23 octubre, 2018

María Lejárraga entrevista a Miguel de Unamuno



En 1904, en el Diario Universal, Carmen de Burgos- abandonada por su marido – se dedica al periodismo y realiza la primera encuesta sobre “El divorcio en España”.
Cuando le pregunta sobre ello a Miguel de Unamuno, respondió:

“Debo confesar que, a pesar de estar casado, o tal vez por ello mismo, no ha logrado nunca interesarme la cuestión del divorcio ni he llegado a formarme  opinión propia sobre ella…” y terminaba diciendo: “mis opiniones  a este respecto son de lo más tímidas, de las más atrasadas, de las más aburguesadas y de las menos innovadoras que cabe. Lo reconozco, pero no he conseguido hacerme otras.”

Me hubiera gustado haberlo podido oír y lanzarle un entusiasta: “¡Viva tu madre¡”.  
Eso es un intelectual: un hombre que busca la verdad dentro de su corazón y la lanza al ruedo, pese a quien pese y caiga quien caiga. Un hombre “ que no se casa con nadie” como diría mi madre, prodiga en dichos y refranes.

María de la O. Lejárraga se casó con un autor teatral Gregorio Martínez Sierra y ella le escribió en el anonimato muchas de sus obras  cuya gloria disfrutaba éste… Recuerdo haber oído de niña, por radio en “El Teatro del Aire”, la voz del locutor presentando:  “ Canción de cuna” de Gregorio Martínez Sierra. Pues no señor, era de Lejárraga. Me enteré, muchos años después, leyendo “María Lejárraga, una mujer en la sombra” de Antonina Rodrigo. Recuerdo que ya entonces me costaba entender que un varón hubiera escrito aquello.

11 octubre, 2018

Decálogo de la serenidad de San Juan XXIII


Decálogo de la serenidad

1-      Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez

2-      Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mi mismo.

3-      Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no solo en el otro mundo, sino en este también.

4-      Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten a mis deseos.

5-      Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena  lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la lectura es necesaria para la vida del alma.

6-      Sólo por hoy haré una buena acción y no se lo diré a nadie.

7-      Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiere ofendido en mis sentimientos, procuraré que no se entere nadie.

8-      Sólo por hoy creeré firmemente – aunque las circunstancias demuestren lo contrario- que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera  en el mundo.

9-      Sólo por hoy haré un programa detallado. Quizá no lo cumpla cabalmente pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

10-  Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo qe es bello y de creer en la bondad.