27 julio, 2006

Los abuelos

El veintiséis de julio, fiesta de San Joaquín y Santa Ana, es el día de los abuelos. Eso que uno se encuentra siendo, de buenas a primeras, sin haberlo pensado nunca, sin proponérselo. Porque las cosas importantes de la vida, uno no las decide, le vienen dadas como el sol, o como los veinte años. En estos tiempos de desarraigo, mi hijo mayor le está haciendo una web a su bisabuelo, un importante arquitecto del siglo XIX valenciano. Su retrato, un gran óleo que figura en mi casa, sin la debida prestancia por la poca altura del techo, está ahora colgado de la red. ¿Pudo D. Joaquín Arnau Miramón imaginar algo así? Tengo entendido que era hombre modesto, no amigo de exhibir su talento. Pero lo mismo hubiera sido, para el caso, que hubiera sido hinchado o fanfarrón. No podía preverlo, el resultado de la siembra que se hace de mozo es, imprevisible y creo que además también gratificante cuando esa siembra, que es de vida, se hace con todas las bendiciones. Un día de San Joaquín y Santa Ana, mi hija Marta me dijo en la misa de una de Santa Catalina: “ Mamá, reza porque tenga hijos”. Recé, aunque mucha prisa por ser abuela no tenía. A la salida de la Iglesia, frente a una Coca-cola, me entero de que ya había hecho los trámites para adoptar un par de niños. Si que es rápido el Señor en conceder peticiones, pensé. Ayer, en San Juan del Hospital, en la reconfortante misa de diez de la mañana, escuché en unas palabras de las lecturas que hacían referencia a que la memoria de nuestros antepasados que han vivido de acuerdo con la voluntad de Dios, no se olvidará, perdurará durante generaciones. Quería transcribirlas, por la belleza de la Escritura, pero no he sabido encontrarlas.

22 julio, 2006

ALCANCÏA

Aunque saqué de la Biblioteca Municipal, como lectura veraniega una novela de Rosa Chacel, no la voy a leer porque a estas alturas de mi vida ¿qué me importa la vida novelada de la mujer que se fugó con Espronceda?. Pobrecilla. ¡Cuánto agradezco a Dios el no haberme fugado con nadie¡ Ya decía Aristóteles, al que no he leído, que “Nada hay más práctico que una buena teoría”. Mi inteligente madre y mis queridas monjas teresianas, me proporcionaron ésta. Sean dadas gracias a Dios.

La palabra “alcancía”, que figura en mi weblog, la elegí por simpatía hacia Rosa Chacel porque leí su diario que era para ella una “alcancía” en la que iba metiendo sus días. Pero mi idea, al utilizarla en la red, no era contar mis días ¿a quién le importan? Mi idea era echar en ella moneda de oro, unas pequeñitas, otras más grandes…Mi idea es utilizar la red como una red barredera que allega todo tipo de peces. Porque todos los peces interesan y para todos hay que hablar.

Leí ha poco en: Jr.16,16 “ Yo enviaré a pescadores que pescarán esos peces”. Consolador.

19 julio, 2006

Al quitar las banderas

He mandado esta carta al periódico "Las Provincias"en el que tengo siempre buena acogida:

