29 enero, 2006

Devolver un libro

Devolver a la Biblioteca un libro que se ha disfrutado tiene su pequeña ascesis, como la tiene desprenderse del sillón en que nos refugiamos o del rincón caliente junto a la chimenea. Por eso, ayer antes de devolver a la Biblioteca dos libros que me han acompañado últimamente: “Informe sobre la fe” ( entrevista al cardenal Ratzinger) y “Dios baja al infierno del crimen” ( del Padre Raymond, escrito en 1953).De ambos he dicho aquí alguna cosa, pero ya en la misma biblioteca tome alguna nota de ambos, como cariñosa despedida, con el fin claro está de transmitirla:

RATZINGER hablando de la solemnidad en el culto:
“ No es ciertamente triunfalismo la solemnidad del culto con la que la Iglesia expresa la belleza de Dios, la alegría de la fe, la victoria de la verdad y de la luz sobre el error y las tinieblas. La riqueza litúrgica no es propiedad de una casta de sacerdotes; es riqueza de todos, también de los pobres, que la desean de veras y a quienes no escandaliza en absoluto. Toda la historia de la piedad popular revela que incluso los más pobres estaán siempre dispuestos, de manera instintiva y espontánea para honrar a su Señor y Dios en la belleza sin cicaterías de ninguna clase”

Del Padre Raymond diré que escribió sus obras desde la Abadía de Nuestra Señora de Getsemani, fundada en 1948 en Nelson Country, Kentucky donde – cuando se escribió el libro al que me refiero-
y del que en poco menos de un año se vendieron ochocientos mil ejemplares- mas de un centenar de monjes cistercienses vivían según la
regla que San Benito escribió desde hace quince siglos.
En “Dios baja al infierno del crimen”, el quiere dejar memoria de Tom Penney. Aquí yo quiero dejar constancia de los libros suyos que he disfrutado: “Tres monjes rebeldes”, del que devolví sin poder tomar notas, y “La familia que alcanzó a Cristo” del que algo conté, creo.

22 enero, 2006

22 de enero del 2006

Carta de Tom Penney condenado por asesinato, siendo inocente a ser ejecutado en la silla eléctrica el 22 de enero de 1943, a las Hermanas Magdalenas de Detroit, que le sostuvieron en su conversión con cartas, libros y oraciones, con motivo del aplazamiento de la condena al 26 de febrero con las que mantenía correspondencia


22 de enero de 1943

"Querida Madre Santa Clara y hermanas Magdalenas: Me parece casi imposible encontrarme fuera de mi camino, y, sin embargo así es, aunque espero tener más suerte la próxima vez. Seguramente todas ustedes habrán estado preparadas alguna vez para ir a un sitio, y habrán sentido el desencanto de no poder ir. Si conocen esa sensación imaginarán cuál no será ese desencanto si el sitio a dónde uno iba a ir era el que San Pablo describe era el que San Pablo describe con estas hermosas palabras: “Ni los ojos del hombre han visto, ni sus oídos han escuchado, ni su corazón ha podido concebir las maravillosas delicias que Dios tiene preparadas para los que le aman.”
No muchos hombres han tenido la oportunidad de sentarse en una silla y alargar la mano para tocar las estrellas. Desde luego hay algunos que la tienen por un milagro de la misericordia divina. Cualquiera que haya sido mi pasado, Dios ha dicho:”Aunque tus pecados sean como la púrpura. Yo los haré blancos como la nieve.”La caridad disculpa una multitud de pecados, porque significa a la vez amor de Dios y Dios de amor. Y yo se que con ese amor en mi corazón poseo la esencia de la santidad.
Una ve oí esta pregunta irónica: “¿Puede salir algo bueno de Nazareth?”Quizá algunos o muchos se la formularán al llegar a la habitación que desde este penal conduce a la eternidad. La respuesta será siempre la misma. Tan solo yo, Madre y hermanas mías, se demasiado bien lo miserable que soy. En verdad no tengo riquezas materiales ni hazañas que ofrecer, sino el fardo de mis pecados. Pero cuando San Jerónimo dijo esto mismo a Jesús, Jesús le respondió: “ Dame tus pecados, Jerónimo”.
Mi ofrecimiento es lo mismo que el cuento de la gota de agua que como una joya liquida caía desde los cielos. Al rodar por el canalón y mezclarse con el fango, perdió su radiante centelleo. Pero entonces un rayo de sol bajó, la acarició y la llevó de nuevo al cielo, donde con el frío esplendor e la atmósfera, se convirtió en un purísimo copo de nieve.El amor de Dios ha sido para mí, queridas Madre y Hermanas, ese rayo de sol.Y si ustedes me permitieran variar y modernizar la fábula, les diría que estaba muy próximo a ser nieve. Por eso, santas Madre y Hermanas, siento ahora esta desazón.
Sin embargo, no estoy desanimado. La fecha se ha señalado para el 26 de febrero. Quizá en estas pocas semanas pueda realizar algunos pequeños actos de amor que le agraden…
Espero que mi telegrama les llegara a tiempo. Hay muchísimos amigos a quienes no pude avisar y pensaran que ya no estoy en el mundo. He pasado mucho rato pidiendo al Señor que aceptara sus plegarias y las misas que habían encargado decir por mí y las aplique a mi humanidad viviente para que pueda hacerse más digna de Él…”

