“Dostoievski frente a Dios”
Así titula Ayllón el último capítulo de su libro “Tal vez soñar” ( la filosofía en la gran literatura). Todo el capítulo es estupendo, por sus comentarios y por las citas seleccionadas en él. Aquí va algo del mismo:
Habla Zósima el monje de “Los Hermanos Karamazov”
“ Yo bendigo todos los días la salida del sol, mi corazón le cxanta un himno como antes, pero prefiero su puesta de rayos oblicuos, evocadora de dulces y tiernos recuerdos, de queridas imágenes de vida, larga vida bendita, coronada por la verdad divina que calma, reconcilia y absuelve. Sé que estoy al término de mi existencia y siento que todos los días dee mi vida se unen a la vida eterna, desconocida pero cercana, cuyo presentimiento hace vibrar mi alma de entusiasmo, ilumina mi pensamiento, me enternece el corazón”
Si el perdón divino es fuente de alegría – dice Ayllón – no lo es menos la promesa de una inmortalidad feliz. Así lo siente Zósima y con sea promesa concluye también la novela. En la últma página, después del entierro un adolescente, varios de sus compañeros se despiden del joven Aliosha (monje también) y Dostoievski se atreve a cerrar su narración con estas palabras:
- ¡Karamazov¡ - exclamó Kolia - ¿Es verdad lo que dice la religión de que resucitaremos de entre los muertos y volveremos a vernos todos, incluso Yliuscha?
- Es verdad: resucitaremos, volveremos a vernos y nos contaremos alegremente todo lo que ha ocurrido – respondió Aliosha con una intensa sonrisa.
-¡Qué hermoso será eso¡ exclamó Kolia.