31 julio, 2007

Ordena en tu paz, nuestros días

En la liturgia se encuentran muchas frases acertadas, como ruegos dirigidos a Dios. La que encabeza estas líneas es una de ellas.¿Hay algo mejor que vivir serenamente de acuerdo con el querer de Dios?

Algunas de ellas proceden de salmos otras del despeje mental de quienes viven o han vivido de acuerdo con lo que es la vida, que recibimos como un don y una responsabilidad.

El 29 de julio, festividad de los Santos Marta, María y Lázaro me cayeron los 67 …No en el alma, que sigue joven y esperanzada. Últimamente rezo con esa jaculatoria que rezaba Juan Pablo II: “Señor, auméntanos la fe. Consolida nuestra esperanza y aviva nuestra caridad”.

San Agustín decía a los jóvenes: “Convenceos de que Dios es más joven que cualquiera de vosotros” por eso cuando uno trata a Dios – eso es la oración – parte de esa juventud, se le pega: “Dime con quien andas…”

Marta, maría y Lázaro: el entrañable hogar de Betania, donde Cristo descansaba y cogía fuerzas para seguir predicando por los caminos…

Mi madre me enseñó una oración: “Te doy gracias Dios mío, por haberme creado, redimido y conservado hasta este día”.

29 julio, 2007

Frente al mar

Ayer estuve con Asun frente al mar. Con motivo de la “America´s cup”, el puerto de Valencia está precioso y los canales para las regatas, han permitido que existan bares como el 39º 27N, que casi parecen barcos y estar en ellos es como estar en la cubierta de un barco. El mar con su inmensidad ayuda mucho a que la conversación esté a la altura de lo que se ve y propicia confidencias. A su vera estábamos, cuando Asun me contó que un profesor universitario sueco agnóstico llegó al cristianismo en su edad madura y el catalizador que desencadenó ese proceso fue el recuerdo de niño del avemaría que le enseñó su niñera polaca. Éste hecho, a esa edad en que los sucesos de la infancia adquieren peso específico le hizo interesarse por el catolicismo y acabó llegando a él y ayudando a algunos compañeros de claustro, a que llegasen también. Me gustó la anécdota, porque siempre he creído en lo que puede dar de sí la buena siembra y mi entusiasmo hizo seguir hablando a Asun: Charles, su marido, de padre holandés y madre rusa también fue educado en el agnosticismo, pero de niño le gustaba ir con otros niños que iban detrás de la imagen de la Virgen rezando. Así aprendió el Avemaría. Y, sin saber porque, la Virgen siempre contó en su vida. De hecho, se casó por la Iglesia, el día de la Virgen del Carmen y desde entonces, sin estar bautizado, gracias a su mujer rezaba una Avemaría cada noche. A ella atribuye Asun que su marido muriera en paz, pese a que siempre tuvo mucho miedo a la muerte.

28 julio, 2007

La BIblioteca de la Dona

En la "Biblioteca de la Dona", todos los libros están escritos por mujeres, cosa que agobia bastante. No deja de se una discriminación de la mujer, como cualquier otra. Sin embargo allí está mi amiga Elisa, que sabe tratar, que no penaliza cuando devuelves tarde el libro, en ella he conocido las novelas de Carmen Martín Gaite y a fuerza de buscar siempre te acabas llevando algo. Esta vez ha sido un libro, que cogí en su honor, que habla de mujeres místicas desde Hildegarda a Simon Weil. Por él he conocido algo de Sor Juana Inés de la Cruz, la más importante poetisa mexicana del siglo XVII.

El artículo sobre ésta lo escribe Neria de Givanni y dice, cosa que no sabía, que Octavio Paz, el Premio Novel, escribió una biografía encomiástica de Sor Juana Inés de la Cruz, que seguro será interesante leer. Me ha hecho gracia ésta letrilla suya en la que reconoce que en la vida del convento, disfruta la soledad y se ahorra los trabajos a los que no puede sustraerse una mujer casada. Dic así:

“¿Qué mi tintero es la hoguera
donde tengo de quemarme,
supliendo los algodones
por aromas orientales? (…)
Gracias a Dios, que ya no
He de mler chocolate,
Ni me ha de moler a mí
quien viniera a visitarme”

