El coronel no tiene…
A mi me ocurre como al protagonista de la obra de García Márquez: “El coronel no tiene quien le escriba”, que tampoco tengo quien me escriba. No hay, hace tiempo, un bendito comentario en mi blog. Y aquí estoy yo, erre que erre – salvo estos días “ moviditos” - hablando de ésto y aquello con mejor o peor fortuna. Escribiendo en el aire, ese libro que no he escrito y querría fecundo en acompañar, ayudar, dar alegría, distraer, abrir horizonte, clarificar… ¿Para que escribir si no?.
Ayer, 14 de mayo, festividad de San Matías, recordé – gracias a Dios un año más – cuando ese día en el 96, abrí la puerta de casa y encontré en el umbral – no lo esperaba – a mi hijo Juan que venía de haber estado seis meses en la India completamente solo. Era casi un espíritu. Nunca olvidaré aquel abrazo en el que su cintura cabía perfectamente en la curva de mi brazo derecho… Mis dos hijas al verlo, se echaron a llorar. Volvió, y estuvo a punto de no hacerlo…¡Cuánto que agradecer y que fructíferas las oraciones de una madre, y mas si está muy lejos.. en este caso en los Himalaya. Se espera de las madres que quieran a sus hijos y querer sin
rezar es un cariño muy pobre, creo yo. Solas, podemos tan poco…
A la tarde, con mi nieta Marta, fui a ver a Conchita Nebot : 96 años. Una ancianita a la que Dios ha conservado una buena cabeza, una sonrisa casi continua y un aspecto agradable. Conchita, que se quedó con 29 años viuda uno dos niños a los cinco años de matrimonio, es desde que la conozco – hace cincuenta años – una mujer de misa diaria. Llevaba dos años sin ir a verla y lo hice justo el día del aniversario de su Primera Comunión, en Ceuta, cuando tenía ocho años. Me encantó. Cuando Conchita se casó, su suegra ya le tenía preparada la “muchacha” para que ella pudiera dedicarse completamente a atender a su marido…Igualito que ahora. “Ya que tienes facilidad de escribir – me dijo Conchita – ¿Por qué te conformas con los periódicos y no escribes un libro?
A la noche me enteré que mi hija Marta, que vive cerca de casa, acababa de vender su piso, para irse a vivir a un adosado… porque vivir en el campo ese ha sido el deseo de su marido… En fin,.. Para bien que sea, que seguro que lo será aunque a mi no me haga ninguna gracia o precisamente por eso,
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