monjita que expone humildemente sus cuitas. Deja de hablar y Don Bosco le sale con esta pregunta:
- Diga, hermanita, ¿conoce usted el libro “Bertoldo, Bertoldino y Casaseno”?
- No, padre no lo conozco
- Bueno, madre superiora: yo le voy a mandar un ejemplar, y cuando vea a esta hermanita cabizbaja y triste, hágala leer algunas páginas. Lo que necesita es estar alegre en el Señor…”


“ Ha cumplido su obra: ha librado la buena batalla; ha conservado la fe; ahora puede morir.
Sus hijos no creen que pueda morir. Paréceles que todo se iría en humo si él faltase.
Tratábase de comprar un terreno en el camposanto de Turín para sepultura de los salesianos. Por cuestión de precio, el tratado no concluía
nunca. Don Bosco advierte a su ecónomo:
- Si no te apresuras, mandaré que me entierren en tu cuarto.”

La expresión : un santo triste es un triste santo es de San Josemaría Escrivá, que tampoco desperdiciaba las ocasiuones de hacer reír a la gente.
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24 noviembre, 2008

Antes de acabar noviembre

Antes de acabar noviembre, quiero decir algo sobre las postrimerías (muerte juicio infierno y gloria). Es decir lo que le según la fe cristiana le ocurre al hombre después de la muerte. Que la vida del hombre no acaba en la fría tumba, parece bastante meridiano. El hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios está llamado a vivir como Dios, fuera del tiempo. Que eso es la eternidad. No una sucesión sin fin de días, situación que al considerarla dejaría en el ánimo una sensación de tedio. No van por ahí los tiros.

La muerte, la nuestra, ese hecho tan increíble y tan cierto vendrá en el mejor momento, enviada por nuestro Padre Dios. Es bueno aceptarla desde ahora tal y como esté diseñada en el guión. Mi madre tenía una larga y pormenorizada oración, que conservo escrita de “su puño y letra” en la que aceptaba la muerte “con todas sus angustías, penas y dolores…” Siempre me emocionó verla. Yo prefiero considerar que en mi muerte estará allí la Virgen. Primero porque es madre y madre poderosa y las madres est´ñan con los hijos cuando estos las necesitan. Y segundo por haber rezado muchas veces el “Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”. Los santos la han deseado: “Ven muerte tan escondida / que no te sienta vivir / porque el placer de morir / no me vuelva a dar la vida”. Tampoco está demás el deseo desde ahora de que cuando suceda, como dice el refrán: “Dios nos pille confesados”

El juicio. Ese cara a cara con Dios. El examen de esa gran oposición que todos hacemos durante la vida, para asegurarnos un rinconcito en el cielo. Conocemos el temario de ese examen, la materia de ese juicio: “Venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me distéis de comer, porque tuve sed …” “Id malditos de mi Padre, al fuego eterno preparado para el diablo y sus secuaces, porque tuve hambre y nio me distéis de comer.. . San Juan de la Cruz lo resume con una frase: “A la tarde de la vida, seremos juzgados por el amor.”

El infierno. Existe. El triunfo del diablo en el siglo XXI consiste en que no se hable de él. Lo vieron los pastorcitos de Fátima. Lo vio Teresa de Jesús. Jesucristo habla de él varias veces en el evangelio, al margen de referirse a él al hablar del juicio final. Parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro. 53 veces, si la memoria no me falla se cita el infierno en las Sagrada Escritura.
Al infierno va el que se empeña porque Dios, mientras dura la vida, perdona siempre.

La gloria. Nos dice San Pablo hablando de sí mismo: “ Se de un hombre que, no se si en cuerpo o fuera de él, Dios lo sabe, fue arrebatado hasta el tercer cielo. Ni ojo vio ni oído oyó, ni pasó por pensamiento humano lo que Dios tiene preparado para los que lo aman”. Santa Teresa de Lisieux, que de niña dijo a su padre que había visto escrito su nombre en el cielo (las estrellas formaban una T) decía que esperaba tanto del cielo, que si llegaba a allí y se quedaba despagada, no le diría nada a Dios de su desilusión para no causarle pena. Yo digo también una cosa de niña cuando tenía siete años me gustaba una postal en color que tenía dibujados una princesa y un príncipe abrazados. Abajo había un versito cursi: “Vivir siglos en instantes / ese es el don venturoso / que disfrutan los amantes”. En el cielo no nos cansaremos. Ah¡ y la compañía inmejorable. Lo mejorcito de cada casa.






