17 julio, 2007

Libertad, libertad..

“El cristianismo abre sin cesar nuevos caminos a la libertad, caminos que conducen a todas partes. Nos impone un mínimum de disciplina para asegurarnos un máximo de independencia. No es un freno para libertad, sino una brújula. Lo que no es navegar libremente es hacerlo sin brújula: la barca es primero juguete del viento y de los arrecifes, hasta que un día se estrella contra una escollera para quedar inmovilizada en una esclavitud definitiva.. No hay libertad sin vínculos vivos, y la religión, como su misma etimología expresa, es el vínculo vivo por excelencia” (Gustav Thibon, “Cristianismo y libertad”). Si no orientamos la libertad para responder al amor de Dios y a los demás, aparecerá siempre una tiranía: la del yo, la del juicio presuntamente independiente, pero condicionado por corrientes de opinión de la sociedad en que se vive.

“Estamos embarcados, decía Pascal y la alternativa es clara: mañana seremos los miembros de una misma tripulación animados por el mismo amor, o bien galeote que, curvados bajo el mismo látigo, remarán en la misma galera”

Texto tomado de “La luz de la obediencia” de Justo Luis R. Sánchez de Alva.