Las banderas que pusimos para la venida del Papa, blancas y amarillas, colores de la luz, como margaritas que alegran campos y senderos, convirtieron Valencia en una fiesta. No nos hemos apresurado a quitarlas. Conservarlas un poco, era prolongar unos días más el eco de la venida del Papa, el pacífico regusto que su visita nos ha dejado. ¿No somos un poco más amables unos con otros desde entonces? La sonrisa continua del Papa ¿no nos ha convencido, sin palabras, de que querernos es el mayor de los logros? Ha habido muchos frutos de la venida del Papa. Ayer, me contaban que un hombre de 60 años había vuelto a vivir con su mujer después de cuatro durante los cuales había dicho, por activa y por pasiva, que nunca lo haría. Lo hizo un día antes de la venida del Papa. Y es que su visita ha sido precedida, vivida y seguida por mucha oración. Ahora nos queda leer despacio cuanto aquí nos ha dicho y también ese libro que recoge toda su a enseñanza sobre la familia y que venía, junto a la visera, el rosario , el abanico y la acreditación en mochila de peregrino. A él pertenecen estas palabras sobre la indisolubilidad matrimonial: “El “sí” del hombre implica trascender el momento presente: en su totalidad, el “sí” ignifica “siempre”, constituye el espacio de la fidelidad. Solo dentro de él puede crecer la fe que da un futuro y permite que los hijos, fruto del amor, crean en el hombre y en su futuro en tiempos difíciles”. Mucho hemos visto y mucho hemos vivido etos días.

Lo que aprendimos

Lamentando que en la enseñanza de hoy se hayan perdido nociones fundamentales, que los de mi generación y otras anteriores a ella, recibimos, siendo sustituidas por tecnicismos que, aún siendo necesarios, nada aportan a la propia vida del hombre, transcribo lo que a este tenor dice Julián Marías al que siempre vale la pena escuchar:

“ De esta enseñanza (la que nosotros recibimos) se deriva una imprecisa noción del mundo creado en relación con Dios creador; una cosmogonía, una idea del hombre como realidad corpórea y anímica, una doctrina psicológica – los sentidos corporales que se enuncian en el catecismo, las “potencias del alma”, los vicios y las virtudes, las nociones de arrepentimiento, atrición, contrición “dolor de corazón”, devoción, etc-,una idea jerárquica de la sociedad – padres, maestros, mayores “en edad, saber y gobierno”- una visión de la historia – pueblo elegido, profetismo, plan providencial, juicio final – una idea muy definida del “puesto del hombre en el cosmos”, en relación con las plantas, los animales, los espíritus angélicos y la Divinidad, una noción del milagro y, por tanto de un orden “natural”, casi de “leyes de la naturaleza; Todo esto sin contar las ideas específicamente religiosas o teológicas que tienen una vertiente ideológica general y contribuyen a formar esa imagen del mundo: lo natural y lo sobrenatural, la Encarnación , la idea de pecado, la noción de eficacia – por ejemplo sacramental- la idea de espíritu, la visión escatológica, la interpretación de la muerte y la inmortalidad, , la oposición del tiempo y la eternidad, los principios de justicia, mérito, premio y castigo, etc. Esto y mucho más es el fabuloso, riquísimo repertorio intelectual en el que sin el menor propósito científico introduce al muchacho de la última escuela rural española el catecismo del padre Ripalda…”

He cortado la cita por ser desmesurada (pág 234, “ Sobre el Cristianismo”).
Lo que en ella dice he podido comprobarlo en mi “tata Francisca” que sin saber leer y escribir, tiene sobre estas cuestiones un sabio conocimiento.

16 julio, 2006

Patrona de los marineros

“A la Virgen del Carmen quiero y adoro / porque saca a las almas, del purgatorio”
Hoy es la festividad de Ntra. Sra. del Carmen, santo de mi padre y de mi hermana, , ambos con ella en el cielo, porque además de tener ambos, el santo temor de Dios, uno de los frutos del Espíritu Santo y como dice el Eclesiastés: el principio de la sabiduría, siempre llevaron sobre su pecho su escapulario.

Estoy contenta y no es para menos. Mi hijo Juan que en su mocedad se embarcó en “La Pinta”, he hizo la derrota de Colón, en el Quinto aniversario del descubrimiento, y cuyo sueño en ella, como el de todos los marineros, era custodiado por una imagen de la Virgen del Carmen, acaba de llamarme desde Sevilla para decirme que le acaban de conceder la beca de Ramón y Cajal. Le han dado el nº 1 de seis.