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23 noviembre, 2008

Lección de Genética

Jérome Lejeune, catedrático de la Sorbona y padre de cinco hijos, escribió en el año 76 una hermosa lección de genética. Figura entre mi pequño archivo y quizá para alguien resulte novedosa:

“La primera célula se divide activamente, este primer conjunto de incesante organización, esta pequeña mórula que va a alojarse a la pared uterina, ¿es ya un ser humano distinto de su madre? No solamente su individualidad genética está perfectamente establecida, sino cosa casi increíble – el minúscuilo embrión del sexto o séptimo día de su vida, con nada más que un milímetro y medio de longitud es ya capaz de presidir su propio destino. Es él y solo él quien por un mensaje químico estimula el funcionamiento del cuerpo amarillo del ovario y suspende el ciclo menstrual de la madre.”

“ Al mes – quince días después del retraso de la regla – el ser humano mide cuatro milímetros y medio. Su corazón minúsculo late ya desde hace una semana. Sus brazos, sus piernas, su cabeza su cerebro, están ya esbozados.”

“A los sesenta días – mes y medio tras el retraso de la regla – mide alrededor de tres centímetros de la cabeza a las posaderas. Cabría plegado en una cáscara de nuez. Dentro de una mano cerrada sería invisible. Pero abrid la mano y vedlo casi acabado: manos, pies, cabeza, órganos, cerebro.
Todo está en su sitio y solo tiene que desarrollarse. Miradle más de cerca: se podría leer incluso en la palma de su mano y echarle la buenaventura. Más cerca aún, con un microscopio ordinario se distinguen sus huellas digitales. Se le podría hacer el carne de identidad. El sexo está mal definido pero la glándula genital ha evolucionado ya como testículo si es un muchacho o como ovario si es una niña.”

“El increíble Pulgarcito, el hombre más pequeño que el dedo Pulgar, existe realmente: no el de la leyenda sino el que cada uno de nosotros hemos sido.”

“Pero, ¿funciona ya el sistema nervioso a los dos meses?. Desde luego: si se le roza el labio superior con un cabello, mueve los brazos, el cuerpo y la cabeza en un movimiento de huída.”

“A los tres meses cuando un cabello toca su labio superior vuelve la cabeza, bizquea, frunce las cejas, cierra los puños, aprieta los labios, después sonríe, abre la boca y se consuela tomando un trago de líquido amniótico. A veces nada vigorosamente a braza en su globo amniótico
y da la vuelta en un segundo.”

“A los cuatro meses se agita tan vivamente que su madre nota los movimientos. Gracias a la casi total falta de peso de su cápsula de astronauta da numerosas volteretas, hazaña que le costará años volver a realizar al aire libre…”

“:… ¿Cuándo aparece la inteligencia? Responder con una palabra no tendría sentido pero el cerebro en formación está en su sitio a los dos meses. Pero serán precisos nueve meses para que sus cerca de cien mil millones de células estén constituidas. Pero no están acabadas cuando el niño nace. Las innumerables conexiones que enlazan las células con millares de contactos entre cada una de ellas no estarán establecidas hasta los seis o los siete años….”

Es la segunda vez que copio todo esto. La primera con mi vieja hispano – olivetti hace muchos años. Cuando tristemente se abrió la veda de matar seres humanos, que eso y no otra cosa es abortar. Había que recabar información para defender lo que es obvio: que la gallina cuando concibe engendra pollos y la mujer cuando lo hace, engendra hombres.

17 noviembre, 2008

Gloria

Cuando yo era joven, Gloria me sonreía y me miraba con cariño. Por eso siempre me cayó bien, aunque a penas la conocía. Yo la veía, en aquel tiempo, a las cuatro de la tarde, la hora de las telenovelas y de ronronear en la mesa camilla frente al café, andar por mi barrio bastante lejos del suyo. Sabía de sus ocho hijos, que acusaban sus piernas llenas de varices, y de lo difícil que debía ser sacarlos adelante con el sueldo de su marido. Por entonces, la mayoría de las mujeres, no trabajaban fuera de casa. Dentro no sobraba tiempo, si como en el caso de Gloria estaban abiertas a recibir cuantos hijos les mandara Dios.