27 julio, 2007

Por que no se diga

Por que no se diga que hablo de Unamuno y no doy cata de él, cojo al azar algo de su diario íntimo:

“Jueves 20 de mayo. Hechos IX

3 Yendo en busca de gloria súbitamente el terror á la muerte.
5. Triste empeño el estudiar la religión y deshacerla con el análisis.
6”Señor ¿qué quieres que haga?” Levántate y entra en la Iglesia y se te dirá lo que has de hacer.
8 En efecto no veo nada.
10 ¿Cuándo vendrá Ananías? O habré de ir a buscarle?
¿Cuál será mi destino?
18 Esto solo con la confesión se consigue.
19 El manjar eucarístico.
20-21 “Id y predicad el evangelio a todas las naciones”
23-24 consejo de matarme espiritualmente.
29. Con los griegos, es decir, n los intelectuales, con aquellos entre quienes he vivido y que me han levantado.”

Se ve Unamuno traslada al papel su meditación sobre el capítulo IX de “Los Hechos de los Apóstoles”. El que vivió obsesionado por el temor a la muerte murió de anciano sentado en la mesa camilla departiendo con un periodista. Éste contemplaba a su interlocutor pensativo, mientras sintió un fuerte olor a quemado. Miró el brasero: la zapatilla de Don Miguel estaba ardiendo, él no lo notaba. Unamuno había muerto. Lo hizo, como había vivido: hablando con el personal. Tuvo pues una muerte dulce.

Me ha emocionado ver impreso en el diario, la primera página manuscrita de él: en papel rayado de libreta con una pequeña cruz coronando la escritura se lee “ Pospón toda sabiduría terrena y toda humana y propia complacencia”

25 julio, 2007

La madre de los hijos del Zebedeo

A la madre de los hijos del Zebedeo, le salió bien la jugada, lo que resulta consolador porque el mundo está lleno de mujeres como ella. “Ordena que mis hijos en tu reino se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. El Señor la oyó, y aunque su respuesta no fue como ella hubiera querido, lo cierto es que Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo, fueron, entre los doce apóstoles junto con Pedro, los amigos predilectos de Jesús que estuvieron en el Tabor y le acompañaron en Getsemaní.

Como ella yo también tengo dos hijos Joaquín y Juan. Es cuestión de ser osada.

Hoy hace muchos años murió mi abuela Rosa Temprado, aquella buena moza de Ejulve, a la que su madre, cuando tenía pocos años, llevó a vivir a casa de una tía rica, porque así ésta la favorecería y podría casarse mejor, cuando llegara a la edad.. La pobre Rosa se pasó la primera noche en su nueva casa llorando en el balcón de su cuarto oyendo como caía el agua en la fuente de la plaza del pueblo.

Hoy, festividad de Santiago apóstol, patrón de España, cuando estábamos comiendo ha aparecido Su, la novia o la amiga – hoy todo es un batiburrillo en el cada nada es claro – de Juan, trayéndome un hermoso centro de flores porque ha sabido que por estos días es mi cumpleaños. Casi no la conozco. Menos mal que en casa se come en la mejor habitación de la casa, con mantel de tela y cuidando la presentación…Protegidos por el gran óleo del abuelo y una bonita talla de la Virgen. No se lo que durará Su. Habrá que rezar por ella, para que se entere de que el que realmente la quiere es el Señor.

24 julio, 2007

Unamuno

Tiempo hubo en que para mí Unamuno, era algo grande. Incluso rezaba por él, porque había pasado muy buenos ratos leyendolo. Don Miguel era brillante, valiente y sincero y había luchado mucho, por conservar y combatir la fe de su madre y de su Concha. Aún con su egolatría, dejaba ver esa gran sed de Dios, de infinito y de inmortalidad que le devoraba. “Esta jaula séme estrecha”decía no se donde, y yo estaba de acuerdo con él. Como estaba de acuerdo con Saint- Exupery cuando le escribía a un general: “Mire, no se puede vivir solo de refrigeradores, de política, de balances y de crucigramas”. No, no se puede.
Siempre ví en Unamuno, a un apóstol, pesar de su heterodoxia,.
Disfruté su “Vida de don Quijote y Sancho”, de la que Unamuno
decía que así como Cervantes había nacido para escribir el Quijote, él había nacido para comentarlo. Disfruté “Contra esto y aquello”, “Soledad”, “Por tierras de Portugal y España” y hasta esos poemas suyos que traía el tomo de “Las mil mejores poesías de la lengua castellana” que heredé de la biblioteca de mi padre. Más tarde, su “Diario íntimo”.

