31 agosto, 2008

Fragmento

Copio un fragmento de la homilía “La esperanza del cristiano” de San Josemaría Escrivá, por tratar un tema que suele salir en las conversaciones con amigos: el compromiso humano de algunos agnósticos frente a la ausencia del mismo en quienes ostentan muchas veces, el nombre de cristianos.

“ Pero si abundan los temerosos y los frívolos, en esta tierra nuestra muchos hombres rectos, impulsados por un noble ideal – aunque sin motivo sobrenatural, por filantropía-,
afronta toda clase de privaciones y se gastan generosamente en servir a los otros, en ayudarles en sus sufrimientos otodo cuanto habían hecho mis manos y todos los afanes que al hacerlo tuve, y vi que todo era vanidad y apacentarse de viento, y que no hay provecho alguno bajo el sol en sus dificultades. Me siento siempre movido a respetar, e incluso a admirar la tenacidad de quien trabaja decididamente por un ideal limpio. Sin embargo considero una obligación mía recordar que todo lo que iniciamos aquí, si es empresa exclusivamente nuestra, nace con el sello de la caducidad. Meditad las palabras de la Escritura: “he contemplado todo cuanto habían hecho mis manos y todos los afanes que al hacerlo tuve, y vi que todo era vanidad y apacentarse de viento, y que no hay provecho alguno bajo el sol” (Eclo II,11)”


Al poner el punto final me doy cuenta que me he confundido al elegir el párrafo.
Doy el que fue mi primera intención:

“No olvidemos jamás que para todos – para cada uno de nosotros por tanto- solo hay dos modos de estar en la tierra: se vive vida divina luchando para agradar a Di; o se vive vida animal, más o menos humanamente ilustrada, cuando se prescinde de Él. Nunca he concedido demasiado peso a los “santones” que alardean de no ser creyentes: los quiero muy de veras, como a todos los hombres, mis hermanos; admiro su buena voluntad, que en determinados aspectos puede mostrarse heroica, pero klos compadezco, porque tienen la enorme desgracia de que les falta la luz y el calor de Dios y la inefable alegría de la esperanza teologal”

Elegir un fragmento de un texto siempre es arriesgado. Pero uno puede si quiere, leerlo entero. “La esperanza del cristiano está editada en el libro “Amigos de Dios” Ed. Por RIALP

Secuencia de Pentecostés

A mí la lectura de esta Secuencia, me pone la carne de gallina. Quizá le iocurra a algunos más. Para ellos: ahí va:


Ven, Espíritu divino
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don, entre dones espléndido,
luz que penetra las almas
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tu le faltas por dentro,
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

29 agosto, 2008

El collar

A la puerta del Santuario de la Virgen de la Vega, la colonia de veraneantes ha organizado un rastrillo para sacar dinero y cambiar el suelo. Quien más quien meno, ha llevado algo que se ha quitado de encima o de lo que se ha desprendido generosamente. Al pasar por allí con mi hija Fe, al día siguiente era mi santo, vi un collar largo de dos vueltas que me gustó. Lo dije en voz alta sin pensar, y entonces Fe se dirigió a la vendedora y me lo regaló. Me emocionó el gesto. Se agradecen mucho los detalles de los hijos. Luego ha resultado que el tal collar es una encomienda: es de piedra dura y pesa como un plomo. Y el caso es que hace años, tenía un collar de ese tipo y por lo que pesaba, primero lo acorté y después me deshice de él. Pero la vida es larga y el hombre, o la mujer, es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. ¿Qué queda pues de mi aprecio del collar?. El que fuera un regalo de Fe. Pensé que eso pasa con las pequeñas cosas que hacemos por Dios. Carecen de valor, son naderías, Él nos las necesita, pero le gusta que se las demos porque es Padre.