Con los años la conocí más. Nuestros maridos colaboraban en sacar adelante una buena causa y además, aunque Gloria era mucho mayor que yo, ambas enseñábamos el catecismo en la misma iglesia. La admiraba: no perdía paciencia con los niños, la querían y no chistaban. Gloria, con sus ojos azules y su semblante amable parecía una sabia y buena hada madrina. Las hadas, en los cuentos no siempre son jóvenes.

Ayer revolviendo papeles me encontré con algo que escribí hace años que me contó Gloria una vez por la calle: la muerte de su hijo Julio.

Julio tenía treinta años, era Alférez de navío y padre de tres niños: cuatro, dos años y dos meses. Perdió su vida en el Mediterráneo cuando enseñaba vela a dos jóvenes que hacían el servicio militar bajo su mando. Julio quería a sus marineros y deseaba hacerles la mili agradable: por eso les organizó un equipo de baloncesto y otro de fútbol y por eso también les enseñaba vela. Los dos marineros se salvaron. La cosa ocurrió así:

Los dos inexpertos se sentaron al mismo lado de la barca y ésta volcó. No hubo manera de darle la vuelta. Estaban a seis Kms de la costa. Uno de ellos sabía nadar y se fue. El otro confesó que apenas sabía mantenerse y Julio se quedó con él, sobre el casco esperando ayuda. Divisó un barco a lo lejos y nadó hacia él. No lo vieron y regresó junto a su compañero a esperar. Julio propuso rezar, el otro no sabía. “Reza conmigo”. “”No creo”. “Si me salvo creeré”. Se salvó. Anochecía y la ayuda no llegaba. Julio le dijo: “Con dos horas y un par de huevos llegamos a la costa. Yo nadaré detrás de ti. Procura no hacer resistencia”. Le aconsejó como dar las brazadas y se echaron a la mar. Se divisó un barco y el alarido del marino fue tal que aunque no lo vieron –en el mar no se ve nada- lo oyeron y lo recogieron. A Julio no lo encontraron. ¿Un calambre? ¿el agotamiento y la tensión soportadas?
A la mañana siguiente sábado 7 de mayo encontraron su cuerpo.
A su mujer le entregaron el escapulario de la Virgen del Carmen – patrona de la gente de mar – del que era muy devoto desde niño.

Agradecí a Gloria que me contara todo esto, con una serenidad alegre. “Julio está en el cielo” – me dijo – “Él no hubiera tenido problemas para llegar a la costa”. Me dio un recordatorio suyo. En él se lee esta oración marinera.

Tu que dispones de viento y mar. / Haces la calma, la tempestad /
Ten de nosotros, Señor piedad / Piedad Señor, Señor piedadedad.

15 noviembre, 2008

Los gozos y los días

Ayer pasé una tarde estupenda con mi nieta Belén de cinco años. La recogí del “Cole” y después de darle los chicles de fresa por los que me preguntaba cada vez que me veía, le propuse: “¿Vamos por ahí en autobús a hacer cosas, o nos vamos a casa?”. Contestó: “A casa”. Estaba reventada. Había ido de excursión con el colegio y con la emoción se había levantado sola, y a las ocho menos diez ya estaba con su uniforme puesto, esperando que la llevaran al Colegio, en el que entra a las nueve. Nos vinimos a casa. Ella a colorear su cuento y yo emplearme en la embarazosa tarea de romper algunos recortes de prensa de hace muchos años y seguir guardando otros por Dios sabe que años más. A hacer el escrutinio del bául de los recuerdos, para ir aligerando el equipaje. Releí cosas que me gustaron y que, a poder, conocerán las redes de silicio para que puedan anidar en otras gentes. De vez en cuando regalaba a Belén una libreta vacía o una carpeta desalojada de su carga. O le ponía, por indicación suya, deberes de copia: “Carla, Belén, papa, amiga, nube, ” o sumas: 3+ 2= ; 5+4=; … Una tarde entrañable. Cuando me sentía satisfecha de “hacer familia” y escribir, en el corazón de Belén, una página bonita de dedicación y cariño, de la que solo Dios sabe su repercusión. Belén, que requiere mucha atención porque tiene cuatro hermanos más, me hizo dar un codazo al flexo y al caer éste al suelo, media casa se quedó a oscuras. Nos bajamos a rezar a la parroquia, que después de todo tenía luz, a esperar que viniera su padre a por ella. Luego vino el del seguro de la casa, y “ la luz fue hecha”. Hay unos trabajos, más hermosos que otros.