Para el santo de mi padre, marido fiel que quería mucho a mi madre y cargó con la cruz del matrimonio, que dicen que es tan pesada que hay que llevarla entre dos, le regalaban siempre una estupenda tarta de almendras. Recuerdo la nostalgia, mía y supongo que con mayor motivo suya, que sentí uno de esos días de mi adolescencia, en que la tarta, el estrecho patio de manzana, el destartalado comedor de tiempos de postguerra , mis padres ya maduros, se mezclaron dentro de mí y me dije : “¿esto es la vida?

No, la vida era eso pero no era eso solo. Mi abuela, que un tantico exagerada, decía que había tenido tantos hijos como las arenas del mar decía igualmente que ella criaba a sus hijos para el cielo. Creo que lo consiguió. Cuánto que contar sobre el patrocinio de la Virgen en nuestra familia. Me gustaría hacerlo

12 julio, 2006

San Benito, patrón de Europa

Ayer, 11 de julio era la festividad de San Benito, patrón de Europa. Día que siempre me es especialmente simpático y tuve realmente un día bonito. Suele pasar, los de aquí y allí estamos más cerca de lo que pensamos. Antes de empezar la misa el sacerdote nos recordó que San Benito a mitad del siglo VI fundó las ordenes monacales que muy pronto se extendieron como una red sobre Europa y sus monjes siguiendo el lema “Ora et labora” hicieron posible que a su calor se crearan centros de saber, se diera un fuerte impulso a la agricultura y la gente se apiñara en torno a ellos porque no cabe duda que la oración y el trabajo serenan al hombre, lo hacen armónico y fuerte. Después de todo, el fin del hombre es la gloria de Dios y así como “el ave fue creada para volar, el hombre fue creado para trabajar”. Estas cosas obvias a mucha gente joven no se le han dado como bagaje en la vida, por eso me gusta decirlas o recordarlas.

Ayer empecé mi día con la misa. Me acerqué después a rezar el rosario a la Basílica de la Virgen de los Desamparados (¿quién no lo es?) y ya para redondear (nada como a la hora de elegir bien) me fui a hacer un rato de oración al convento de la Puridad, de monjas clarisas, que fundó Jaime I el Conquistador, donde a toda hora está el Santísimo expuesto en la custodia. El convento está tabique con tabique de la casa de mi hijo Juan, que creo no es muy consciente del Vecino que tiene, y como yo sí lo soy me gusta ir allí para hablarle de él. A la salida me fui a devolver a la biblioteca libros a la biblioteca, ví el bonito tapiz de flores que cuelga del muro de la basílica por la venida del Papa y en esas estaba cuando me llamó mi hijo Juan para decirme que acababa de llegar de Bombay. Su estancia en la india del 2 al 11 de julio está flanqueada por las festividades de Santo Tomás Apóstol, que según la tradición llevó el cristianismo a la India y a Persia y San Benito, patrón de Europa…Cosas que pasan.

Al final de la tarde, con el sol de caída, pasé agradablemente hora y media en una terraza con mi amiga Belén, mujer inteligente, que sabe escuchar mientras sonríe, y hablamos de lo humano y lo divino. Un día bonito. Ella este verano se va a tres a Etiopía, veremos que cuenta al volver.

10 julio, 2006

Después de la visita del Papa

He mandado esta carta a "Las Provincias":