El día de mi santo, santa Rosa de Lima, tuve muchas llamadas de teléfono y gente que rezara por mí y otro pequeño regalo: un dibujo a bolígrafo de una sirenita que me hizo mi nieta Belén en una hoja de libreta. Tenía chispa y me hizo sonreír. Pensé que Belén, como su madre, dominará un dibujo con encanto. Los niños solo pueden regalar dibujos, son pobres, no tienen otra cosa. Por eso entienden tan bien esos pequeños sacrificios hechos por Dios, como tardar un poco a beber agua, sentarse un rato sin apoyar la espalda, comer algo que no gusta…Enseñarles a vivir voluntariamente esas cosas es además de hacerles religiosos y por lo tanto realistas, un magnífico medio de prepararles para la vida.

Tertulia

Veníamos contentas por la carretera Pepa, Amparo y yo. Salíamos de oír a Diógenes. Me explicaré: salíamos de oír hablar de Dios, aquí en La Virgen de la Vega, a Pilar, que ha venido desde Valencia a darnos una charla, de esas en las que una sale mejor de lo que entra, en casa de Mary. Mary ha heredado de sus padres una gran casona de otros tiempos capaz de albergar a mucha gente y con un jardín colosal. Nuestro contento, tras oír aquello que nos venía como agua de mayo, propició, que ya solas las tres y carretera adelante, se estableciera un clima de confianza y Amparo nos hablara de su padre y de sí misma. Creo que vale la pena, que a mi vez lo cuente yo, con el fin de a aumentar el auditorio.

El Padre de Amparo era Médico radiólogo, carrera de la cual vivió, Licenciado en Historia, Abogado, Licenciado en Filosofía y Letras y padre de cinco hijas, de las cuales conozco a dos: Amparo y Tinés, con ocho hijos cada una. Doy el dato porque soy de la opinión de que para una mujer, cada hijo es una condecoración, una cruz de guerra. Salvador, que así se llamaba el hombre a quien me refiero, se fue al Seminario de joven y cuando estaba a punto de cantar misa se salió. Al hacerlo le prometió a su padre que el cinco años se haría Médico ( entonces Medicina se estudiaba en siete si es que las cosas iban bien) y así fue. Ya vemos que luego continuó estudiando. Como Abogado solo ejerció una vez y ganó un pleito en el Supremo. Después de esa experiencia, paradójicamente decidió que no ejercería la abogacía. Tenía una biblioteca considerable y no dejó de leer en su vida. En su ancianidad leía con lupa la historia de los hititas porque no quería morirse sin saber de ellos, vaya usted a saber por qué. Salvador conservó siempre su biblioteca de sacerdote con una Suma Teológica atiborrada de notas, que le tocó a Amparo en suerte y bien le vendrá porque Amparo tiene un nieto, Rafa, que con dieciocho años se ha dejado a la novia y se ha ido al Seminario. Cuando a Salvador, ya sacramentado a Salvador el sacerdote le rezaba en latín la recomendación del alma, él la iba recitando por delante del cura, hasta que éste le dijo: “¿Quién recomienda su alma, usted o yo?”. Ahora que escribo esto, me vienen a la cabeza esas palabra de Miguel de Unamuno: “Quiero morir con los ojos abiertos / quiero morir bien abiertos los ojos”.

Lo que Amparo ha contado de sí misma, no lo voy a contar. Espero que me sirva porque los buenos ejemplos, calan a Dios gracias. Los malos también, pero de esos procuro saber pocos. Antes de que empezara la charla en casa de Mary, (que tiene treina nietos de tres hijas) perfecta anfitriona solícita con todas, mientras tenía encima el bebé de Macarena, la profesora de mi nieto Juan y de veinticuatro niños más, ha dicho mirándome una frase que yo he archivado: “Me está viniendo a la cabeza Marcelino, uno de los niños que cuidé cuando estuve en Kenia acompañando a Juan”. Le he contestado: “llena de nietos aquí y cuidando niños en Kenia…”. Recuerdo que de Juan y Mary conté el verano pasado cosas aquí.

Hoy Santa Mónica, madre de San Agustín. Gran amiga mía y de la que mi abuela Rosa se acordaba todas las noches.

