Hincar la rodilla
¡Que tiempos aquellos cuando en la tarde del día del Corpus Cristi podía corretear por las callejuelas que rodean el itinerario de la Procesión, con el fin de enciontrarme muchas veces con el paso de la custodia¡ Era todo un arte de la orientación y una aventura con buen fin. Marido e hijos correteaban conmigo y cuando éstos, crecieron y ya no me acompañaban, aún podía seguir haciéndolo con mis amigas a las que llevaba, nunca mejor dicho, de calle. “In illo tempore”, podía arrodillarme a su paso sin tener que apoyarme en ningún sitio. Ahora gracias a Dios aún puedo hacerlo, pero necesito un firme punto de apoyo. Entonces, mucha gente se arrodillaba. Era lógico, era síntoma de fe y de doctrina, y quiero quedarme aquí porque es una realidad que solo los que se arreodillan ante Dios son capaces de no arrodillarse ante nadie.
El Papa Benedicto XVI señala que uno de los elementos constitutivos de la procresión eucarística de esta fiesta se resume en “arrodillarse en adoración ante el Señor. Adorar a Dios en Jesucristo, que se hizo pan partido por amor, es el remedio más válido y radical contra las ideologías dee ayer y de hoy. Arrodillarese ante la eucaristía es una profesión de libertad: quien se inclina ante Jesús no puede y no debe postrarse ante ningún poder terreno por más fuerte que sea. Los cristianos sólo nos arrodillamos ante Dios, ante el Santísimo Sacramento, porque sdabemos y creemos que en él está presente el único Dios verdadero, que ha creado el mundo y lo ha amado hasta el punto de entregar a su Hijo único” ( homilía en la solemnidad del Corpus Cristi 22-5-2008)
Bueno pues lo dicho y a dar gracias a Dios si podemos doblar las rodillas, Maribel, de buen año, con cerca de los ochenta y con una prótesis en cada una, aún puede hacerlo.
¡Que tiempos aquellos cuando en la tarde del día del Corpus Cristi podía corretear por las callejuelas que rodean el itinerario de la Procesión, con el fin de enciontrarme muchas veces con el paso de la custodia¡ Era todo un arte de la orientación y una aventura con buen fin. Marido e hijos correteaban conmigo y cuando éstos, crecieron y ya no me acompañaban, aún podía seguir haciéndolo con mis amigas a las que llevaba, nunca mejor dicho, de calle. “In illo tempore”, podía arrodillarme a su paso sin tener que apoyarme en ningún sitio. Ahora gracias a Dios aún puedo hacerlo, pero necesito un firme punto de apoyo. Entonces, mucha gente se arrodillaba. Era lógico, era síntoma de fe y de doctrina, y quiero quedarme aquí porque es una realidad que solo los que se arreodillan ante Dios son capaces de no arrodillarse ante nadie.
El Papa Benedicto XVI señala que uno de los elementos constitutivos de la procresión eucarística de esta fiesta se resume en “arrodillarse en adoración ante el Señor. Adorar a Dios en Jesucristo, que se hizo pan partido por amor, es el remedio más válido y radical contra las ideologías dee ayer y de hoy. Arrodillarese ante la eucaristía es una profesión de libertad: quien se inclina ante Jesús no puede y no debe postrarse ante ningún poder terreno por más fuerte que sea. Los cristianos sólo nos arrodillamos ante Dios, ante el Santísimo Sacramento, porque sdabemos y creemos que en él está presente el único Dios verdadero, que ha creado el mundo y lo ha amado hasta el punto de entregar a su Hijo único” ( homilía en la solemnidad del Corpus Cristi 22-5-2008)
Bueno pues lo dicho y a dar gracias a Dios si podemos doblar las rodillas, Maribel, de buen año, con cerca de los ochenta y con una prótesis en cada una, aún puede hacerlo.