Y es esté ultimo libro suyo, el que me ha hecho escribir sobre él. Mi ejemplar se lo regalé a Eva, una tailandesa casada con un alicantino, con el quijotesco deseo de que entendiera mejor lo español, y el otro día curioseando la biblioteca de una amiga, tropecé con otro

23 julio, 2007

Robert H. Benson

Leí hace meses, “La amistad de Criso” de Robert. H. Benson. Me encantó. Benson, tiene sangre en las venas. Su apasionamiento por Cristo, contagia. Desde entonces, su nombre figura entre mis amigos. Luego supe de su vida y obra en “Escritores conversos”, otro libro estimulante. He vuelto a coger
“La amistad de Cristo” y entre lo mucho que merece ser compartido, he elegido esto:

“Cristo, cuya Encarnación conocen los católicos y cuya vida nos relatan los Evangelios, ha vivido siempre en el corazón del hombre. Se cuenta que, tras oír un sermón sobre la vida de Jesús, un anciano hindú solicitó reibir el bautismo. “Pero, ¿cómo puedes pedirlo tan rápidamente?”, preguntó el predicador. “¿Has oído antes de ahora el nombre de Jesús?” “No, replicó el anciano, pero lo conozco y he estado buscándolo toda mi vida”.

Comentando la sexta palabra de Cristo en la cruz : “Todo está cumplido”, dice, entre otras cosas:

“Del Calvario brota un enorme río de gracias, un caudal que debería hacer feliz a la Ciudad de Dios. Hay enormes embalses de gracia rebosando de los sacramentos, empapando el suelo bajo nuestros pies y refrescando el aire que respiramos. Y nosotros continuamos aferrados a nuestra odiosa falsa humildad como si la perfección fuera un sueño, y la santidad el privilegio de los que ven a Dios en la gloria.
En el nombre de Cristo, empecemos, porque Cristo ha terminado.”

22 julio, 2007

Debilidad y fortaleza

Cuenta san Francisco de Sales en su ameno libro “Introducción a la vida devota” que:

“ San Gregorio obispo de Nizanzo ( según el mismo contaba a su pueblo), paseándose a las orillas del mar, consideraba cómo, adelantándose las olas sobre la tierra, dejaban almejas, conchas, caracolillos, algas, pequeñas ostras y semejantes menudencias que la mar desechaba o, por mejor decir, escupía a las orillas; y volviendo después con nuevas olas, tornaba a tomar recoger parte de lo que había dejado, mientras que las rocas e alrededor quedaban firmes e inmóviles por más que fueran combatidas por la furiosa resaca continuada. Sobre esto fabricó este espiritual pensamiento: que los flacos, como las almejas, conchas y caracolillos, se dejan llevar ya a la aflicción , ya a la consolación, puestos a la voluntad de las ondas y olas de la fortuna; pero que los grandes ánimos quedan firmes e inmóviles ante cualquier género de borrasca. Y de este pensamiento hizo nacer estos fervorosos afectos de David: “¡Oh Señor¡ Sálvame, porque las aguas han penetrado hasta mi alma. ¡Oh Señor¡ Líbrame del profundo de las aguas, que me han llevado al profundo del mar y la tempestad me ha sumergido”;
porque entonces se hallaba en grande aflicción, viendo que Maximus intentaba usurpar su obispado.”

Por otro lado, saber de memoria algunos Salmos, apaña mucho la vida. Vaya éste, de ejemplo: “¡Señor¡, alegra a tu siervo que he clamado a Ti día y noche”

21 julio, 2007

Impresesora implacable

Hace tiempo copié para “postear” un par de folios del libro “El purgatorio”, y también para regalarlos, por considerarlo lectura de interés ahora que estamos más acá de la frontera. Suponiendo claro está que se esté de acuerdo con aquello de que “este mundo es el camino para el otro que es morada sin pesar” y también con que, después de la muerte, el disfrute de esa morada exija purificarse en el purgatorio, especie de tintorería en la que limpia nuestra alma para ser digna de ver a Dios. El caso es que para felicitar por escrito en el día de su santo a dos “Carmenes”, se me ocurrió incluirles los dos folios en cuestión porque, además de serles útil su lectura, Nuestra Señora del Carmen es patrona de las almas del purgatorio. Total: me puse a imprimirlo y por lo visto, llevada de mi habitual impaciencia, debí darle un montón de ordenes a “imprimir”, porque ahora, figuran en mi haber folios y folios, que repiten los cuatro por mi deseados.. Parecía que la impresora se hubiera vuelto loca vomitando “el purgatorio”. Un agobio.