Diógenes

Se cuenta que un día un discípulo de Diógenes que había subido mucho en el favor real, fue a visitar a su antiguo maestro y lo encontró comiéndose un plato de lentejas que era entonces la comida de los pobres. Al discípulo le dio mucha pena verlo y le dijo: “Diógenes, si hubieras aprendido a dular al rey no tendrías ahora que comerte este plato de lentejas”. A lo que Diógenes le contestó: “Si tú hubieras aprendido a comer lentejas, no tendrías ahora que adular al rey”. Maestro y discípulo charlaron un rato y como siempre sucedía cuando se encontraban, éste salía de la conversación mejor y más fuerte que antes de ella. El discípulo fue después a hablar con el rey para contarle lo pobremente que vivía Diógenes. El rey decidió ir a hacerle una visita con su séquito. Al llegar a la casa de Diógenes se lo encontró sin hacer nada sentado a la puerta. El rey le dijo: “Diógenes, tu has enseñado a muchos y con tu vida eres un faro de luz para todos. Pídeme lo que quieras que te lo daré: trabajo, dinero, tierras, mansiones”. Diógenes se lo quedó mirando y le dijo: “¿De verdad me darás lo que te pida?”. Ante el asentimiento del rey, Diógenes respondió: “Pues quítate de delante porque me estás tapando el sol. ¿no ves que estoy tomando el sol”. Después de que el rey se hubiera apartado Diógenes continúo: “Si estuvieras dispuesto a darme algo para los demás, te pediría escuelas, hospitales, carreteras…, pero para mí no necesito nada.”

Lo que acabo de escribir lo contó el lunes pasado en la homilía un sacerdote del Opus Dei que vino a la Virgen de la Vega a confesar toda la tarde a la gente y después celebró la misa. Ésta la empezó diciendo que celebrábamos la festividad de San José de Calasanz, 1648 aragonés y fundador de las Escuelas Pías ( escolapios). Las primeras vocaciones la obtuvo en Roma con las que estableció sus primeras escuelas en los barrios más pobres de la ciudad. Se distinguió por su paciencia y fortaleza pues sufrió calumnias y persecución, hasta por sus mismos compañeros y éstos consiguieron echarle de la orden que él había fundado.

24 agosto, 2008

Lecturas

Este verano no me he provisto bien de lectura. Y a eso hay que añadir la interrupción de una novela de Evelyn Waugh, no porque no fuera capaz de atraparme sino porque había algo de morboso en la manera de hacerlo. Evelyn Waugh después de una vida turbulenta se convirtió al catolicismo. No se en que etapa de su vida escribió la novela a que me refiero. De todas formas, traje conmigo “Razones para creer” de Chesterton. Traer a éste en el equipaje, siempre es un acierto. Pero hete aquí, que olvidé el libro en un banco de la Iglesia, y aunque lo he recuperado, me costó hacerlo, así que en el ínterin, le metí el diente a “El maravilloso viaje de Nils Holgersson” de Selma Laguerlöf, Premio Nobel creo que del 28, que también acabó convirtiéndose al catolicismo, y cuya vida de Santa Catalina de Siena, merece leerse. Embarcarse en el viaje de Nils a lomos de un pato, rumbo a Laponia formando pare de una bandada de patos salvajes, no deja de ser una lectura apropiada cuando se está pasando unos días, en “La Virgen De la Vega” donde sol, pinos, nubes y tormentas son bastante más que una compañía saludable y enriquecedora. Conseguí también, antes de venirme para acá, una amplia selección de frases de las distintas intervenciones de Benedicto XVI en los cuatro días que estuvo en Australia. Mucho habría que transmitir, pero para no romper la unidad de lo escrito, elegiré una frase que puede hacer referencia al paisaje: “Nuestros ojos se han abierto para ver el mundo que nos rodea como es verdaderamente “colmado”, como dice el poeta, “de la grandeza de Dios”. Cada mañana, a subir la persiana del balcón que se abre hacia la montaña, puedo constatar la verdad de esas palabras del Papa.