Hoy, día de San Alberto Magno patrón de los químicos y por tanto mío, he llamado a mi amiga Belén, catedrática de Química Orgánica porque la operan dentro de poco y quería que supiera que está en mi cabeza y en mi corazón. Luego he oído misa de 12 en la capilla de la Inmaculada de la catedral. Muchos años he ido yo de moza a confesarme con Don Benjamín Civera, canónigo y sacerdote de las teresianas que tenía el confesonario pegadito a esa capilla. Me ha alegrado comprobar que el otro sacerdote que concelebraba era otro canónigo, Don Vicente Subirá que fue profesor mío de religión en la Facultad de Ciencias y me dio Matrícula de Honor. De los tres sacerdotes que estuvieron en mi boda: Don Benjamín ( que me casó y me leyó la lectura de la mujer fuerte de la Biblia) solo vive Don Vicente. El otro Don Luis Alcón, que bautizó a mi hija Fe, está como Don Benjamín, en el cielo. Testigos de mi boda fueron y en buen sitio están.

En la catedral estaba Gloria Cuevas, una ancianita a quien siempre admiré, viuda de Manolo de la Llave, también químico y pariente cercano de Leopoldo Alas “Clarín”. Pero Gloria requiere punto y aparte

13 noviembre, 2008

Margarita Occhiena

Margarita Occhiena, la madre de Don Bosco, le había criado con gran austeridad. Gracias a ello, Luego él pudo apoyarse mucho en ella para sacar adelante a sus “biricchini” . Cuando Juan era niño, su hermano mayor Antonio – hermano de padre – le pegaba frecuentemente porque no soportaba que Juan estudiase latín y Gramática, estudios que pudo hacer gracias a la generosidad del párroco de su pueblo y los vecinos de éste. Su madre no podía librarlo de la incesante persecución de su hermanastro Tenía alrededor de once años. Le dio un envoltorio con alguna ropa y sus libros, lo acompañó un trecho por los caminos nevados y sin derramar una lágrima para no afligirle lo bendijo y le dejó partir. “Adiós Juan, que la Madona te acompañe.” ¿A dónde iba Juan, lloroso y tiritante? A cualquier parte, adonde quisieran tomarlo de sirviente sin sueldo y por la comida nada más.

Las últimas palabras de Margarita Occhiena al morir que escuchó su hijo Juan, fueron estas: “Dios sabe cuanto te he amado en mi vida. Espero amarte más en la eternidad. Tengo la conciencia tranquila. He hecho mi deber como he podido. Parecerá que algunas veces fui demasiado rigurosa. Era mi deber serlo… Ve, mi querido Juan, aléjate de mi lado; tú sufres y me haces sufrir. Escóndete en tu cuarto y reza poor mí…¡Adiós¡”
Don Bosco obedeció y se fue a su cuarto a llorar y a rezar.
No volvieron a hablarse nunca más. Ella murió esa noche, asistida por José su otro hijo.

( De “El Bosco y su tiempo”)

Margarita Occhiena

Margarita Occhiena, la madre de Don Bosco, le había criado con gran austeridad. Gracias a ello, Luego él pudo apoyarse mucho en ella para sacar adelante a sus “biricchini” . Cuando Juan era niño, su hermano mayor Antonio – hermano de padre – le pegaba frecuentemente porque no soportaba que Juan estudiase latín y Gramática, estudios que pudo hacer gracias a la generosidad del párroco de su pueblo y los vecinos de éste. Su madre no podía librarlo de la incesante persecución de su hermanastro Tenía alrededor de once años. Le dio un envoltorio con alguna ropa y sus libros, lo acompañó un trecho por los caminos nevados y sin derramar una lágrima para no afligirle lo bendijo y le dejó partir. “Adiós Juan, que la Madona te acompañe.” ¿A dónde iba Juan, lloroso y tiritante? A cualquier parte, adonde quisieran tomarlo de sirviente sin sueldo y por la comida nada más.