Pero como no hay mal que por bien no venga y como amortizar el trabajo parece razonable, me veo ahora en la coyuntura de “endilgar” las susodichas copias a ésta, la otra y la de más allá. De momento me llevo cuatro ejemplares a la Residencia de las Ángelicas donde vive la bendita Patro de 85 años, que posiblemente se “saltará el purgatorio a la torera”, con el encargo de que las reparta entre sus amigas.

17 julio, 2007

Libertad, libertad..

“El cristianismo abre sin cesar nuevos caminos a la libertad, caminos que conducen a todas partes. Nos impone un mínimum de disciplina para asegurarnos un máximo de independencia. No es un freno para libertad, sino una brújula. Lo que no es navegar libremente es hacerlo sin brújula: la barca es primero juguete del viento y de los arrecifes, hasta que un día se estrella contra una escollera para quedar inmovilizada en una esclavitud definitiva.. No hay libertad sin vínculos vivos, y la religión, como su misma etimología expresa, es el vínculo vivo por excelencia” (Gustav Thibon, “Cristianismo y libertad”). Si no orientamos la libertad para responder al amor de Dios y a los demás, aparecerá siempre una tiranía: la del yo, la del juicio presuntamente independiente, pero condicionado por corrientes de opinión de la sociedad en que se vive.

“Estamos embarcados, decía Pascal y la alternativa es clara: mañana seremos los miembros de una misma tripulación animados por el mismo amor, o bien galeote que, curvados bajo el mismo látigo, remarán en la misma galera”

Texto tomado de “La luz de la obediencia” de Justo Luis R. Sánchez de Alva.

Garbo

En el prólogo de “Cuentos para mujeres valientes” de Doña Emilia Pardo Bazán ( libro interesante y terrible, por cuanto en él, mujer y víctima son casi sinónimos) he leído estas palabras de la autora que me han hecho sonreír:

“En el 68 ocurrieron tres acontecimientos importantes: me vestí de largo, me casé y estalló la revolución de septiembre”.

Dos líneas, en mi opinión, suficientes para marcar el garbo y desparpajo
de quien lleva la escritura en las venas. No creo se ofenda Doña Emilia, (que se casó a los dieciséis años) si, a toro pasado, la imito y escribo dos líneas a mi vez:

“ En el 68 (cien años más tarde) ocurrieron dos cosas importantes: nació en abril mi hijo Juan y tuvo lugar “la revolución de mayo”, de ésta no he dicho nada aquí, pero lo haré..

Garbo tienen también las palabras que Juan Manuel de la Prada escribe en el prólogo de “El hombre eterno” de Chesterton (lectura prometedora que acabo de iniciar). Entresaco éstas:

“En Chesterton, la gracia de la expresión nunca se alcanza en detrimento de la hondura del pensamiento; ambas forman una aleación que hace de su escritura un festín de la inteligencia y una exultante experiencia estética.”

15 julio, 2007

Monasterio de Montecasino

El 11 de julio fue San Benito. No escribí una letra sobre quien tanto hizo por preservar en las invasiones de bárbaros y mulsumanes la cultura greco- romana, por instruir y cristianizar a éstos y establecer, con el trabajo de sus monjes: (“ora et labora) no solo lo que serían los fundamentos espirituales de Europa, sino su mismo desarrollo material. Vayan por él estas líneas escritas por Louis de Wohl que narra en “Ciudadelas de Dios” la vida novelada de San Benito de Nursia:

“Veinte años después de la muerte de San Benito, los lombardos invadieron Italia y destruyeron el monasterio de Monte Casino. En cuanto se retiraron hacia el norte, los hijos de San Benito lo reconstruyeron. Los sarracenos volvieron a destruirlo y los benedictinos lo edificaron de nuevo. El emperador Federico II Hoheustaufen lo mandó quemar, pero volvió a surgir de las cenizas. Tropas pertenecientes a más de doce países intervinieron en una feroz batalla junto a sus muros y cientos de aviones lo bombardearon y destruyeron en la Segunda Guerra Mundial, pero los monjes lo restauraron y sigue allí erguido. Siempre, en todas esas vicisitudes, los monjes salvaron la vida y en ninguna prevalecieron los poderes del odio y de la guerra. Durante catorce siglos, han continuado la tarea iniciada por su padre espiritual, cubriendo la tierra de Ciudadelas de Dios, proyectando hacia el cielo el limpio surtidor de su oración, salvaguardando la antigua cultura grecorromana, base de la civilización occidental y convirtiendo a los pueblos bárbaros a la Fe de Jesucristo. Todos los pueblos de Europa tienen con ellos una deuda de gratitud que nunca podrá ser debidamente restituida.
Mientras tanto , los hijos de San Benito seguirán hasta el fin de los tiempos, modelando su vida con arreglo a la gran Regla que él redactó, una Regla de la que San Berardo dijo que no era de un hombre sino del Espíritu Santo”.

13 julio, 2007

"Y no dijo una palabra"

"Y no dijo una palabra" es una interesante novela de Heinrich Böll que leí hace años un verano en Samper de Calanda. Conservo esta descripción del atractivo que para un hombre tiene una mujer que reza:

" Entonces distinguí brevemente a la muchacha, a la luz de la única vela : un perfil delicado y una sencilla devoción al ponerse de pie, arrodillarse un momento y subir las gradas para apagar la vela izquierda. Envuelta por el tenue y amarillo resplandor, vi que era realmente bonita; alta y delgada, con un rostro sereno, y en su modo de afilar los labios y soplar no hubo nada artificial .La oscuridad la cubrió y no volví a ver a la chica hasta que penetró en la grisácea luz que penetraba por la ventana empotrada en la parte alta de la pared. De nuevo me impresionó el porte de su cabeza, el movimiento de su cogote al pasar por mi lado y mirarme un instante, observándome tranquila antes de salir de la iglesia. Era hermosa y yo la seguí. Llegada a la puerta, hizo una nueva genuflexión, empujó la puerta y se llevó al niño tonto consigo"

Testigo de la revlución francesa

Del Diario de Mrs Elliot, amante del Duque de Orleans, encarcelada durante la revolución francesa:

"Sobre las ocho de la tarde, sentada junto al fuego, sin poder reprimir el llanto, entraron el carcelero y su esposa llevando un camastro parecido al mío, relativamente más confortable que los otros que había en la celda. Se mostraron compasivos conmigo, trataron de aliviarme en mi dolor y me dijeron que en breve tendría compañía en la celda. Pregunté quien era. Me dijeron que un anciano inglés...La verdad es que me molestó, tener en breve compañía masculina.
Cuando el pobre anciano entró en mi celda, vi que se trataba del doctor Gem, un médico inglés que vivía en Francia durante cuarenta años; tenía entonces ochenta años de edad. Me dolió mucho ver a un hombre tan mayor en semejante lugar. El también le dolió verme allí; me dijo que había algo que me concernía: que en breve se decidiría mi suerte. También me dijo que no temía por su vida, pues al fin y al cabo era un filósofo y un ateo; esto último lamenté oírselo decir. Parecía desear que habláramos sobre estos supuestos, la filosofía y el ateísmo, pero le rogué que me dejara como estaba, esto es, en lo que el llamó mi ignorancia...La religión era el único consuelo que me quedaba en aquellas circunstancias, ante las pavorosas escenas que veía a diario desde hacía tiempo. Supongo que eso me dio las fuerzas necesarias para sostenerle cuando se vino a bajo, cuando el pobre hombre cayó en un estado de desesperación evidente al saberse desprovisto de lo que había sido su mundo, su tranquilidad, las comodidades que hasta entonces había gozado. Traté de divertirle con anécdotas y al final conseguí que se riera. Después, con los ojo llenos de lágrimas, me dijo: “Parece usted feliz y contenta, aunque quizá en pocos días la conduzcan al cadaldso. Yo, en cambio un viejo, sólo echo de menos la vida cómoda y grata”. Le hacía la cama, limpiaba la parte e celda que ocupaba, le lavaba la cara y las manos, remendaba sus medias...En fin, le presté todas las atenciones que deben tenerse con una persona de su edad que a penas puede valerse.