Dato

Según una encuesta publicada recientemente por el CIS un millón de personas en España oyen misa a diario y diez millones de personas oyen misa los domingos. Quizá sorprenda el dato, y quizá no. Pertenezco a quienes piensan que oír misa diaria es una manera espléndida de iniciar o coronar el día. Me gustaría explicar por qué, pero veinte líneas dan para poco. Estoy pasando nos días de descanso en “La Virgen de la Vega” y puedo decir que aquí la colonia de veraneantes, entre los que abundan muchos matrimonios jóvenes, con muchos niños pequeños, llena a diario la espaciosa nave de la ermita- por su tamaño, Iglesia - de la Virgen de la Vega, para asistir a la misa de ocho. Asistencia que tiene su mérito porque a esa hora las madres de niños pequeños tienen cenas y acostadas y las de niños un poco más mayores, han tenido quizá que cortar la excursión para poder llegar a la misa. Lo que resulta esperanzador, ya que en frase de Benedicto XVI, “la gente que reza, tiene esperanza. ” y creo que puede decirse sin que ello sea cargar las tintas que la esperanza la necesitamos todos y en buena medida el mundo de hoy, que todos conocemos. El Papa, lo conoce también y con mucha más profundidad, no solo por su misión sino por su historia y trayectoria personal. Prueba de ello son unas palabras que dirigió a los jóvenes en Sidney en el hipódromo de Randweick : “En muchas de nuestras sociedades, junto a la prosperidad, se está expandiendo el desierto espiritualidad: un vacío interior, un miedo indefinible, un larvado sentido de desesperación”. Siempre, al terminar la misa el sacerdote nos dice:¡ “Que paséis una buena noche¡”. Creo que así es, que la pasamos.

17 agosto, 2008

Afganistán

Hay muchas realidades en nuestro mundo que nos sobrecogen por el gran dolor de quienes las afrontan, por la barbarie y el sadismo de los verdugos, por la clara acción del diablo contra el hombre, manejando a éste a su placer como marioneta, contra los otros hombres. Realidades ante las cuales el lector occidental, metido en su burbuja protectora, se siente impotente y sin embargo conocerlas es de algún modo en una obligación. Siempre se puede hacer algo para remediarlas, siempre se puede rezar. Rezar es eficaz, aunque a esa nuestra mentalidad occidental tan prepotente y tan materializada, pueda parecerle algo ingenuo. No ha mucho que un grupo de estudiantes españoles - lo contaba Alfa y Omega (ABC) - fueron a la India a visitar a las Hermanas de la Caridad, de la Madre Teresa de Calcuta, allí vieron a la hermana Rúa, catalana, al preguntarle que podían hacer ellos para ayudar, ella les contestó: “Rezar”. Ellos insistieron: “rezar ya rezamos, pero ¿qué más podemos hacer? Y ella insistió: “Rezar, rezar para que seamos fieles”. No todos podemos estar en vanguardia, pero todos hacemos falta.

Estoy leyendo un libro interesante: “El viento se llevará nuestras palabras” de Doris Lessing. Ésta es Premio Nobel del 2006 y Príncipe de Asturias del 2001. Doris Lessing hace en él una apasionada defensa del pueblo afgano y está destinado a concienciar a occidente de que preste su ayuda a Afganistán. Como cita introductoria del libro, se hace eco de ésta petición de ayuda, recogiendo las palabras que le oyó al Comandante Muyahid, en Peshawar en ,1986: “A gritos os pedimos ayuda, pero el viento se lleva nuestras palabras”. La autora, cuenta, con profusión de testimonios, y el relato no pierde interés, las terribles consecuencias de la invasión rusa de Afganistán. Su prólogo del libro, que dedica “Al valeroso pueblo de Afganistán”, termina así:

“Un veterano de la guerra de 1914 me advirtió, al preincipio de la Segunda Guerra Mundial: “Recuerda que en toda guerra la primera baja es la verdad. Había nacido un cliché; siempre lo he recordado, y resultó ser un consejo muy útil.

Doris Lessing
7-octubre de 2001

Nos acaban de decir que el bombardeo de Afganistán ha comenzado7-octubre-2001zado.”

