06 mayo, 2010

Casos y cosas

El caso es que empecé a leer un libro de Ángeles Caso: “Contra el viento” y no me interesa nada, así es que carpetazo al asunto aunque sea Premio Planeta. Cuando hago algún escarceo ( éste porque figuraba en el programa de la Tertulia a la que asisto) en los libros que se publican me defraudan aunque ya empiece a leerlos sin muchas esperanzas. Literatura plana, para un mundo plano.Cuando se ha leído a Hesse, a Thomás Mann, a Dickens, a Balzac y a los grandes novelistas rusos, quizá lo mejor que uno puede hacer es releerlos.

“¡Estamos todos la mar de felices¡”, acaba de decir Vega de cuatro años, coloreando en la mesa del comedor un cuento de colorear. Nachito, de dos años es más difícil de controlar. ¡Como agradecen los niños el ambiente familiar¡. Pero, si te quedas cuidándolos sin hacer nada, te hundes en la miseria, yo al menos me hundo. Creo que a los niños les va bien que los adultos tengan marcha. Están ahí pero no pendientes de ellos. Es bueno que se acostumbren a respetar nuestras ocupaciones, porque todos somos niños al fin y al cabo. No hay tanta diferencia. Nachito se ha subido a mis rodillas – de momento respeta mi escritura - y ha dicho “¡Made mía¡”, se ve que lo acaba de aprender. Al poco ha abierto su manita, me mira y espera a que yo cogiéndole cada dedo diga: Pulgar, Índice, Corazón, Anular y Meñíque. Se lo enseñé ayer. La verdad es que son para omérselos.

“Si la envidia fuera tiña / y la tiña sarampión / cuántos tiñosos habría en el reino de Aragón” no estoy de acuerdo con el versito pero me acordé de él( aprendizaje materno) al leer en internet: “No envidies nunca a nadie, no sabes lo que le cuesta hacer su travesía”. Gran verdad. Pero es que hay más: hoy estás arriba, mañana estás abajo. Lo que creías que era un escollo a superar para la propia felicidad, al cabo de los años te das cuenta que aquello era una bendición. En fin… que Dios sabe más que nadie, nos da lo que nos conviene y aquí paz y después gloria