Antón pirulero
Mi madre, cuando estaba de buen humor cantaba alguna trova que solía venir a cuento,como: “Antón , Antón, pirulero / cada cuál, cada cuál que prenda su juego…”. Me alegra el recordarlo. Y ¿a cuento de qué viene que recuede yo ahora dicha trova o como quiera que se llame? Pues viene a cuento de que he encontrado unas palabras de San Josemaría que dicen que él, frente a Dios, se veía así mismo como un “pobre pirulero” y ello no le producía la más miníma inquietud. Ha sido la palabra “pirulero”, que nunca he oído en Valencia, la que me ha recordado la coplilla de mi madre. Él y ella eran aragoneses y nacieron el mismo año, 1902. No es pues de extrañar, que leyendo a San Josemaría, escuche a veces un lenguaje materno. He aquí esas palabras, tomadas de “Amor y autoestima” de Michel Esparza: “…como un pobre pirulero, o como un cuatro huesos ya sin fuerza física, lleno de costras y miserias, como un personaje bien feíllo. Pero al miusmo t tiempo, ¡que me importa todo esto si se que Dios me quiere, si se que Dios me espera, si se que Dios se sirve de mí tal como soy, y no desea darme nada más aquí en la tierra¡¡ Soy feliz porque así me quiere él.!”. Buena receta, creo, para cuando nos entra el desánimo al analizar como somos frente a como nos gustaría ser, cuando comprobamos que al hacer camino al andar levantamos polvo, a veces mucho polvo. “