16 agosto, 2008

Gente de paz

En el retiro espiritual que todos los meses brinda la Iglesia de San Juan del Hospital de Valencia, al que asistí el 14 de agosto, festividad de San Maximiliano Kolbe – sacerdote que ofreció su vida en rescate de la de un padre de familia, en Auswizt - a las cinco de la tarde y con un calor de justicia, el sacerdote – sevillano y guasón - después de decirnos que al final nos impondría una medalla, hizo jocosa referencia a lo duro del verano del ama de casa. A ésta, sobre todo si es abuela joven, le llueven feudos de todo tipo, de manera que sin haber terminado la batalla de abastecer al personal con las viandas de la comida, se le viene encima la preparación de la cena. Sin contar aprovisionamiento de la intendencia, lavadoras, cuidado de la bisabuela que a veces está, amén de templamiento de gaitas que toda convivencia exige si se quiere conservar la paz. Como las cosas son como él las contaba – haciendo nos reír si podía, lo que siempre se agradece, allí estábamos, junto al sagrario, un puñado de mujeres dispuestas a hacer acopio de fuerzas, para lo que pudiera presentarse. Y a propósito de la paz en la familia, más amenazada en verano por una convivencia más estrecha y muchas veces poco descanso, a mano le vino al cura una coplilla al respecto, para que cada cual se la aplicara: “ En la puerta de tu casa/ he de poner un letrero / con letritas de oro fino:/ “por aquí, se entra en el cielo”. Al oírla recordé que en el rezo del rosario en familia de mi casa, siempre me chocaron de niña, cuando mi madre que era quien lo dirigía pedía : “Paz y concordia entre los Príncipes cristianos”. Era también mi madre, la que frente al carácter polemista de la familia de mi padre, decía con cierta superioridad alegre: “en mi familia siempre hemos sido todos gente de paz.”

15 agosto, 2008

Javea

He pasado un par de días en Javea, 12 y 13 de agosto. El mar..la mar. Su color, su inmensidad, su murmullo, sus olas rompiendo en las rocas. Hay que verlo. Es imposible no ver tras él, al Creador y no agradecerle infinitamente el don de la
vista.

En Javea estaban Juan y Su que esperan un hijo en septiembre. Juan es un moreno de verde luna que muy bien podía ser Antoñito el Cimborrio, Su, con embarazo y todo, parece una sirenita dorada cuyos ojos tienen aún un color más bonito que el del mar. Comida con ellos en la terraza su apartamento, frente al Mediterráneo y al eolver la cabeza viendo los pinos al fondo de la casa por la terraza de atrás. Javea tiene un paisaje increíble.

Me contaron que Ratzinger, que es muy friolero, antes de ser Papa, no se si era ya cardenal o no, estuvo en Javea en enero y cuando en julio del año pasado estuvo en Valencia como Benedicto XVI, paseando por la gran terraza que corona el edificio del Palacio Arzobispal en el que se alojaba, recordando su estancia en Javea, preguntó: “¿vive todavía el párroco de la Iglesia del pueblo?, no de esa que han hecho nueva, la del pueblo”
En la Iglesia nueva, la del puerto he oído misa estos días. Los arquitectos fueron Fernando García –Ordoñez y Juan María Dexeus y el ingeniero que calculó la estructura Claudio Gómez Perreta. La vi recién inaugurada, 1969 creo, y me impresionó: una nave de hormigón con forma de barca ( la barca de Pedro) sostenida por doce ¿arbotantes? ( que representan los doce apóstoles) y cubierta exenta de madera como la quilla de un barco.
De ella pende un crucifijo de gran tamaño, cuya sombra al iluminarse la iglesia proyecta otras dos grandes cruces de forma que allí en el espacio uno ve representado el calvario. Nada más propio para oír la misa. A Juan María Dexeus (mi hijo se llama Juan María por él) que está en el cielo porque era un santo además de un magnífico arquitecto, le he pedido en su iglesia por Juan y por Su. Que puedan recitar el salmo: “Señor Tu has sido nuestro refugio de generación en generación.

