18 marzo, 2018

Nicolae Steinhardt: "Diario de la felicidad"

1942.Steinhardt Gerla está en  Gerla en la celda 87 de una en la cárcel comunista por asistir acírculos literarios. Nos cuenta :  " Tras una conversación con el padre I.P. ¡Pase que no creas en Dios¡ No todo el mundo tiene suficiente cerebro para concebirlo o suficiente alma para conocer su amor. ¡Pero que no creas en el diablo¡ ¡Eso no se entiende¡¡Por amor de Dios¡, tenemos suficiente material perceptivo para poder sentir al diablo a nuestro alrededor, siempre al acecho, agitándose, enredando, dando coletazos – waiting, como dice Mr. Macawver , ( personaje de Dickens: “David Cooperfield) for somethig to turn up, igual cae algo - siempre a nuestra disposición, aprovechando cualquier ocasión, listo para cualquier llamada, camarero atento, incansable pedigüeño que se contenta con cualquier cosa. No hay que olvidar que su principal táctica, bien conocida por Thomas Mann, Dostoyevski y todos los que lo han estudiado de cerca, consiste en pretender que no existe. Cuando Luero le arrojó el tintero, hizo lo más natural – y lo más inteligente – de toda su vida (“Diario de la felicidad”, N.Steinhardt).Justo al poco de esto,  me encontré este comentario del Papa Francisco (14 – 3- 20013): “Si no confesamos a a Jesucristo,algo no funciona (…) Cuando no se confiesa a Jesucristo ma viene a la memoria la frase de León Bloy: “Quién no reza al Señor reza al diablo”.

08 marzo, 2018

Adrienne de Lafayettte

Cueta André Maurois en sus “Memorias”, que su amigo René de Chambrun, descendiente del Marqués de Lafayette, le contó que había descubierto en el desván del castillo de La Grange (donde había vivido su antepasado) una prodigiosa colección de papeles de familia, cartas, periódicos, documentos; que había allí elementos biográficos que arrojaría una luz nueva sobre la vida de Lafayette; y que el editor norteamericanos con quien se había puesto en contacto, había expresado su deseo de que escribiese yo esa biografía; que él estaba de acuerdo , y que por consiguiente, me brindaba al oportunidad de leer y utilizar esos papeles. Acompañó a Chambrun a Lagrange para echar un vistazo. Y nos dice: “Me quedé estupefacto. El lugar había permanecido poco menos que intacto. Había innumerables cajas llenas de documentos, que milagrosamente no habían sido alterados por la humedad ni roídos por los ratones. Sobre todo atrajo mi atención la esposa de Lafayette, Adrienne. Hasta entonces nada sabía de ella; lo que aprendí me conmovió profundamente.Adrienne había sido literalmente una santa; toda bondad, amor y fe. Sin el menor fanatismo, e incluso con admirable tolerancia, había modelado su vida según la imagen de una cristiana heroica. He aquí, dije, a mis amigos, la más adorable de las santas. Es su vida y no la de Lafayette, la que me interesa escribir.Escribí este libro con ternura, con emoción, con respeto. Entonces conocí la fuerza sobrehumana de una fe profunda y pura. La había presentido, adivinado con frecuencia; pero jamás había sentido tal intimidad de pensamiento con una creyente que vivía. su creencia. Esto me pareció muy hermoso y otros pensaron como yo, pues recibí millares de cartas de lectoras que me daban las gracias por haberles hecho conocer a Adrianne.” 8 de marzo: Día de la Mujer Trabajadora.