28 mayo, 2010

La rosa

Paola, la chica de servicio de mi hija Marta, que cuida a mis nietos es una boliviana chiquita y guapísima de 24 años. Una pequeña rosa. Al ir a ver a éstos, hablé con ella y supe que le encanta leer, aprovecha para ello el tiempo del autobús. Pensé en que libro dejarle, lo que no era fácil porque mi biblioteca es pequeña pero selecta. Probé con “La cabaña del Tío Tom” le gustó. Luego leyó “Cuando el mundo gira enamorado” de Víctor Frankl que también le gustó. Me hizo gracia oírle : “cuando liberan a Víctor…”, hablar como si fuera un amigo, del gran siquiatra vienés.. Por último le he dejado “La rosa” de Camilo José de Cela. No la recuerdo de cuando la leí, pero si de que el castellano es bueno y la obra sencilla y limpia. Además se la dedica a su madre, lo que es desde luego una garantía.

Como aunque sea bueno leer para cultivarse es mucho mejor leer la Sagrada Escritura o las vidas o escritos de los santos, abordé la espinosa cuestión de si le interesaba o no la religión. Me dijo que de pequeña había ido a la Iglesia, luego ya no y que era evangélica y que ni siquiera había recibido la primera comunión ni la confirmación, que le gustaría pero que no tenía tiempo..

Un trabajo de ocho horas diarias para subsistir y mandar dinero a casa…
Leer.. en el autobús. Sin tiempo para lo más importante de la vida…

Qué fácil lo tenemos muchos y nos quejamos y nios aburguesamos. Algo habrá que hacer por Paola, digo yo… A ver si es verdad y no se queda en agua de borrajas. ¿Y si le echamo0s todos una avemaría para que si tenga tiempo para conocer y amar a Dios en esta vida y después verle y gozarle en la otra?