09 agosto, 2008

El Libro de los libros

Hablando de cómo la Sagrada Escritura, que aprendió de memoria en dos lenguas, formó el alma de San Pablo, y del gran amor que los judíos tenían a la misma, cuenta Joseph Holzner en su biografía sobre San Pablo:

“Es algo conmovedor y sin ejemplo el amor de éste pueblo tenía a su Biblia. Doscientos años antes de la destrucción de Jerusalén, un sabio judío, en una colección cde sentencias, ya había expresado el pensamiento de su época, que también latía en el alma del joven Saulo “Este es el libro de la alianza hecha con el mismo Dios altísimo. De él brota la sabiduría como el agua del Pisón en su crecida y el agua del Tigres cuando desborda en primavera. De él brota el juicio como el Eufrates en sus avenidas y el Jordán en la época de recolección. De él ha brotado la disciplina como el agua del Nilo en otoño. Nadie ha habido que haya aprendido completamente todo el contenido de su sabiduría, y nadie existirá que sea capaz de agotarlo. Pues su significado es más rico que el mar y su palabra más profunda que un abismo”. Y continúa diciendo Holzner:

“En la destrucción del Templo en tiempo de Tito, los judíos, que entienden de preciosidades, abandonaron los vasos sagrados de oro y plata, los candelabros y las lámparas, y hasta el racional del sumo sacerdote, con las grandes piedras preciosas, solo para salvar la Biblia. Esta era el verdadero tesoro del templo y no fue presa de las llamas.”

Y digo yo : ¿No estará relacionado el agrado con que se ven , a pesar de los años, películas de las grandes historias del oeste americano como “La gran Prueba”, “Centauros del desierto”, “Siete novias para siete hermanos” o incluso “El hombre tranquilo”,a que reflejan una familia fuerte en la que la lectura en común de la Biblia no es un elemento sin importancia?

¿Causa perdida?

Decir hoy que la auténtica realización de la mujer está firmemente anclada en su maternidad sea ésta biológica o no ( ahí está la Madre Teresa de Calcuta) podría muy bien ser una causa perdida, pero ello no significaría que no fuese verdad. Es bueno, para la salud mental, distinguir entre lo que se dice de las cosas y lo que las cosas son. Distinción que cada vez resulta más difícil por el bombardeo publicitario a que, nos guste o no, estamos sometidos salvo que nos vayamos a la trapa que no es el caso.

Y digo esto porque me ha conmovido el dato que Stanislao Dziwisz, que acompañó a Juan Pablo II como secretario durante cuarenta años: doce en Cracovia veintisiete en Roma, da de su propia vida en “ Una vida con Karol”. Don Stanislao fue el quinto hijo de los siete que tuvieron Dzivisz. El padre era un obrero del ferrocarril que murió arrollado por un tren a los 39 años. Lo cuenta así: “Mi padre, como todas las mañanas, se dirigía hacia el trabajo; mientras estaba atravesando una vía, un tren lo arrolló. Tenía solo 39 años. Cuando nos dieron la noticia, me invadió en el acto un frío helador: nunca más volvería a sentir sus manos sobre mis hombros. Mi madre era una emujer llena de fe y de coraje. A pesar del inmenso dolor que sentía en el corazón, nos colmó de amor. Y consiguió sacarnos adelante a los siete, multiplicando, no se sabe cómo el dinero de su modesta pensión.”

Quienes somos algo mayores hemos conocido algún caso así. El heroísmo de mujeres que no ha ocupado nunca una sola línea de periódico. No lo necesitaban. Solo los fuertes pueden vivir sin el reconocimiento de sus méritos.

05 agosto, 2008

Año Paulino

Leí en mi juventud el “San Pablo” de Joseph Holzner, libro que encontré serio y sesudo. Lo presté hace años – no se deben prestar los libros, dicen que hay dos tipos de imbéciles: los que dejan los libros y los que los devuelven – y ya no lo volví a ver. Ahora, para estar a tono con el año paulino – me he vuelto a hacer con otro ejemplar y he empezado otra vez su lectura con la esperanza de sacarle nuevo jugo en vista de que ahora soy más seria y sesuda que entonces. Un placer, el cuarto de hora diario que dedico a merendarme sus 504 páginas a letra más bien pequeña.

