Si que los leo
Leo los comentarios a mi blog y los agradezco porque son bonitos. Muchas veces me alegran el día. Como el de hoy, enviado por “filósofo”, que me anima a seguir escribiendo. Espaldarazo necesario que todos necesitamos, que a la postre humanos somos. Yo creo que escribiré hasta el fin de mis días, porque hay mucho que agradecer, mucho que transmitir, y la vida sigue..Continúa “la conversación”, como en “El Gran Teatro del Mundo”, entre el rey , el labrador, el pobre ,la discreción.. ¿Qué es la red si no una gran conversación en el que a veces uno de los interlocutores se para a escuchar, para rumiar en silencio lo escuchado? Sin darnos cuenta, vivimos muchas veces, el “exhortaos mutuamente unos a otros” de San Pablo.
Paso a pasito y como quien no quiere la cosa, hemos llegado al 31 de diciembre. Un año más.., un año menos.. Siempre que llega esta fecha me acuerdo de que el 31 de diciembre de 1936, murió de repente, en su casa, sentado al calorcillo del brasero, Miguel de Unamuno. Y al pensar eso vuelvo a recordar la lectura de su “Diario Íntimo a la par, y del deseo transmitido en él sobre lo claro que veía que debía confesarse y las pocas fuerzas que tenía para hacerlo. Decía así un 29 de abril, comentando el cap. X del evangelio de San Juan:
“Todo lo que no sea ir a confesarme y comulgar con el pueblo fiel, es entrar en la Iglesia de Dios por otra parte que no es la pouerta, es de ladrón y salteador.
¿Qué es eso de vivir exteriormente como ellos, asistiendo a sus sacrificios y oraciones, y formar interiormente un rteiuno aparte, y no entrar por la puerta?
Dame, Señor, fuerzas para que vaya á lavarme al lavadero de tu enviado.”
D. Miguel debe alegrarse, como buen vasco de que una baturra recuerde estas cosas, que tristemente más de uno no entenderá, porque se ha descuidado mucho entre el pueblo fiel la necesaria predicación sobre la confesión sacramental frecuente.
A ver si esta tarde puedo escribir…
Feliz año.