29 agosto, 2013

El enano Trasgolisto

En “La Virgen de la Vega”, ver en caminos y ribazos la paja brillando al sol, siempre me gustó verla brillar, trajo a mi memoria el cuento del enano Trasgolisto que me dejaron una noche los Reyes Magos, cuando era pequeña. No solo ví a todo color la portada y alguna de las iliustraciones, sino que por la noche, en el duerme vela, pude recordar el cuento entero. Siempre he agradecido a Dios mi memoria fotográfica, que no solo me ayudó a estudiar sino que ha sazonado mi vida con momentos estupendos. Mi padre, era un Rey Mago formidable, estoy segura que fue él quien lo eligió. No se deben elegir a la ligera los regalos de Reyes para los niños. Puede ir en ello mucho más de lo que imaginamos. A mi padre le debo, amén de la vida, y el sentido de ella, el amor por los libros y por las historias.Y ahora, voy a contar el cuento: eráse una vez un molinero que tenía una hija bella y que hilaba muy bien. Su padre orgulloso de ella decía: “Mi hija sería capaz de transformar la paja en oro”. El comentario llegó a oídos del Rey y éste mandó apresar a la joven, le metió en un cuaro lleno de paja hasta el techo y dijo con voz tonante: “ ¡No saldrás de aquí hasta que no conviertas toda esta paja en oro¡ ”. Ante la imposibilidad de cumplir la orden, la molinera no dejaba de llorar. En esas estaba cuando apareció, como por encanto, un enano de barba blanca que le dijo: “Yo te convertiré la paja en oro si cuando tengas tu primer hijo, me lo entregas”, Ella, aceptó. La paja se convirtió en oro y el enano desapareció. El rey al ver el portento y la belleza de la molinera, se casó con ella. Vino su primer hijo y héte aquí que aprovechando que estaba sola, el enano se presento para llevarse al niño. Ella lloraba descosolada y suplicaba al enano. Éste, seguro de su triunfo le dijo: “Si eres capaz de adivinar mi nombre, no me llevaré al niño”. La molinera empezó a probar: “¿ No te llamarás…?” y los nombres se iban multiplicando. Nada. Cada noche iba el enano a verla, sin que ella acertara a descubrir su nombre. Cuando el enano estaba a puntro de llevarse al niño, ella le dijo: “¿No te llamarás el enano Trasgolisto ?”. Lo había adivinado, el enano se enfureció de rabia y se marcho para no volver más. La reina se había enterado porque mandó a uno de sus criados a lo más intrincado del bosque en el que por las noches se reunen los enanos en torno a una hoguera y le había visto bailar alrededor de ella mientras cantaba alegre: “¡Nadie sabrá que me llamo el enano Trasgolisto”. El cuento, como todos, si se piensa tiene su miga.

22 agosto, 2013

La bufanda

He vuelto a coger el ganchillo. No me da calor el trabajar la lana. Me siento, más bién como una alegre hormiga hacendosa que se prepara para el invierno. Creo que el “ganchillo” no debería perderse. Más entretenido que las maquinitas es un trabajo artesano, bonito y útil que además descansa. Y por su mecánica rutina, pacifica y permite el gozoso encuentro con una misma. Algunas de mis nietas querría aprender.Intento enseñarles pero no tienen paciencia: “Toma – me dicen sonriendo, devolviéndome ganchillo y lana – ¡no me sale¡”. No está todo perdido, ya mujeres, si la servidumbre que imponen los tiempos se lo permite, habrá “talleres” en los que podrán aprender. A mí me enseñó,a los nueve años, la Madre Paula en el Colegio de las Teresianas, en Cirilo Amorós 62. Durante la clase de labor rezábamos el rosario. Algunas, que tenían lana suficiente, hacían una “mañanita”, las otras una bufanda, o sencillamente aprendíamos a hacer el punto. En 1950, mi madre, o no estaba por el desenbolso, o no tenía confianza en mí para lo de la “mañanita”. Este verano he vuelto a hacer alegremente mi “hora de labor”. Pero rezo el rosario fuera de ella.