Amén de disfrutar la mucha historia romano-judeo- helénica, que el libro suministra con rigor y amenidad, de sumergirme por tanto en lo que son las raíces de Europa me ha ayudado a encontrar una pieza del puzzle familiar. Me explicaré: como una de mis manías es encontrarle sentido a nombres y acontecimientos de la propia historia, a desenredar la complicada madeja de nuestro devenir – si se me permite la pedantería- a creer que las cosas no son fruto del azar sino que todo tiene un por qué, que es gozoso descubrir; yo no podía entender que pito tocaba que mi nieto ruso se llame Alejando ( yo preferiría llamarle Aliosha pero no me dejan) ¿Qué hace un Alejandro entre nosotros? Holzner me ha dado la pista. Oigámosle:

“…el mundo exterior del joven Saulo de Tarso (Pablo), era el de la cultura griega, de la lengua universal griega y del municipio griego, este singular instrumento colonial en el cual Alejandro basó su plan para la conquista y penetración del oriente con el espíritu griego. Al soplo de este genio y por el talento organizador de ss sucesores, los Ptolomeos y Seléucidas, florecieron grandes ciudades y altas escuelas como Rodas, Tarso, Antioquia, Alejandría…En todas las ciudades pululaban maestros y artistas del decir y predicadores de sabiduría (…)Este mundo intelectual, moral y artístico existía en todas partes, y en todas partes era de actualidad. Nadie
podía sustraerse a su influjo. Y el hombre que había de escribir más tarde: “Examinadlo todo y quedaos con lo bueno” (1Thess 5,21) se acomodó a él ya desde muy pronto.”

“ Con mirada retrospectiva podemos afirmar que Tarso parecía destinada a producir el hombre (Pablo) que debía recibir el testamento de Alejandro Magno, de unir espiritualmente el oriente con el occidente; y además cumplir la profecía del Señor: “Vendrán muchos del oriente y del occidente
para sentarse a la mesa del reino de los cielis, junto a Abrahan, Isaacy Jacob”

El padre de mi nieto Alejandro, se llama Pablo. Todo está en los libros. todo está en los libros…

04 agosto, 2008

No puedo dejar pasar

No puedo dejar pasar el 4 de agosto sin dedicar unas líneas a San Juan María Vianney, el santo cura de Ars, al que año tras año he encomendado a mi hijo Juan María. Buen momento, por otra parte, para recomendar, se que lo he hecho, la magnífica Biografía suya escrita por Francis Trocha y editada por Palabra. Es uno de esos libros gordos, que te meten de lleno en una época histórica, con lo que ello descansa, y que tan propios son del tiempo más relajado del verano.

Esta vez las líneas proceden de la semblanza que de él trae “Alfa y Omega”
“… Después de unos años de persecución religiosa, la figura del cura de Ars fue como una luz en los campos de Francia; se multiplicaban las peregrinaciones desde todo lugar para oír su palabra y recibir su absolución; su confesonario abierto incansables horas atrajo a todo el país.
Falleció el 4 de agosto de 1859. Tenía 73 años. Todos los caminos de Francia se llenaron de peregrinos para despedir a su santo. El 8 de enero de 1905 san Pío X lo elevaría a los altares. Desde su confesonario y clarividencia supo ver el Corazón de la Misericordia, proclamado años después por el gran Papa Juan Pablo II ”.