("Dios baja al infierno del crimen".M. Raymond, o.c.s.o. "stvdivum")

18 enero, 2006

Gente

El 7 de enero fuimos un grupo de amigas ver a Patro que vive en “Las Angélicas”,una residencia de señoras, llevada por monjas, que hace honor a su nombre porque la gente allí acogida esta encantada. Le sugerí a Patro que nos contara, algunas no lo habían oído “el atraco” que había vivido hace algunos años. Helo aquí:
Patro, con los setenta cumplidos y su escasa vista iba por una calle desierta cuando ve venir hacia ella un joven con mala pinta, jugando a darle vueltas a un pequeño pañuelo de cuello. A ella empiezan a temblarle las piernas pero hace frente a la situación. Él la aborda: “Átame el pañuelo al cuello”- “Átatelo tú”- “tengo mal la muñeca”- “¿y cómo es que la mueves?” – él insiste: “Átame el pañuelo al cuello” ( con ademán de arrancarle a ella la cadenade oro). Patro se resiste -. “No puedo. ¿no ves que tengo la mano ocupada?”. La abre y muestra un rosario: “¿ves? venía rezando el rosario. Sujetámelo”. Cuando ella temblando se dispone a atarle el pañuelo al cuello él le dice: “Vah¡ veo que eres buena. No te hago nada. Mi madre también va a veces rezándolo por el pasillo”. Patro se envalentona: “ Y tú ¿Por qué haces estas cosas?. Me has dado un buen susto y ¿qué ganas con eso?. Mira, voy a rezar este misterio por ti uniéndome a las oraciones de tu madre, para que seas bueno”. Él hace ademán de alejarse diciendo : vah¡. Cuando ha caminado un poco se vuelve a Patro y le grita : “Me llamo Andrés”…
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Asistí al funeral de la mujer de José. Apenas conocía a éste, pero es como yo parroquiano asiduo y realmente el dar la paz durante la misa un día y otro durante años, hace que no nos sea indiferente quien, sin que eso diera, lo sería. Al terminar la santa misa el párroco invitó a José a subir al ambón y dirigirnos una palabras a los presentes.
Costumbre ésta un tanto americanizada que parece que vamos incorporando. Aunque creo que maldita la falta que hace acabar así una misa de funeral. En este caso me gustó escuchar, después de haberse presentado (catedrático de universidad jubilado) y de agradecer nuestra presencia, que su mujer era la novia de su juventud, que había tenido
( “se van a reír” ,dijo) diez años de noviazgo y sesenta de matrimonio y seis hijos. “Me parece aún estar viéndola ahí, junto al pasillo dónde nos poníamos”. Pilar ( su mujer estuvo al final de su vida en una silla, y él venía a misa con ella. Nos dijo: “la fe ha acompañado toda mi vida gracias a Dios”. Para muchos no hacía falta que lo dijera.
Al salir de la iglesia se le veía contento. Había cubierto aguas.

