17 diciembre, 2010

Está muy cerca

“En un pueblecito pequeño / que lleva por nombre Belén / acaba de nacer un Niño / que más tarde será un gran rey / ha nacido de María / María de Nazaret / su padre es carpintero / y se llama San José. / Aunque la cuna es muy pobre / porque ha nacido en Belén / tres magos vienen de Oriente / para adorar a ese rey.”

Agradezco al Señor poder ver y oír cantar, mientras sonríe, ese villancico a mi nieta Vega de cuatro años, con sus grandes entre azules y verdes y su cara de pillina.

Van cayendo los días y habrá que prepararse para recibir al Niño. En estas fechas acostumbro a recordar, a quien puede entenderlo: “Navidad sin confesión, no es Navidad”. Porque Dios quiere encontrar cobijo en nuestro corazón, y éste está más o menos manchado. Habrá que adecentarlo.
¿Qué hace el árbol de Navidad, o las bolas de colores y el muérdago – que siempre ha sido carísimo – en una casa cuyos moradores no tienen un interior bien dispuesto? ¡Felices Fiestas¡ oímos decir. ¿Pero qué fiestas? ¿Qué estamos celebrando en la Navidad? Habrá que explicarlo.

La preparación de la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, se nos echan encima a las mujeres. ¡Siempre las mujeres unidas a la intendencia y a la entropía¡ Y no es que esté en otro mundo al decir esto. Porque son las abuelas las que acogen al personal. ¡Benditas ellas¡

Nota: hace mucho que nadie que me leen, dice “esta boca es mía”.