Impresesora implacable
Hace tiempo copié para “postear” un par de folios del libro “El purgatorio”, y también para regalarlos, por considerarlo lectura de interés ahora que estamos más acá de la frontera. Suponiendo claro está que se esté de acuerdo con aquello de que “este mundo es el camino para el otro que es morada sin pesar” y también con que, después de la muerte, el disfrute de esa morada exija purificarse en el purgatorio, especie de tintorería en la que limpia nuestra alma para ser digna de ver a Dios. El caso es que para felicitar por escrito en el día de su santo a dos “Carmenes”, se me ocurrió incluirles los dos folios en cuestión porque, además de serles útil su lectura, Nuestra Señora del Carmen es patrona de las almas del purgatorio. Total: me puse a imprimirlo y por lo visto, llevada de mi habitual impaciencia, debí darle un montón de ordenes a “imprimir”, porque ahora, figuran en mi haber folios y folios, que repiten los cuatro por mi deseados.. Parecía que la impresora se hubiera vuelto loca vomitando “el purgatorio”. Un agobio.
Pero como no hay mal que por bien no venga y como amortizar el trabajo parece razonable, me veo ahora en la coyuntura de “endilgar” las susodichas copias a ésta, la otra y la de más allá. De momento me llevo cuatro ejemplares a la Residencia de las Ángelicas donde vive la bendita Patro de 85 años, que posiblemente se “saltará el purgatorio a la torera”, con el encargo de que las reparta entre sus amigas.
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