Las últimas palabras de Margarita Occhiena al morir que escuchó su hijo Juan, fueron estas: “Dios sabe cuanto te he amado en mi vida. Espero amarte más en la eternidad. Tengo la conciencia tranquila. He hecho mi deber como he podido. Parecerá que algunas veces fui demasiado rigurosa. Era mi deber serlo… Ve, mi querido Juan, aléjate de mi lado; tú sufres y me haces sufrir. Escóndete en tu cuarto y reza poor mí…¡Adiós¡”
Don Bosco obedeció y se fue a su cuarto a llorar y a rezar.
No volvieron a hablarse nunca más. Ella murió esa noche, asistida por José su otro hijo.

( De “El Bosco y su tiempo”)

11 noviembre, 2008

Ionesco

He terminado de leer “El misterio Pascual” del cardenal Ratzinger y hacia el final del libro dice el entonces cardenal, algo que yo he pensado muchas veces, porque he vivido las consecuencias, no solo en el orden social sino también dentro de la iglesia, de la revolución de mayo del 68:

“ El sacerdote ha recibido el mandato: “Id al mundo y haced a los hombres discípulos míos” (Mt 28,19). Pero este dinamismo de la misión, esta apertura interior y amplitud del Evangelio, no puede traducirse de esta manera: “Id al mundo y haceos también vosotros mundo y confirmadlo en su profanidad”. Todo lo contrario, lo que realmente cuenta es el misterio santo de Dios, el grano de mostaza del evangelio, que no se identifica con el mundo, sino que está destinado a hacer fermentar el mundo entero. Es necesario, pues, que hallemos de nuevo el valor de volver a lo sagrado (…)Eugenio Ionesco uno de los padres del teatro del absurdo, en una entrevista que tuvo lugar en 1975, expresó lo mismo con toda la pasión de un hombre de nuestro tiempo que busca y tiene sed de verdad. Me limito a cirar unas cuantas frases: “La iglesia n o quiere perder su clientela, quiere conquistar nuevos adeptos. Esto provoca una especie de secularización, que es realmente deplorable”. “El mundo se pierde, la Iglesia se pierde en el mundo, los párrocos son estúpidos y mediocres; se sienten felices de ser tan solo hombres mediocres como los demás, de ser pequeños proletarios de izquierda En una iglesia he escuchado a un párroco que decía: Alegrémonos todos juntos, estrechémonos las manos…¡Jesús os desea jovialmente un hermoso día, un buen día¡ (…) Me parece de una estupidez increíble, de una absoluta falta de espíritu. Fraternidad no es mediocridad ni simple camaradería. Tenemos necesidad de lo eterno, porque ¿qué otra cosa es la religión o si se quiere lo santo?..”

Creo que felizmente las aguas están volviendo a cauce. En todo caso las lecturas en castellano de la misa dejan, para quien tenga oídos, las cosa claras.

07 noviembre, 2008

Tantas cosas pasadas y recientes¡

El día 4 de noviembre fue el cumpleaños de mi hijo mayor. Increíble me parece que tenga esa edad aquel precioso niño rubio de dos años, vestido con pantalón de peto y jersey amarillo, al que, sentada en un banco del parterre miraba reír a mi lado en esa fotografía en blanco y negro que nos hizo su padre a los dos.

El 4 de noviembre es la festividad de San Carlos Borromeo, ( vivió a fines del siglo XVI) y este año me enteré, en la misa de ese día, que fue amigo de San Felipe Neri y San Ignacio de Loyola.

San Felipe Neri siempre me cayó simpático porque conozco una frase suya que da mucho de sí y que aunque posiblemente conté aquí, no está demás repetirla: “¡Señor te doy gracias porque las cosas no son como a mi me gustaría¡ De San Felipe Neri conozco algo más por el libro “El bosco y su tiempo”:

