Tantas cosas pasadas y recientes¡
El día 4 de noviembre fue el cumpleaños de mi hijo mayor. Increíble me parece que tenga esa edad aquel precioso niño rubio de dos años, vestido con pantalón de peto y jersey amarillo, al que, sentada en un banco del parterre miraba reír a mi lado en esa fotografía en blanco y negro que nos hizo su padre a los dos.
El 4 de noviembre es la festividad de San Carlos Borromeo, ( vivió a fines del siglo XVI) y este año me enteré, en la misa de ese día, que fue amigo de San Felipe Neri y San Ignacio de Loyola.
San Felipe Neri siempre me cayó simpático porque conozco una frase suya que da mucho de sí y que aunque posiblemente conté aquí, no está demás repetirla: “¡Señor te doy gracias porque las cosas no son como a mi me gustaría¡ De San Felipe Neri conozco algo más por el libro “El bosco y su tiempo”:
Cuenta en él Hugo Wast:
En uno de los sermones que se han conservado de Don Bosco, describe la llegada ante las puertas de Roma de un joven estudiante que fue después San Felipe Neri, fundador de la Congregación del Oratorio. Don Bosco ha puesto en ese trozo la emoción y el realismo de una visión directa.
“_ ¿Quién eres tú y qué es lo que miras con tanta ansiedad?
“ _ Soy un pobre forastero; contemplo esta gran ciudad y un pensamiento me agita; pero temo que sea locura o temeridad.
“_ ¿Cuál es tu pensamiento?
“_ Consagrarme al bien de tantas pobres almas, de tantos niños que por falta de instrucción religiosa, van por el camino de la perdición.
“_ Posees ciencia para eso?
“_ He estudiado un po; pero estoy muy lejos de la sabiduría.
“_ ¿Tienes medios materiales?
“_ Nada; no tengo ni un pedazo de pan , aparte del que ma da mi amo cada día por caridad.
“_ ¿Tienes iglesia, tienes casa?
“_ No tengo mas que un cuartucho estrecho que me prestan. He tendido una cuerda de una pared a otra pared, y allí cuelgo mi traje.
“_ ¿Cómo pues quieres sin nombre, sin ciencia, sin fortuna, emprender tan gigantesca tarea?...Cómo te llamas?
“_ Felipe Neri…”
Y continúa diciendo el autor del libro: “ Con esta sensación de su insignificancia, pensando si sus proyectos son locura o temeridad, llega Don Bosco a Turín aquel año de 1841.
En las horas libres de sus difíciles estudios, visita las cárceles y los hospitales. Entonces advierte que hay más miserias en la corte de los reyes que en las remotas aldeas de sus montañas.
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