12 julio, 2007

¿Ropa o zarrios?

Si hay algo que en otro tiempo era gratificante para una mujer y ahora ha dejado de serlo es salir a comprarse ropa. Y no porque con los años una ya no es lo que era o haya engordado en exceso, sino porque se hace realidad una frase que empleaba mi madre, cuando mi hermana y yo no nos arreglábamos a su gusto: “parece que te visten tus enemigos”. En este campo las cosas no han cambiado para bien. ¿Dónde están esos trajes elegantes, discretos, favorecedores, que trataban de realzar el cuerpo de una mujer y no de hundirlo en la miseria? ¿Por qué es imposible encontrar una falda de longitud normal y hay que llevar en verano pantalones como en invierno? ¿ Sólo hay mujeres de quince años? Pero aunque así fuera ¿Son bonitas esas mini faldas, que apoyan en las caderas dejando al aire ombligo y riñones? Decía Forges, no hace mucho, que en los años sesenta se llevaban los pantalones “pata de elefante”, luego vinieron los pantalones “pitillo” y ahora tenemos los “pantalones cantinflas”. A Cantinflas se le caían siempre los pantalones, se le escurrían. Era parte de su comicidad. Pues eso que él llevaba para hacer reír, llena nuestras aceras, dejándonos ver más de lo que quisiéramos, ya que solo por moralidad: un cuerpo estético no es patrimonio de todas. Hoy se desviste a la mujer en lugar de vestirla, y con ello se le hace un flaco servicio, que siempre la tela sobre el cuerpo, además de preservar la intimidad, le da misterio y a veces, le da también juventud.

10 julio, 2007

Jose Antonio

Cuando salgo de casa por las mañanas alrededor de las nueve veo en la terraza de al lado a José Antonio. Llevo años viéndolo inclinado sobre el periódico, casi bebiéndoselo. Como si fuese la Biblia. Jose Antonio es de mi quinta. Solo un hombre puede llegar a esa edad apacentándose de viento. Jose Antonio trabajaba con mi marido, cuando éste era en palabras del Director de la Oficina de obras Públicas “el hombre más sonriente de la oficina” y yo, en palabras de su chofer preferido, me parecía a Sonia Bruno. Tiempos lejanos. José Antonio era Ingeniero de Caminos, cuando los Ingenieros de Caminos eran, en frase de mi madre: “poco menos que nuestro Señor”.

En cuanto a mi, con marido pero sin hijos, tenía tiempo de hacer en el Departamento de Cancerología de la Facultad, cromatografías de capa fina de los aminoácidos extraídos de la sangre de ratas a las que se les había inoculado un determinado tipo de cáncer. Allí conocí a María, la mujer de José Antonio. Eran un matrimonio “progre”:nada de práctica religiosa. Cuando una mujer tenía un montón de hijos se hablaba de ella como del “segundo sexo”..y mirada de superioridad hacia quienes veíamos las cosas de otro modo. Han pasado los años. Jose Antonio y María tuvieron una niña y ahora dos nietos. Él lleva tiempo jubilado. Juan, al que yo vi siempre como a San José, otro Ingeniero de Caminos de su misma edad y compañero suyo, tuvo seis hijos, entre ellos un sacerdote, y ahora tiene además, treinta nietos. Aprovecha su jubilación para trabajar de otro modo: Curso en Praga para Ingenieros, Escuela de Padres en África..

Nada es más práctico que una buena teoría. (Aristóteles)

Quien le pusiera a José Antonio un buen libro en las manos. Como Dios es su Padre, alguien lo hará. A mi me queda al pasar por su lado, rezar por él.

09 julio, 2007

Érase una vez...