Cuenta en él Hugo Wast:
En uno de los sermones que se han conservado de Don Bosco, describe la llegada ante las puertas de Roma de un joven estudiante que fue después San Felipe Neri, fundador de la Congregación del Oratorio. Don Bosco ha puesto en ese trozo la emoción y el realismo de una visión directa.
“_ ¿Quién eres tú y qué es lo que miras con tanta ansiedad?
“ _ Soy un pobre forastero; contemplo esta gran ciudad y un pensamiento me agita; pero temo que sea locura o temeridad.
“_ ¿Cuál es tu pensamiento?
“_ Consagrarme al bien de tantas pobres almas, de tantos niños que por falta de instrucción religiosa, van por el camino de la perdición.
“_ Posees ciencia para eso?
“_ He estudiado un po; pero estoy muy lejos de la sabiduría.
“_ ¿Tienes medios materiales?
“_ Nada; no tengo ni un pedazo de pan , aparte del que ma da mi amo cada día por caridad.
“_ ¿Tienes iglesia, tienes casa?
“_ No tengo mas que un cuartucho estrecho que me prestan. He tendido una cuerda de una pared a otra pared, y allí cuelgo mi traje.
“_ ¿Cómo pues quieres sin nombre, sin ciencia, sin fortuna, emprender tan gigantesca tarea?...Cómo te llamas?
“_ Felipe Neri…”
Y continúa diciendo el autor del libro: “ Con esta sensación de su insignificancia, pensando si sus proyectos son locura o temeridad, llega Don Bosco a Turín aquel año de 1841.
En las horas libres de sus difíciles estudios, visita las cárceles y los hospitales. Entonces advierte que hay más miserias en la corte de los reyes que en las remotas aldeas de sus montañas.

05 noviembre, 2008

De San Juan Bosco ( 1815- 1886)

“ En Turín, a parte de sus estudios y del oratorio festivo ( los más de cuatrocientos muchachos desarrapados que recoge y a los que enseña un
oficio, catecismo etc. ) que va creciendo como una planta vigorosa, confiesa, predica, administra los sacramentos en los hospitales, en los asilos, en las cárceles.

“Confesar es su vocación. No le rinde la fatiga. Suele estarse horas y horas, con los pies fríos, en un rincón glacial, escuchando a los penitentes, que se renuevan a su alrededor. Mientras más gordos son los pecados de que se acusan, más alegría siente, viendo en forma tan palpable la operación de la misericordia divina.
Cuando se le acerca un nuevo cliente, su mirada sagacísima descubre, antes que el otro abra la boca, que especie de pecados son los que lo atormentan y lo llevan a sus pies.Adivina sus vacilaciones y su vergüenza, y lo alienta con palabras así:
- Vea amigo mío, hoy hoy solo tengo tiempo para confesar cosas graves; de modo que si usted no me trae sino bagatelas, le ruego que dejemos para más tarde esta confesión.
El penitente comienza a sentirse más animado pero todavía vacila. Don Bosco añade:
- Si tiene cosas graves, échelas sobre mí, y estaré contento, y el Señor estará más contento aún…
- ¡Oh, no dude que yo le voy a satisfacer¡- exclama con voz sorda y conmovida el penitente.
- ¡Gracias a Dios¡ ¿cuántos años hace que no se confiesa?.. ¡Hábleme como a un amigo que tiene el poder de perdonarlo en nombre de Dios¡ ¡Hábleme como al mismo Dios que sabe todo lo que usted me va a decir¡

Don Bosco había confesado en las cárceles y conocía la mortal vanidad que los criminales sacan de sus delitos (…) “ Qué me vas a decir a mí, que he estado doce años en galeras¡” “¡Y a mí que fui condenado a muerte y el rey me conmutó la pena¡”
Esa franqueza brutal, ese orgullo del crimen, las más de las veces no era otra cosa que necesidad de confesar, de descargar la conciencia en el pecho de un amigo. Don Bosco lo comprendía y encauzaba hacia el bien el instinto de confidencias de esos desventurados.”

