31 mayo, 2005

Conchita

Conocí a Conchita cuando ella tenía 44 años. Ahora tiene 89. Yo entonces tenía 10. Ahora no tengo edad porque el espíritu no envejece y siempre procuré cultivarlo. La primera imagen que tengo suya data de 1950, en una gran concentración en la Plaza del Caudillo, hoy Plaza del Ayuntamiento, convocada por el Arzobispo porque aquel año era Año Santo. Empezó a llover y un paraguas no se si suyo o de mi madre, amparó la incipiente amistad parroquial de las dos, cuyas hijas iban al mismo Colegio. La hija de Conchita se llamaba Inma. Estudiábamos juntas, cuando nos tocaban las capitales de Europa, repetíamos una y cien veces la lista: Francia, capital París ; Inglaterra capital Londres… y ella se daba un reglazo en la cabeza cada vez que fallaba en el emparejamiento de naciones y capitales. Conchita era viuda desde los 27. Una viuda bonita y buena, que aunque pudo cambiar de estado, no quiso hacerlo por no dar un padrastro a sus hijos. A veces venía los domingos por la tarde a casa y se notaba en ella una cierta amargura. Mi madre tenía marido, alto y guapo y sobre todo bueno. Cuando ella aparecía, mi padre se iba a estudiar al despacho y abandonaba la mesa camilla que hasta entonces compartía con mi madre. Las dos mujeres pasaban amigablemente la tarde dominical. “Tu madre era una gran conversadora” me diría años después. Conchita, desde su juventud, es de misa diaria. Conserva una figurita mona, una vista que le permite hacer impecables jersecitos a sus nietos, un hermoso pelo blanco de peluquería semanal y una estupenda cabeza. Conchita vive sola. Cuando hace poco fui a felicitarla por su cumpleaños el 29 de abril, festividad de Santa Catalina de Siena, me dijo: “Cuánto tengo que agradecer a Dios. Me protege mucho” y se notaba que esa gratitud se extendía a su vida entera. Ésta estará previsiblemente flanqueada por dos Papas del mismo nombre: Benedicto XV y Benedicto XVI. Esta última observación es suya. Conchita nació en abril de 1916 y reconforta verla.

29 mayo, 2005

Memoria de los días

Pasan raudos los días, cada uno con su afán, y cargados de sucesos, algunos de los cuales de los que quisiera hacer memoria, antes de que se evapore ese recuerdo feliz que merece ser reseñado. Hoy, 29 de mayo festividad del Corpus Christi, en el que Jesucristo, en la magnífica custodia renacentista saldrá por la puerta gótica (la de los Apóstoles) de la hermosa Catedral de Valencia y paseará por nuestras calles para recibir el homenaje de quienes le queremos y para hacerse el encontradizo con quienes le buscan sin saberlo, vuelvo la vista al día 27 aniversario del nacimiento de mi madre, que celebrará en el cielo. La lectura del fragmento del Eclesiástico ( Si 44,1.9-13) que se leyó en la misa, me resultó evocador. Hablaba del elogio de los antepasados :

“Hagamos ya el elogio de los hombres ilustres
de nuestros padres según su sucesión.
Grandes glorias que creó el Señor,
grandezas desde tiempos antiguos.”

Y después de hacer memoria de soberanos, consejeros por su inteligencia, profetas, guías del pueblo, inventores de melodías, poetas..., hombres “honrados en su generación, que fueron en sus días objeto de gloria”, pasa a decir:

“ De otros no ha quedado recuerdo,
desaparecieron como si no hubieran existido,
pasaron cual si a ser no llegaran,
así como sus hijos después de ellos.
Más de otro modo estos hombres de bién,
cuyas acciones justas no han quedado en olvido.
Con su linaje permanece
una rica herencia, su posteridad.”

No diré una palabra más. Que las palabras de la Escritura arranque de cada cual esos vivos destellos tan verdaderos y tan consoladores

25 mayo, 2005

¿Por qué tanta cesárea

¿Por qué hoy entre los ginecólogos hay tanto miedo a asistir a un parto normal? ¿Por qué esa desconfianza a que el niño se abra paso, como siempre ha hecho y llegue al mundo contando con su propio esfuerzo? ¿No creen que se practican demasiadas cesáreas? Soy madre de cuatro hijos, el primero nacido en el 66 y el último en el 73; entonces no había ni ecografías ni tanta prueba y zarandaja como hay ahora y sin embargo, o quizá por ello, todos nacían normalmente y sanos se desarrollaban. Entre las mujeres de mi generación, muchas multíparas, normalmente no había cesáreas; tampoco se ingresaba a los niños por un quítame allá esas pajas. Había confianza en la vida y en su desarrollo. Una confianza fundada, pues niños no morían. Se sabía que las mujeres estaban diseñadas para parir y parían. ¿Qué pasa ahora que rajan a todas nuestras hijas y a las amigas de nuestras hijas? ¿Tendrá algo que ver el hecho de que se cobra más por una cesárea que por un parto normal? ya sería triste… Es posible que desde que la medicina, con las técnicas de laboratorio, ha entrado por los siniestros y sofisticados caminos de manipular la vida, se haya perdido el sentido común y olvide lo que la vida es: un proceso que está llamado a desarrollarse con éxito. No podemos permaneces callados ante la “moda”, por la frecuencia con que se da, de rajar y sacar el niño. Además de que la recuperación de una operación es mucho más costosa que la de un parto, la lactancia del niño también se ve alterada, pero sobre todo el número de cesáreas que una mujer puede sufrir es limitado, por lo que la práctica de la cesárea es un modo sutil de reducir la natalidad.

