05 septiembre, 2007

Ayer

Ayer nos enteramos que el quinto hijo que espera Marta, es niño. Aunque los varones cuestan bastante más de educar que las niñas, yo estoy ilusionada. Prefería que fuera chico. A ver si el nombre que eligen es el de Pablo, que sería lo sensato: el nombre de su padre, San Pablo es un santazo y se celebra el bimilenario de su nacimiento. De entrada se descartan los nombres pijos de niñas, en los que se tienen en cuenta más las protagonistas de telenovelas que la gran mujer de carne y hueso que en otro tiempo los llevó.

Justo cuando Marta estaba en el ginecólogo, yo estaba en el funeral de Montse, Numeraria del Opus Dei desde jovencita, que ha muerto a los 38 años, en tres meses de cáncer de útero. Así es la vida. Montse es una santita que, pocos días antes de morir, dijo a su madre: “Tenemos que pedir el alta voluntaria, porque tengo que ir a Barcelona, como todos los años a hacer mi curso de estudios”. Cuando, quien debía hacerlo, le dijo que se iba a morir, ella contestó: “Ah¡ no, eso es muy fuerte”. Insistieron: “Pero, Dios lo quiere”. Y su respuesta: “Ah¡ bueno si Dios lo quiere…”. Al contármelo su madre, me emocioné y también recordé las últimas palabras, que Cervantes pone en boca de Don Quijote: “…y consiento en mi morir con voluntad placentera clara y pura; que querer hombre vivir cuando Dios quiere que muera es locura.”. Las últimas palabras de Montse, con un hilo de voz, fueron: “gracias Noelia”. Noelia, era la enfermera que acababa de prestarle un servicio.