A San Juan María Vianney, patrono del clero universal, le costó mucho su oredenación sacerdotal, a los 29 años porque no aprobaba el latín…

03 agosto, 2008

Lidia

Cuentan “Los Hechos de los Apóstoles” cuando Pablo llega a Filipos (Europa): “ Él sábado salimos fuera de la puerta, junto al río, donde pensábamos que estaba el lugar de la oración, y sentados hablamos con algunas mujeres que se hallaban reunidas. Cierta mujer llamada Lidia, temerosa de Dios, purpuraria de la ciudad de Tiatira, escuchaba atenta. El Señor había abierto su corazón para entender las cosas que Pablo decía. Una vez que se bautizó con toda su casa, rogó diciendo: Puesto que me habéis juzgado fiel al Señor, entrad en mi casa y quedaos en ella; y nos obligó” (Hch.16, 13-15)

Lidia, la primera cristiana europea, purpuraria de la ciudad de Tiatira, tuvo la suerte de oír la predicación de San Pablo. Sacó tiempo para ello – las profesiones antes no eran tan agobiantes como ahora – y escuchaba atenta. Lidia era, además de una mujer trabajadora, que porque ganaba su dinero podía hospedar a Pablo y quien le acompañaba, una verdadera mujer. Las cosas de Dios le interesaban. Cuando veo tanta mujer profesional que no tiene ni tiempo ni ganas de oír lo único que realmente importa y hace la vida interesante y plena, pienso que desde Lidia acá, la mujer ha perdido mucho. “El Señor había abierto su corazón para entender las cosas que Pablo decía”. Algo que suele ocurrir a quien se pone a la escucha de la palabra de Dios. Pienso también que es cruel y demoníaco extenuar a la mujer o al hombre con un trabajo que no deja espacio al propio crecimiento.

Hoy es Santa Lidia. No lo sabía. Me ha sido grato descubrirlo. Otra fecha más que archivar. Es el santo de otra Lidia: la amiga de Mary Ángeles, que ha venido desde Zaragoza a pasar unos días con ella. Este año, vino para cuidarla, con sus casi noventa años, cuando Mary Ángeles no podía andar y ahora porque este año Mary Ángeles no sale de vacaciones porque su perra “Luna” está muy vieja para viajar. Dos mujeres de muy distinta edad, cuyos santos se celebran el 2 y el 3 de agosto, que tienen sin duda, aunque ellas no lo sepan, el aire de familia de aquella Lidia del siglo I que sabía escuchar a quien podía arreglarle la vida.

02 agosto, 2008

Aquí de nuevo

Mucho tiempo sin escribir, pero la vida sigue. Esta ausencia de escritura, me ha venido bien: la convicción palpable de que el mundo sigue girando igual sin que yo añada una letra a él. Pero, sabido esto: a escribir. A sacudir la modorra y a ponerse e comunicación, al menos por mi parte, con el mundo mundial.

Han pasada muchas cosas. El 23 de julio nació Nachito, el tercer hijo de mi hija Fe, después de una dura cesárea, la tercera. La he visto sufrir mucho. En pleno siglo XXI, siguen siendo verdad las palabras que, dirigidas a Eva, el Génesis pone en boca de Dios: “Y tu mujer darás a luz a tus hijos con dolor”. Así es. A veces, con mucho dolor. “Tus hijos serán santos – le dije - porque te cuestan mucho”.

Se ha roto la cadera mi amiga Patro, ochenta y cinco años (alguna cosa he contado de ella). Cuando lo supe me reboté un poco. Patro es una mujer muy religiosa, que tiene muy gravado en el alma la muerte de su madre que cuenta muchas veces, siempre con el mismo tono:“ Mi madre nunca quiso morfina, le decía al Señor: “ Señor, no me quites los dolores, pero dame fuerza para soportarlos, los ofrezco por la conversión de los pecadores”. Ahora es a Patro a quien le duele todo. Da gracias a Dios por lo bien que la cuidan en el Hospital, por haber tenido plaza en “Las Ángelicas”… Digo que al enterarme me rebote un poco porque Patro, viuda sin hijos, la única que ha sobrevivido a sus seis hermanos, que toma al día catorce pastillas y que ve muy mal ¿ no había demostrado ya ampliamente sin rotura de cadera su paciencia y conformidad con la voluntad de Dios?. Alguien, con mas sentido sobrenatural que yo me dijo: “La rotura de cadera de Patro es providencial”. Recordé que el Papa entonces estaba en Sidney. A todo hombre, en la batalla de la vida, se le da la oportunidad de estar en la primera línea de fuego.