23 noviembre, 2008

Lección de Genética

Jérome Lejeune, catedrático de la Sorbona y padre de cinco hijos, escribió en el año 76 una hermosa lección de genética. Figura entre mi pequño archivo y quizá para alguien resulte novedosa:

“La primera célula se divide activamente, este primer conjunto de incesante organización, esta pequeña mórula que va a alojarse a la pared uterina, ¿es ya un ser humano distinto de su madre? No solamente su individualidad genética está perfectamente establecida, sino cosa casi increíble – el minúscuilo embrión del sexto o séptimo día de su vida, con nada más que un milímetro y medio de longitud es ya capaz de presidir su propio destino. Es él y solo él quien por un mensaje químico estimula el funcionamiento del cuerpo amarillo del ovario y suspende el ciclo menstrual de la madre.”

“ Al mes – quince días después del retraso de la regla – el ser humano mide cuatro milímetros y medio. Su corazón minúsculo late ya desde hace una semana. Sus brazos, sus piernas, su cabeza su cerebro, están ya esbozados.”

“A los sesenta días – mes y medio tras el retraso de la regla – mide alrededor de tres centímetros de la cabeza a las posaderas. Cabría plegado en una cáscara de nuez. Dentro de una mano cerrada sería invisible. Pero abrid la mano y vedlo casi acabado: manos, pies, cabeza, órganos, cerebro.
Todo está en su sitio y solo tiene que desarrollarse. Miradle más de cerca: se podría leer incluso en la palma de su mano y echarle la buenaventura. Más cerca aún, con un microscopio ordinario se distinguen sus huellas digitales. Se le podría hacer el carne de identidad. El sexo está mal definido pero la glándula genital ha evolucionado ya como testículo si es un muchacho o como ovario si es una niña.”

“El increíble Pulgarcito, el hombre más pequeño que el dedo Pulgar, existe realmente: no el de la leyenda sino el que cada uno de nosotros hemos sido.”

“Pero, ¿funciona ya el sistema nervioso a los dos meses?. Desde luego: si se le roza el labio superior con un cabello, mueve los brazos, el cuerpo y la cabeza en un movimiento de huída.”

“A los tres meses cuando un cabello toca su labio superior vuelve la cabeza, bizquea, frunce las cejas, cierra los puños, aprieta los labios, después sonríe, abre la boca y se consuela tomando un trago de líquido amniótico. A veces nada vigorosamente a braza en su globo amniótico
y da la vuelta en un segundo.”

“A los cuatro meses se agita tan vivamente que su madre nota los movimientos. Gracias a la casi total falta de peso de su cápsula de astronauta da numerosas volteretas, hazaña que le costará años volver a realizar al aire libre…”

“:… ¿Cuándo aparece la inteligencia? Responder con una palabra no tendría sentido pero el cerebro en formación está en su sitio a los dos meses. Pero serán precisos nueve meses para que sus cerca de cien mil millones de células estén constituidas. Pero no están acabadas cuando el niño nace. Las innumerables conexiones que enlazan las células con millares de contactos entre cada una de ellas no estarán establecidas hasta los seis o los siete años….”

Es la segunda vez que copio todo esto. La primera con mi vieja hispano – olivetti hace muchos años. Cuando tristemente se abrió la veda de matar seres humanos, que eso y no otra cosa es abortar. Había que recabar información para defender lo que es obvio: que la gallina cuando concibe engendra pollos y la mujer cuando lo hace, engendra hombres.