19 mayo, 2005

El significado de las palabras

Escuchando hace tiempo a Aquilino Polaino, psiquiatra que tiene en su haber muchos casos de curación de la homosexualidad – así hablaba de ella: como de una enfermedad mental de múltiples causas, de la que si uno quiere, puede liberarse - se me quedó esta frase: “si vacían de contenido el significado de las palabras, nos quitan el alma”. Frase que gustaría mucho sin duda al autor de “El dardo en la palabra”. Vaciar de significado la palabra es la pretensión de llamar matrimonio a la unión de dos hombres o dos mujeres. Y no solo eso sino que se vacía de contenido una realidad, que no solo es tal, sino que está en la raíz de la existencia de todos, o casi todos. Porque matrimonio quiere decir uno con la madre, formar bloque con ella para traer hijos al mundo. Conyuges, viene de conyugare, “con yugo”, caminando juntos, unidos como los bueyes, para tirar del pesado carro de la familia que de esa unión vendrá. Lo cantaba Serrat hace años: “ el amor que te tengo/ me ató a tu yunta / para sembrar la tierra / de punta a punta.” O, hablando del mismo amor, de naturaleza conyugal cantaba también Serrat unos versos en los que Miguel Hernández, hablando de la primavera y su alboroto de vida, de los que solo recuerdo “ …de muchachas y muchachos / que no dejarán desiertos / ni las plazas, ni los patios”. Hoy se hace muchas veces realidad lo que decía un autor del sigloXIII :“Con la efigie del amor se están acuñando monedas muy falsas”.Llamar a las cosas por su nombre, es importante: se rinde tributo a la verdad y se está en el mundo real y no en las ideologías. Realmente si se vacía de significado a las palabras, pensémoslo, nos quedamos sin alma. Y además el diálogo es imposible.

15 mayo, 2005

Fiesta de Pentecostés

Siempre me ha entusiasmado la fiesta de Pentecostés, cuando la Iglesia echó a andar entre las naciones, tal como nos la cuentan los Hechos de los apóstoles: “Partos, medos, elamitas, los que habitan Mesopotamia, Judea, Capadocia , el Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y las partes de Libia confinando con Cirene y los forasteros romanos judíos y y prosélitos, cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras propias lenguas las grandezas de Dios.” Los acontecimientos vividos en Roma el mes pasado nos dan una imagen plástica inolvidable de lo que debió ser aquello. Gentes de toda raza pueblo y condición estaban allí, en la Plaza de San Pedro en torno a los restos mortales del queridísimo Juan Pablo II. La imagen del viento agitando las páginas del Evangelio, colocado sobre su ataúd era una invitanción clara a “aventar el evangelio”. Internet, no es mal medio para hacerlo. Quiero hoy dejar en él la hermosa Secuencia que hoy se lee en la misa. Es una joya. Su autor, Lamberto es un obispo ingles del siglo III. Que la disfruten, quien pueda.

Secuencia de Pentecostés

Ven, Espíritu divino
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido,
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tu le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito
guía al que tuerce el sendero

Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
Y danos tu gozo eterno.

11 mayo, 2005

Letanías de los santos

Siempre me emociona oír recitar las Letanías de los Santos. Ocurrió la vigilia de Resurrección y más recientemente con motivo de la misa de la entronización de Benedicto XVI. Es un magnífico paseo por la historia, sus siglos, sus mentalidades y sus hombres en el mejor sentido del término. Uno quiere estar ahí, no sabe como y solo el desearlo, es grande. Algo de muchos de ello irá saliendo en estás líneas y empiezo por Catalina de Siena cuya fiesta es el 29 de abril es: Patrona de la Opinión Pública porque intervino activamente en la historia de su tiempo:

