04 junio, 2011

Inevitable

Leyendo “Hablar con Dios” encontré estas palabras de Benedicto XV que no puedo dejar de transcribir. Antes diré que no me he equivocado y falta un palito a los números romanos, se trata no de nuestro papa, sino del papa anterior a Pío XII – el que conoció mi amiga Conchita que tiene 94 años – que era el reinante cuando yo era niña. Son éstas:

Sobre la realidad de que los apóstoles predicaron la integridad del Evangelio – y así lo ha hecho también la Iglesia através de los siglos dice Benedicto XV: “ Todas las verdades y todos los preceptos de Cristo, incluso los más exigentes, sin callar o desvirtuar nada, fueron las cosas enseñadas por San Pablo. Habló de la humildad, de la abnegación; de la castidad; del desprendimiento de las cosas terrenas, de la obediencia… Y no temió dejar bien claro que es necesario elegir entre el servicio de Dios y el servicio de Belial, porque no es posible servir a los dos. Que todos deespués de la muerte habrán de someterse a un juicio tremendo. Que nadie puede mercadear con Dios. Que solo se puede esperar la vida eterna si se observan las leyes divinas. Que si se incumplen estas leyes haciendo concesiones a los placeres, no se puede esperar más que el fuego eterno…Jamás el predicador de la verdad pensó que tenía que omitir estos temas por parecer demasiado duros a quienes le escuchaban, dada la corrupción de aquellos tiempos.”

En este clima de contarnos la verdad tal cual me educaron las benditas monjas teresianas, ¡Dios las bendiga¡. Sobre estos cimientos hemos tenido “mogollón” de papas santos y los medios para enterarnos de lo que dicen. Y vale la pena hacerlo porque también San Pablo advertía de que vendrían tiempos en que los hombres, por su debilidad, dejando de lado la verdad aplicarían su oído a las fábulas.