16 enero, 2006

El demonio y su cola

Estoy leyendo, y disfrutando, el “Informe sobre la Fe” (BAC, Popular) que recoge una larga entrevista que el entonces cardenal Ratzinger concedió a Vittorio Messori el 15 de agosto de 1984 en Bressanone para los italianos y Brixen `para los alemanes. El título de estas líneas es el que Messori utiliza para hablar con el hoy Papa Benedicto XVI, sobre los novísimos. A él pertenecen estas líneas sobre el demonio:

Del 15 de noviembre de 1972 decía el Papa Pablo VI:
“El mal que existe en el mundo es el resultado de la intervención en nosotros y en nuestra sociedad de un agente oscuro y enemigo, el Demonio. El mal no es ya solo una deficiencia, sino un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa. Se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica todo aquel que rehusa reconocerla como existente; e igualmente se aparta quien la considera como un principio autónomo, algo que no tiene su origen en Dios como toda criatura; o bien quien la explica como una pseudo realidad, como una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias.”

Y del cardenal Ratzinger son éstas
“ Digan lo que digan algunos teólogos superficiales, el Diablo es, para la fe cristiana, una presencia misteriosa, pero real, no meramente simbólica sino personal. Y es una realidad poderosa (“el Príncipe de este mundo” como le llama el Nuevo Testamento, que nos recuerda repetidamente su existencia), una maléfica libertad sobrehumana opuesta a la de Dios;así nos lo demuestra una lectura realista de la historia, con su abismo de atrocidades continuamente renovadas y que no pueden explicarse meramente con el comportamiento humano”.
Después nos recuerda que: “el hombre por sí solo no tiene fuerza suficiente para oponerse a Satanás; pero éste no es otro dios; unidoa a Jesús podemos estar ciertos de vencerlo. Es Cristo, “el Dios cercano” quien tiene el poder y la libertad de liberarnos; por esto el evangelio es verdaderamente la Buena Nueva. Y por esto también debemos seguir anunciándolo en aquellos regímenes de terror que son frecuentemente las religiones no cristianas”

Mi próxima aportación se titulará “Gente” y hablará de otras cosas…

09 enero, 2006

9 de enero 2006 - 9 de enero 1902

Por fin puedo ponerme a escribir después del obligado paréntesis de Navidad en el que no se da a abasto a acarrear víveres, procesarlos y compartirlos con los nuestros. Mucho hay que contar. Mucho, que debería contarse, se quedará en el tintero. Dura condición del hombre que no puede hacer todo lo que quisiera. Necesitamos, es de cajón, la eternidad. A propósito de eternidad recuerdo a mi amiga Rosa a la que el pensamiento del cielo como que le aburre. No entiende – les pasa a muchos - que el hombre pueda ser feliz alabando a Dios eternamente. La verdad es que yo creo firmemente eso que dice San Pablo, no recuerdo en cual de sus cartas, eso de que: “Ni ojo vio, ni oído oyó, ni paso por pensamiento de hombre lo que Dios tiene preparado para los que le aman”. Y al escribir esto, por una afortunada asociación de textos, recuerdos e imágenes con los que algunas veces nos obsequia la vida, me parece estar viendo una graciosa postal coloreada de los años 50 en la que debajo del dibujo de una princesa y su trovador, tiernamente abrazados se leía el siguiente versito:
“Vivir siglos en instantes
es ese don venturoso
que disfrutan los amantes”
Quien sabe si dicha postal llegó a mis manos de niña como una primera noticia de lo que sería el cielo. No se por que me he metido por estas veredas. DE hecho quería empezar contando algo del mensaje del Papa el día primero de año. Y tantas cosas estupendas. Lo haré.
Empiezo a escribir en el 2006 el día 9 de enero, aniversario del nacimiento de San Josemaría Escrivá. Aunque podría elegir en su honor una cita de sus razonables, apasionados y jugosos textos. Haré otra cosa citar a Lubac, al que no hubiera llegado si no hubiera sido por él. Creo que es apropiada para un año que empieza. Dice así:
“Para elevarse hasta lo eterno hay que apoyarse necesariamente en el tiempo y bregar en él. El Verbo de Dios se sometió a esta ley esencial: vino a librarnos del tiempo pero por el tiempo”