09 junio, 2011

Kilimanjaro

Kilimanjaro, Kenia, Benarés, Dublín y tantos otros nombres de lugares lejanos tienen para mi el perfume de mi infancia. Cuando estudiaba Geografía con mi amiga Inma y repetiamos un montón de veces hasta memorizarlo: Españá, capital Madrid; Portugal, capital Lisboa; Francia, capital París; Inglaterra, capitral Londres…y así y en ese orden todas las capitales de Europa. Mi amiga Inma cada vez que fallaba en una de ellas se daba un reglazo en la mano…Entonces supe yo que tenía buena memoria y me regocijé de ello. Estudiábamos en mi cuarto, un cuarto minúsculo: una cama de canónigo y una cama turcac – que compartía con mi hermana – un flexo y una pequeña mesita. No faltaba la alegría: ésta no está ligada a los medios materiales sino al corazón.

Ayer mi nieto Alejandro de 13 años vino a estudiar a casa y me dijo:
Abuela, ¿ qué es Kilimanjaro?. “ el nombre de una montaña”, le dije. “creo que está al sur de África, en Kenia”. Inmediatamente los bonitos mapas físicos – montañas y ríos – que hacíamos en casa de deber cuando yo tenía diez años o así con pinturas Goya. Había, en su estética una sana emulación, como la había más tarde en las redacciones. No me equivoqué en mucho. El Kilimanjar estaba en Tanzania. Lo encontramos en la bola del mundo, después de haberlo ido a buscar en la Larousse.

A mi nieto Alejandro que está muy interesado en la figura de Alejandro Magno, le conté la siguiente anécdota: Se cuenta que a Alejandro Magno se le acercó a pedirle limosna un mendigo. Éste, esperaba que Alejandro, o alguno de sus ministros abriría su bolsa y le daría unas monedas, pero cual no sería su sorpresa cuando oyó que el propio Alejandro le dijo:
- Te nombro gobernbador de cinco ciudades
A lo que el mendigo contestó.
- Señor, yo no pedía tanto
- Tú pides como quien eres, yo doy como quien soy.

Pasé con Alejandro una buena tarde. El además tuvo la delicadeza de leerse motu propio mi columna “Niños” que me sacaron en el periódico, como columna. Ultimamente me las suelen sacar así, y lo agradezco porque lo son.