24 agosto, 2008

Lecturas

Este verano no me he provisto bien de lectura. Y a eso hay que añadir la interrupción de una novela de Evelyn Waugh, no porque no fuera capaz de atraparme sino porque había algo de morboso en la manera de hacerlo. Evelyn Waugh después de una vida turbulenta se convirtió al catolicismo. No se en que etapa de su vida escribió la novela a que me refiero. De todas formas, traje conmigo “Razones para creer” de Chesterton. Traer a éste en el equipaje, siempre es un acierto. Pero hete aquí, que olvidé el libro en un banco de la Iglesia, y aunque lo he recuperado, me costó hacerlo, así que en el ínterin, le metí el diente a “El maravilloso viaje de Nils Holgersson” de Selma Laguerlöf, Premio Nobel creo que del 28, que también acabó convirtiéndose al catolicismo, y cuya vida de Santa Catalina de Siena, merece leerse. Embarcarse en el viaje de Nils a lomos de un pato, rumbo a Laponia formando pare de una bandada de patos salvajes, no deja de ser una lectura apropiada cuando se está pasando unos días, en “La Virgen De la Vega” donde sol, pinos, nubes y tormentas son bastante más que una compañía saludable y enriquecedora. Conseguí también, antes de venirme para acá, una amplia selección de frases de las distintas intervenciones de Benedicto XVI en los cuatro días que estuvo en Australia. Mucho habría que transmitir, pero para no romper la unidad de lo escrito, elegiré una frase que puede hacer referencia al paisaje: “Nuestros ojos se han abierto para ver el mundo que nos rodea como es verdaderamente “colmado”, como dice el poeta, “de la grandeza de Dios”. Cada mañana, a subir la persiana del balcón que se abre hacia la montaña, puedo constatar la verdad de esas palabras del Papa.