( “Don Bosco y su tiempo “. Hugo Wasr. Ed. Palabra )



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01 noviembre, 2008

Día de todos Santos

He vuelto a coger un gran libro: “El Bosco y su tiempo” de Hugo Wast. Mi madre cuando yo era niña también leyó una biografía de San Juan Bosco. Parece que la estoy viendo en la camilla del cuarto de estar contarnos la impresión que le produjo el pacto que el Bosco hizo con un amigo suyo de que el que muriera antes de los dos volvería, a decirle al otro cual había sido su destino eterno. He encontrado también yo ese pasaje en mi libro. Me parece muy propio contarlo esta noche entre el día de Todos los Santos y el día de todos los fieles difuntos:

“Hacia el final de las vacaciones, Juan Bosco y Luis Comollo hicieron un pacto terrible.
Durante toda su vida recordará Juan con espanto aquel imprudente convenio.
Fue un día muy hermoso de ese otoño. Iban los dos por el camino del pueblo de Cinzano (…) La estación había sido mala por la sequía. Comollo paseo su mirada por los marchitos viñedos y dijo:
- Las culpas de los hombres son las que traen es?tas calamidades.
- ¡ Así es espero que el año que viene dios se apiadará de la miseria de sus hijos y estas voñas darán más vino
- Me alegro por ellos, pero yo, al año que viene beberé mejor vino que el que produce este valle
- Luis, me hablas de tu muerte próxima ¿es ese el vino que vas a beber?
- -¡Si¡
- Ni tu ni yo – repuso Juan- sabemos los secretos de Dios; pero es seguro que algún día nos separaremos. Tu te irás antes o me iré yo… ¿quieres que hagamos un pacto?
- Bueno –respondió seria y simplemente Luis, adivinando lo que su amigo iba a proponerle.
- Te propongo Luis que el primero de los dos que muera, volverá con el permiso de Dios, a avisar al otro cual ha sido su destino.
Se apretaron la mano, sellando su original convenio y se apartaron.
(…) “Yo no comprendía – escribe Don Bosco – la importancia de semejante promesa; y confieso que hubo mucha ligereza de nuestra parte, y no aconsejaría a nadie hacer igual..Las últimas palabras de Comello y su mirada me aseguraron que cumpliría el pacto”
Porque, efectivamente, en lla primavera próxima, el 2 de abril de 1839 murió el seminarista Luis Comollo, a la edad de 22 años.
Una lúgubre consternación invadió el Seminario. Todos le amaban y muchos conocían el pacto con Bosco.
Este años después escribió la vida de Comollo, y en ella refiere como se cumplió aquel tremendo trato.
“Era la noche del 3 al 4 de abril, que siguió al día de su sepultura. Estábamos ya acostados los alumnos del curso de Teología, en el dormitorio que da sobre el patio de Medio dia. Yo no dormía, pensaba en nuestro pacto y aguardaba lo que iba a ocurrir pero de una gran inquietud.
“Cuando al sonar las doce de la noche, se oye un rumor sordo, que avanza desde el fondo del corredor, haciéndose más y más recio. Es como un carro tirado por muchos caballos(…) No sabría explicar aquel fragor, que hacía enmudecer de
espanto, y que dejaba detrás de sí vibrantes las paredes, la bóveda y el pavimento (…) Los seminaristas se despiertan y permanecen mudos. Yo estaba petrificado de horror.. se abre violentamente la puerta del dormitorio; solo se ve un fulgor pálido, que parece regulado por aquel rumor. Luego un repentino silencio; la luz brilla más y oigo la voz de Comollo, que por tres veces me dice: “¡Bosco, Bosco, Bosco¡ ¡Me he salvado¡ Los compañeros saaltaron de la cama y huyeron desatinadamente, agrupándose unos en un rincón otros alrededor del prefecto, que era Don Juan Fioritto, de Rivoli.. Todos oyeron aquel ruido y muchos la voz sin entenderla.
“He sufrido mucho, y en ese instante fue tal mi pavor que hubiera preferido morir. No me acuerdo de haber tenido miedo nunca sino esa vez. Me resultó una grave enfermedad que me llevó al borde de la tumba, y me dejó tan mal de salud que solo años después logré restablecerme.
“Dios omnipotente y misericordioso no escucha esos pactos; pero alguna vez permite que se cumplan, como en este caso. No aconsejo nunca el imitarme. Al poner en contacto las cosas naturales con las sobrenaturales, la pobre Humanidad sufre profundamente, y no es necesario para nuestra salvación. Tenemos sobradas pruebas dee la existencia del alma y no necesitamos otras. Bástenos lo que nos ha revelado nuestro Señor Jesucristo”.
("Don Bosco y su tiempo". Ed. Palabra9

Lo que mi madre me contó a mi en dos palabras yo lo he contado por extenso al mundo.