25 abril, 2010

Si un punto de contrición…

Érase que se era – pero lo que cuento es verdad - un hombre, de 71 años que llevaba toda su vida sin confesarse, a lo largo de la cual hizo pasar a su mujer muy malos ratos. Un buen día hombre se encontró mal y y llamó a su mujer, ésta al llegar se lo encontró en un charco de sangre. Una ambulancia lo llevó a hospital y entró directamente en quirófano (un aneurisma de la aorta en el estómago). La mujer antes de la operación, cuando ya estaban todos los vestidos de verde allí, dijo: “Yo quiero despedirme de mi marido”. Le contestaron: “ tiene usted un minuto”. Lo aprovechó: “ Miguel, estás muy, muy malito. Yo te quiero mucho. He traído un sacerdote ¿quieres que pase?” . Él movió afirmativamente la cabeza. Al entrar, el sacerdote tuvo el tiempo justo de levantar la mano derecha y pronunciar la absolución: “ Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre…” Cuando Concha me contaba esto, añadió: “ Mi hermana, diciendo que lo quería mucho, decía que lo había perdonado, y él al dejar entrar al sacerdote, en un segundo arrebató el cielo” y, sin solución de continuidad, enlazó con los versos del Don Juan: “ … que si es verdad que un punto de contrición da a un alma la salvación de toda una eternidad, yo, Santo Dios, creo en Ti: si es mi maldad inaudita, tu piedad es infinita. ¡Señor, ten piedad de mi ” . Que bueno es perdonar, que bueno es que la primera esposa lo sea hasta el fin, que bueno es tener la cabeza amueblada de versos.

(carta enviada a "Las Provincias"