05 agosto, 2013

Algo que contó "Benvenuta" a Rilke

Entre las cartas que se cruzaron entre Rilke y “Benvenuta”- Magda von Hattonberb, a quien el poeta llamó “Benvenuta” – correspondencia entre el 26 de enero al 26 de febrero de 1914 y que terminó bruscamente tras el primer encuentro de éstos, recogida ésta en “Cartas a Benvenuta”, (grijalbo) hay algo que por su utilidad – como un aviso - para las mujeres, quiero reseñar: “ Una persona me arrebató la fe, una persona que… quería ser mi dios. Una persona que quiso imponer por la fuerza a mi juventid incipiente su amor rígido y dominante a fin de gobernar, no, a fin de sojuzgar. Es una historia dura y amarga que acabó así: en el momento en que mi insensata juventud creyó que aquel que me arrebató podía darme todo lo que había perdido através de su persona, él se apartó y se marchó llevándose en sus despiadas manos la victoria de haberme arrebatado a Dios”. Mucho me gustaría que la experiencia de “Benvenuta” fuera conocida por tantas mujeres que por no apartarse de “su hombre” renuncian temerariamente a Dios que las hizo. Terminaré con una frase de San Agustín, que utiliza el Papa Francisco en la “Lumen Fidei”: “Ab eo qui fecit te noli deficere nec ad te”, de aquel que te ha hecho no te alejes ni para ir a ti”. Siempre el pecado es, además de una ofensa a Dios, mejor dicho: precisamente por ello, un error de cálculo.

04 agosto, 2013

En verano, libros

Me fui a “La casa del libro” a comprarme “Biografía del silencio” de Pablo d Órs que me había recomendado, sin leerla, mi hijo el escritor. A él, a su vez, se la había recomendado, creo que Jesús Aguado que ha hecho una larga y elogiosa reseña de otro libro del autor, del que he hablado: “El olvido de sí”; que hemos leído, con diferente aprovechamiento, mi hijo y yo. No lo tenían, constaba en la base de datos. Lo del silencio viene de perlas: nadie que pretenda tener una vida interior rica, puede prescindir de él. Por otra parte a medida que uno va cumpliendo años, el silencio resulta un amigo entrañable. Lo de la edad, me trae a colación algo que es de sentido común y hoy no se valora en absoluto: dejar hablar a los abuelos. Tienen mucho que contar, no solo “batallitas”, que tal como están las cosas ni se les pasa por la cabeza el hacerlo. Sobre este “arrinconamiento” de los ancianos expresaba su rechazo con claridad el Papa Franciso en su reciente viaje a Brasil. Decía, entre otras cosas, que hay dos sectores marginados en nuestra sociedad - en la que prima la eficacia -: los niños y los abuelos. Sobre este tema algo más diré en otro momento. Volvamos a los libros: como he hecho toda mi vida despues de desayunar, “primun vívere ,deinde philosofare” – no sé si está bién escrito- dedico un cuarto de hora en la lectura de un buen libro de espiritualidad, que me da el espaldarazo necesario para afrontar el día con salero. El último leído ha sido “Nadar a contra corriente” una serie de entrevistas a Benedicto XVI recogidas por Jose Pedro Manglano, lo he disfrutado. De literatura “La historia de San Michele” que no la leí en mi juventud y que es realmente amena, aunque a veces no esté de acuerdo Axel Munthe. La gente que lee mucho y bien no es aburrida, no puede serlo.

02 agosto, 2013

La fiesta de Río

“Brasil, la tierra donde te encontré…” esa canción, con su pizca de sensualidad, que tanto hemos oído en las verbenas, tiene para muchos otra letra: la imagen de la cantidad de personas que tras haber encontrado a Dios en su vida, no quisieron perderse la JMJ de Río de Janeiro, y la de los que lo han encontrado allí, con el Papa Francisco, por la oración y el sacrificio de tantos. Porque aunque quien actúa es Dios, nos deja colaborar con Él como un buen padre hace con su hijo pequeño. Mucho hemos disfrutado frente al televisor los últimos días de julio. Mucho, de lo allí dicho ha sido comentado alegremente unos con otros. Pero sobre todo, en nuestra mente, quedan la imagen de los miles de personas indundando el hermoso litoral de Copacabana, y las homilías del Papa directas e incisivas, que será bueno rumiar. Ya en su primera nornada en “Aparecida”, después de habernos dicho que no traía oro ni plata pero que traía a Cristo, y que Dios nunca se cansa de perdonar aunque nosotros no le pidamos perdón, nos habló de las tres actitudes en la vida que querría que tuviéramos: “ mantener la esperanza, dejarnos sorprender por Cristo y vivir con alegría”. Todo un programa claro y conciso para sacarle mucho jugo. Ahora que el Papa Francisco ha entrado en el corazón de nuestra casa, leer su primera encíclica: “Lumen Fidei” ( “La luz de la Fe”) puede ser un buen medio para poder así tirar briosamente hacia delante.