04 noviembre, 2014

Divagando, que no es tal

Hoy escribo, como al desgaire, sin ajustarme a tema. Sacando a luz ideas o frases que a lo largo de los años, me ha dicho o he leído en libros y me han "tocado". Son perlas que sirviéndome en el trajín cotidiano y siguiendo el refrán de “Haz bién, y no mires a quien”,vierto en mi blog. Sabido es que muchos de nuestros refranes tienen, como no podía ser de otro modo dadas las raíces cristianas de Europa, tienen raíz evangélica. Uno de ellos, jugoso y certero, cuya verdad las madres tenemos ocasión de comprobar a menudo es éste: “Si santo quieres ser, los de casa te han de hacer”. Así es. Una de las Obras de Misericordia que estudiamos en el catecismo, los que lo estudiamos, reza así: “Sufrir con paciencia las flaquezas de tu –prójimo”. Cuando ese prójimo ese el marido o los hijos, esas “flaquezas”: desaires, críticas más o menos ácidas a nuestro modo de actuar o vivir.. duelen doblemente. Y es bueno que así sea, porque es señal de que nos importan, e que los queremos. Se engancha, con lo que voy diciendo algo que a veces decía mi madre: “Con ése, hay que andar con contemplaciones.” Con todos deberíamos andar “con contemplaciones”. Cosa hoy difícil porque nadie contempla a nadie, si se contempla algo es el móvil. El amor, el cariño va siempre unido al temor,al temor de hacer daño. Por eso uno de los dones del Éspíritu Santo es “El santo temor de Dios”. Y ahora, a otra cosa, mariposa. Sabemos que la vida es lucha. Sin tregua, sin cuartel. Tanto si uno quiere sobrevivir, “la pereza es pobreza”, como si quiere hacer de la suya algo valioso. Lucha claro está, contra uno mismo, no contra los otros. Lo que decía Machado “Yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas”. Pues bién, una vez le oí decir a un sacerdote y me ayudó: “Lucha contra el moro que tienes delante”. Me gustó. El moro que tienes delante son las cosas que uno debe hacer y siempre encuentra excusas para posponerlas. “Por la calle del mañana se llega a la plaza del nunca”. La frase me sonó a no te pongas a elucubrar y “Haz lo que debes y está en lo que haces”. A otro sacerdote oí una vez: “La pereceza es una falta de amor” – y lo explicó – “Contra pereza, diligencia. Y diligencia viene del verbo latino “diligere”, que significa amar.”. ¡Cuanta cultura y cuantos recursos morales se han perdido, mandando el latín a paseo en la enseñanza secundaria común a Ciencias y Letras.