“La hoja de otoño” era el título de un cuento que inventé sobre la marcha para Marta y Fe, para que comieran a un ritmo razonable y no solo para eso, que siempre he sido consciente de lo que los cuentos, escuchado o leídos ayudan en la vida. Seguía con ello la tradición familiar pues mi padre, a una edad nuestra parecida nos había contado, a mi hermana y a mí, también improvisando: “El rey de las alturas y de las llanuras” cuando paseábamos por la Gran – Vía cogidas de su mano, esperando que mi madre bajara de probarse en la modista. El caso es que “La hoja de otoño”, título que sin duda escogí porque en mis tiempos de universitaria había escrito, con pluma estilográfica, sobre una hoja seca de castaño unas frases poéticas, causó gran impresión en mi hija Marta, hasta el punto de que mi nieta de ocho años me ha dicho a veces: “Cuéntame el cuento de “la hoja de otoño” que le contaste a mamá”. Cualquiera sabe lo que le conté a su madre, como cualquiera sabe lo que me contó mi padre. Pero ahí están esos títulos evocadores…

Toda esta historia viene a cuento de que el dibujo, que acabo de “postear”y le he puesto el título de”Fantasía”, porque algo había que poner, es de Marta, que es capaz de crear, con sus tintas planas, todo un mundo poético, que saca la sonrisa al rostro. Marta dibujando siembra sonrisas y sueños ¿Quién sabe lo que puede dar de sí el querer y contar cuentos a los niños?

08 julio, 2007

Fantasia


07 julio, 2007

De la tertulia.... (II)

“Un filipino le dijo a un holandés en Ámsterdam, en un centro del Opus Dei: “yo estoy aquí por lo que decía D. Álvaro: si rezáis y os mortificáis y aquí no veis el fruto, se dará en Filipinas.”

“El Señor bendice con la enfermedad. Cuando el atentado de Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 ( festividad de la Virgen d Fátima) D. Álvaro fue a ver al Papa al hospital. Estaba muy mal, cogiéndole cariñosamente un brazo le dijo: “Santidad: esto no es un atentado es una caricia de la Virgen”. El Papa contestó: “eso pienso yo”.

A la pregunta de un economista de treinta y un año que acababa de pedir la admisión a la Obra de ¿cómo podría recuperar el tiempo pedido? Le Respondió: ¿Qué hubiera sido de mí si Dios n e hubiese llevado de la mano?. Saber pedir perdón, cuando nos hemos equivocado, es una hermosa forma de amar. Saber pisotear nuestro yo. Leed el Catecismo de la Iglesia despacito. Atiende a los demás con paciencia. No te enfades. Que sepan decir que no. Rebeldía contra la animalidad que quieren meternos en la cabeza. Fraternidad. Quiere a la gente. Podemos ser demasiado impositivos. Trabajar con rectitud d intención. Hablar de la confesión que es el sacramento de la alegría, porque se recupera la paz. Quiere mucho a la gente. Rezar por el Papa, que le podamos decir: hoy no te he dejad solo. Ofrecer por él pequeñas mortificaciones: retrasar el beber agua cuando s tiene sed, sonreír cuando se está cansado, no cruzar las piernas..
E vez en cuando el Señor no dice: “tienes que cambiar”. Y ha que cambiar.
Rezad por los sacerdotes”. Nos bendijo y se fue

De la tertulia con el Prelado del Opus Dei (I)

Tomé apuntes en ella y los transcribo tal cual. Creo que pueden ayudar a muchos

“ No dejéis de rezar por el Papa. Tiene ochenta años y lleva mucho peso. Decid: “Señor, ayuda al Papa”. No hay virtud sin alegría. Ir a misa a decirle al Señor que le queréis. San Justino cuando la autoridad romana le acusó de ir a misa, respondió: “ Sin el día del Señor, no podemos vivir”. Tened confianza en el Señor, no le tengáis miedo. Para Dios somos el hijo o la hija única. Juan Pablo II empezó su pontificado diciendo: “¡No tengáis miedo¡ ¡abrid las puertas a Cristo¡”. Dejadle entrar, dejadle que os cure”.

Al acercarle, desde abajo del escenario a una chinita de dos años para que la cogiera en brazos, dijo: “mil trescientos millones de chinos nos esperan.
Rezad por Rusia. Las mujeres que van a ir vivirán en un sexto piso. Allí abundan las casas sin ascensor. Hay una mejicana bastante abundante.. Tenemos que bajar el peso de nuestro egoísmo.” A las mujeres: “ No os dejéis comprar por la moda, que os rebaja. Que tiende a hacer de la mujer un objeto. Cuidad el arreglo personal, el vestir con dignidad, eso atrae y podéis hacer mucho bien.”

