07 julio, 2007

De la tertulia con el Prelado del Opus Dei (I)

Tomé apuntes en ella y los transcribo tal cual. Creo que pueden ayudar a muchos

“ No dejéis de rezar por el Papa. Tiene ochenta años y lleva mucho peso. Decid: “Señor, ayuda al Papa”. No hay virtud sin alegría. Ir a misa a decirle al Señor que le queréis. San Justino cuando la autoridad romana le acusó de ir a misa, respondió: “ Sin el día del Señor, no podemos vivir”. Tened confianza en el Señor, no le tengáis miedo. Para Dios somos el hijo o la hija única. Juan Pablo II empezó su pontificado diciendo: “¡No tengáis miedo¡ ¡abrid las puertas a Cristo¡”. Dejadle entrar, dejadle que os cure”.

Al acercarle, desde abajo del escenario a una chinita de dos años para que la cogiera en brazos, dijo: “mil trescientos millones de chinos nos esperan.
Rezad por Rusia. Las mujeres que van a ir vivirán en un sexto piso. Allí abundan las casas sin ascensor. Hay una mejicana bastante abundante.. Tenemos que bajar el peso de nuestro egoísmo.” A las mujeres: “ No os dejéis comprar por la moda, que os rebaja. Que tiende a hacer de la mujer un objeto. Cuidad el arreglo personal, el vestir con dignidad, eso atrae y podéis hacer mucho bien.”

Examen de conciencia. El llevar las cuentas – las cuentas de la castañera- es necesario para cualquier negocio. No hay negocio más importante que la santidad. Sed puntuales, alegres, serviciales, ser para los demás una alfombra para que los demás pisen blando. No hay cristianismo sin alegría. La santidad está en la fidelidad a las cosas pequeñas. Juan Pablo II en la canonización de San Josemaría lo llamó el santo de lo ordinario.