CATALINA DE SIENA
Catalina Benincasa nació en Siena en 1347 y era la hija número veinticuatro de un tintorero tintorero, que tuvo todos ellos de su esposa Lapa. Cuando Catalina tenía siete años, tras una corta visión de Jesucristo decide que no será nunca de nadie sino suya. Decisión que le llevó cuando tenía dieciséis, a cortarse su hermosa melena rubia al rape para deshacer una boda que su madre estaba dispuesta a que se celebrara
Después de un tiempo de fuerte expiación, ingresa en las Hermanas de la Penitencia de Santo domingo. Vivían la espiritualidad de la Orden de Santo Domingo, pero no hacían votos religiosos ni abandonaban sus hogares. Libertad esta que le permitió gozar de una gran movilidad y tener un amplio radio de acción . De ahí que pudiera dirigir las vidas de hombres significativos de su tiempo que acudían a ella: Fra Raimundo de Capua, su director y a la vez hijo espiritual suyo, llegó a ser Maestro General de los dominicos. Él fue quien escribió la primera “Vida de Santa Catalina de Siena”. Neri di Landoccio se hizo ermitaño y su amigo Francesco Malavoti: un vividor, monje. Stefano Maconi se hizo cartujo y llegó a ser Prior de la Orden. Este último por expreso deseo de Catalina a la hora de su muerte. Consiguió convencer al Papa Gregorio XI, bondadoso pero débil de carácter que trasladase su sede de Aviñón ,donde estaba bajo la influencia de la relajada corte francesa, a Roma porque según le dijo “ el Papa debe vivir en Roma, cuyo suelo está regado por la sangre de los mártires”
Catalina de Siena, es Doctora de la Iglesia, además de Patrona de Europa. Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia, fue una mujer tremenda con una influencia colosal en la vida de su tiempo

07 mayo, 2005

Dándole cuerda al recuerdo

Me enseñó a leer y escribir la Madre Plana. A las monjas de “La Enseñanza” se las llamaba por el apellido. Pasando el tiempo vi el acierto que suponía para escribir una buena plana que ella hubiera estado presente en los comienzos del proceso. La primera “cartilla”, con ilustraciones en blanco y negro hechas a plumilla y con hermosa fue, el “Tilín –tilán”. La Madre Plana nos daba, cuando habíamos hecho una buena lectura, un montón de recortes de oblea al que llamaba “pan de ángeles”. Yo lo recibía con agradecimiento y unción. Y ahora, no tengo nada que objetar a relacionar, mis primeras incursiones con éxito en las primeras letras con esos recortes producidos al fabricar las Sagradas Formas que más tarde comulgaríamos. No se dónde leí que la Literatura tiene algo de sagrado. Cuando ya supe leer, mi padre se apresuro a poner en mis manos el cuento de José Mallorquín: “La Princesita Mío- lo- San”. Cuento que aprendí en gran parte de memoria. Era por el año 1946. Decía así:

“La Princesita Mío-lo-San / cuyo abuelito es el Gran Khan
vive guardada por mil guerreros / tigres feroces, dragones fieros
quinientos buitres y un gavilán / todos defienden a Mío-lo-San.
Porque hace años, casi unos veinte/ que un mago de esos que hay en oriente
dijo llorando que Mío- lo –San / se quedaría sin corazón
si una noche su alto balcón / lleno de audacia llega a escalar
un hombre blanco como el azahar….”

03 mayo, 2005

Las cruces cubiertas de flores

Hoy hablaré de Chesterton. Recordarle siempre es grato pero esta vez me trae su recuerdo las cruces de mayo. No ha mucho que Fernando Savater, escribiendo un ensayo sobre él con motivo de la aparición de la “Breve historia de Inglaterra”, libro jugoso, como todos los de su autor, aparecido recientemente en “Acantilado” decía hablando de Chesterton: “ Cuánto escribió está tocado por una combinación irresistible de arrobo y picardía que nos pone a su lado queramos o no, mientras estamos en su compañía. Siempre cerramos sus libros con una sonrisa y un suspiro de satisfacción: hemos hecho ejercicios espirituales y eso es, a fin de cuentas, lo que significa en la más noble de sus acepciones el verbo leer”. Hoy, día de la festividad de la Invención de la Santa Cruz, en el que quizá nos veamos alegremente sorprendidos por el encuentro con alguna cruz recubierta de flores, viene al pelo recordar ese pasaje de “La esfera y la cruz” en el que se nos cuenta que hubo un hombre que opinaba que la cruz, símbolo del cristianismo era un símbolo de barbarie y no podía sufrirla. Empezó por no tolerar un crucifijo en su casa, ni siquiera pendiente del cuello de su mujer. Después fue haciéndose cada vez más violento y excéntrico; quería derribar las cruces de los caminos…. Trepó al campanario de su parroquia y arrancó la cruz blandiéndola en el aire. Volviendo a su casa una tarde de verano arremetió contra una empalizada interminable porque la vio como un ejercito de cruces ligadas unas a otras. Cuando llegó a su casa estaba completamente loco. Allí vio que la cama las sillas, los tabiques estaban hechos de cruces. Pegó fuego a la casa…En el río lo encontraron.