31 agosto, 2008

Fragmento

Copio un fragmento de la homilía “La esperanza del cristiano” de San Josemaría Escrivá, por tratar un tema que suele salir en las conversaciones con amigos: el compromiso humano de algunos agnósticos frente a la ausencia del mismo en quienes ostentan muchas veces, el nombre de cristianos.

“ Pero si abundan los temerosos y los frívolos, en esta tierra nuestra muchos hombres rectos, impulsados por un noble ideal – aunque sin motivo sobrenatural, por filantropía-,
afronta toda clase de privaciones y se gastan generosamente en servir a los otros, en ayudarles en sus sufrimientos otodo cuanto habían hecho mis manos y todos los afanes que al hacerlo tuve, y vi que todo era vanidad y apacentarse de viento, y que no hay provecho alguno bajo el sol en sus dificultades. Me siento siempre movido a respetar, e incluso a admirar la tenacidad de quien trabaja decididamente por un ideal limpio. Sin embargo considero una obligación mía recordar que todo lo que iniciamos aquí, si es empresa exclusivamente nuestra, nace con el sello de la caducidad. Meditad las palabras de la Escritura: “he contemplado todo cuanto habían hecho mis manos y todos los afanes que al hacerlo tuve, y vi que todo era vanidad y apacentarse de viento, y que no hay provecho alguno bajo el sol” (Eclo II,11)”


Al poner el punto final me doy cuenta que me he confundido al elegir el párrafo.
Doy el que fue mi primera intención:

“No olvidemos jamás que para todos – para cada uno de nosotros por tanto- solo hay dos modos de estar en la tierra: se vive vida divina luchando para agradar a Di; o se vive vida animal, más o menos humanamente ilustrada, cuando se prescinde de Él. Nunca he concedido demasiado peso a los “santones” que alardean de no ser creyentes: los quiero muy de veras, como a todos los hombres, mis hermanos; admiro su buena voluntad, que en determinados aspectos puede mostrarse heroica, pero klos compadezco, porque tienen la enorme desgracia de que les falta la luz y el calor de Dios y la inefable alegría de la esperanza teologal”

Elegir un fragmento de un texto siempre es arriesgado. Pero uno puede si quiere, leerlo entero. “La esperanza del cristiano está editada en el libro “Amigos de Dios” Ed. Por RIALP