Examen de conciencia. El llevar las cuentas – las cuentas de la castañera- es necesario para cualquier negocio. No hay negocio más importante que la santidad. Sed puntuales, alegres, serviciales, ser para los demás una alfombra para que los demás pisen blando. No hay cristianismo sin alegría. La santidad está en la fidelidad a las cosas pequeñas. Juan Pablo II en la canonización de San Josemaría lo llamó el santo de lo ordinario.

04 julio, 2007

La gordita

La gordita

Cuando tenía tres años me regalaron una muñeca de trapo, que he visto muchas veces, en fotos en blanco y negro, pequeñas y con margen festoneado. Enlas que se ve que la llevo casi arrastrando. Era “la gordita” y parece que le tenía gran amor. Más tarde iba a veces de visita con mis padres a casa de tres primas hermanas de éste: Leonor, Pilar y Esperanza, solteras y primorosas. De la casa, una tacita de plata – hasta una niña podía darse cuenta - solo recuerdo el repostero de la entrada, con el escudo heráldico de los Domínguez que me hacía calibrar la importancia de las dueñas de la casa, y el ambiente pulcro y cuidado, pese a los almohadones macetas y cachivaches. En una casa así solo podían vivir mujeres. Ellas me regalaron “la gordita”, obra de sus manos.

Leonor, la mayor de ellas, era simpática, dicharachera, labios pintados, papada y rizo artificioso sobre la frente, Pilar un poco arisca de trato decían que había sido muy guapa traído loco al Marqués de La Cadena. Pero éste harto de desplantes, pese a su nombre rompió la cadena que le ataba a ella y Esperanza, era maestra y había escrito un libro sobre santa
Isabel de Portugal la infanta aragonesa que se casó a los trece años con Don Dionís el rey de Portugal. Tras siete años felices, Don Dionís “se la pegó” con muchas damas de la corte. Ella, madre de Alfonso IV, hizo entrar a la agonía del rey a todos sus hijos bastardos, a los que había educado en la corte junto a ella como al suyo. Esto y muchas cosas más, como el arrepentimiento del rey que murió teniendo su mano entre las de su esposa, decía el librito de Esperanza que ganó un premio no se si de la Caja de Ahorros de Zaragoza. Santa Isabel de Portugal (1271-1336) está enterrada en Coimbra. Su fiesta se celebra el 4 de julio.

Por azares de la vida me han regalado otra gordita preciosa, que hace las delicias de mi nieta Vega cuando viene a casa.

02 julio, 2007

Carmen Nieves Cristina

Cuando quedé para hoy con mi sobrino Pedro, lo hice sin pensar que era el aniversario de boda de sus padres. Que habrán celebrado en el cielo si es que allí se celebran aniversarios que creo que sí, no solo por haber visto hoy al hijo de mi hermana, sino porque he tenido un día estupendo: Juan me ha invitado a comer al “Zacarías” ( que se come muy bien) y además del café con Pedro, a media tarde, he estado con mi otro hijo en una terraza, viendo caer la tarde, en buena compañía y con buena horchata. Como por la mañana había visto a Marta y hemos estado un rato juntas, me he pasado el día hablando, escuchando más bien, con gente joven. En medio, de estas situación – he sacado dos ratos de hacerle compañía a Jesús Sacramentado que estaba expuesto en Santo Tomás.

¿Puedo decir que cuando una gira alrededor del Señor, los demás giran alrededor de una? Se ve que he podido.

Carmen Nieves Cristina, era mi hermana. Murió, en el parto de Pedro hace 39 años, cuando ella tenía 34. Dejaba cuatro hijos niños pequeños. Si yo no hubiera creído, que no se mueve una hoja del árbol, sin la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos, le hubiera saltado al cuello al ginecólogo que la asistió. Dios se vale de los tontos y de los listos para llevar a cabo sus designios. En esto, como en todo, la fe facilita la vida. Se casó un 2 de julio, en la capilla del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia y murió desangrada un 22 de julio, festividad de Santa María Magdalena, a la cual se parecía por su belleza, por su cabellera y por su piedad. El nombre de Cristina debieron ponérselo porque al nacer el 4 de junio es muy probable que fuera Corpus ese día. De cualquier modo, Carmen Nieves Cristina murió como Cristo derramando su sangre y como Él dando la vida.