No puedo dejar pasar
No puedo dejar pasar el 4 de agosto sin dedicar unas líneas a San Juan María Vianney, el santo cura de Ars, al que año tras año he encomendado a mi hijo Juan María. Buen momento, por otra parte, para recomendar, se que lo he hecho, la magnífica Biografía suya escrita por Francis Trocha y editada por Palabra. Es uno de esos libros gordos, que te meten de lleno en una época histórica, con lo que ello descansa, y que tan propios son del tiempo más relajado del verano.
Esta vez las líneas proceden de la semblanza que de él trae “Alfa y Omega”
“… Después de unos años de persecución religiosa, la figura del cura de Ars fue como una luz en los campos de Francia; se multiplicaban las peregrinaciones desde todo lugar para oír su palabra y recibir su absolución; su confesonario abierto incansables horas atrajo a todo el país.
Falleció el 4 de agosto de 1859. Tenía 73 años. Todos los caminos de Francia se llenaron de peregrinos para despedir a su santo. El 8 de enero de 1905 san Pío X lo elevaría a los altares. Desde su confesonario y clarividencia supo ver el Corazón de la Misericordia, proclamado años después por el gran Papa Juan Pablo II ”.
A San Juan María Vianney, patrono del clero universal, le costó mucho su oredenación sacerdotal, a los 29 años porque no aprobaba el latín…
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