Como en Galilea

Han pasado tantas cosas bonitas en estas 26 horas que el Papa ha pasado con nosotros, horas en que nos ponemos en paz con la tele y le agradecemos infinitamente su trabajo, que es difícil seleccionar. Desde aquella abuelita que para poder ir a la misa del Papa, hizo, con su miedo, un largo periplo en moto, rezándose mientras el rosario del día, agarrada a la cintura de su yerno, hasta aquella otra, operada de una rodilla y con la otra en mal estado, que consiguió una silla de ruedas y en ella se fue con hijos y nietos, pasando por aquel buen hombre al que le vimos y oímos decir alegremente al ser preguntado: “Mi señora y yo somos siempre seguidores de la fe”. Y aquel padre de tres hijos pequeños, que después de haber visto con estos, por la tele, el acto de Testimonio de las Familias en la ciudad de las artes y de las ciencias, y acabar llorando a moco y baba, se levantó, como San José a media noche, cogió a sus dos hijos de 8 y 7 años y se encaminó con ellos a esperar, sentados en el césped, la Misa del Papa. Sabía que esa experiencia no la olvidarían nunca. Y aquella otra mujer, de Brindisi, cuyos niños llevaban en un estandarte de cartón un simpático e dibujo de un par de niños, niño y niña, llevando juntos una cruz a cuestas…Tanta y tanta gente buena, que, a través de su Vicario, sigue al Señor, como en Galilea, porque solo Él tiene palabras de vida eterna. Creo que a muchos nos va a ser ahora más fácil rezar por el Papa.

05 julio, 2006

Occidente

Del libro de Julián Marías, al que ayer me referí, me gustaría “postear” sin parar… Aquí va algo de su capítulo: “El sacerdote ayer y hoy”

“Estamos viviendo una época espléndida , una de las grandes etapas de la historia, en que se han hecho extraordinarios avances en todos los órdenes, no solo técnicos, no solo económicos, sino también morales,
políticos, intelectuales, religiosos. Estamos en una época para mi llena de esperanza, pero afectada por una honda crisis, por una inseguridad radical.
Estamos en un momento – lo estamos viendo cada día – en que se están quebrantando, se están quedando sin vigor y sin fuerza, toda una serie de formas, normas, creencias y vigencias sociales que habían sostenido a las sociedades de Occidente. Recuerdo una cosa que contaba Ortega, un ejemplo que ponía en “La rebelión de las masas” hace cuarenta años. Decía, con un poco de broma: “El gitano se fue a confesar pero el cura precavido, comenzó por preguntarle si sabía los mandamientos e la ley de Dios. A lo que el gitano respondió: “Misté, padre; yo loh iba a prendé; pero he oído un runrún de que loh iba a quitá”. Pues bien, esta frase del gitano podría ser el lema de estos años: hay un runrún de que van a quitar los mandamientos. El hombre occidental de estos últimos cuatro o seis años
Está con la impresión de que todas las normas, todas las reglas, todos los principios están en supuesto o van a estarlo muy pronto, se van a levantar, no van a obligar…Quizá porque no se ve claramente su justificación.”

Un poco largo pero…aclara y hace pensar.

04 julio, 2006

Un poco de historia

Julián Marías, que fue alumno de García Morente y de Ortega, cuando Morente era Decano (1932-36) de la Facultad de Filosofía y Letras, nos cuenta que entonces “… enseñaban en la Facultad de Madrid “a la vez”, Ortega, Zubiri, el propio Morente, Gaos, Menéndez Pidal, Gómez Moreno, Obermaier, Asín Palacios, Américo Castro, Salinas, Sanchez Albornoz, Besteiro, María de Maeztu , entre muchos otros.. Entre los docentes más de media docena eran sacerdotes; sus ideologías políticas eran incontables ( salvo de extrema izquierda) y además no contaban.

"La asistencia a clase no era obligatoria. Había cursos en que la clase hubo de desdoblarse porque los alumnos no cabían en el aula más grande; dos catedráticos –que yo recuerde –tuvieron que cerrar el establecimiento por falta de oyentes; otros varios pocos días conseguían dirigirse en plural a sus alumnos; de este modo se reralizó automáticamente la “selección del profesorado”, sin perseguir ni vejar a nadie, sin quitar a nadie su sustento; sin quitar tampoco a los estudiantes el derecho a recibir enseñanza universitaria digna. Ningún profesor ni estudiante- que yo sepa- ocultó nunca su catolicismo; la gran mayoría de la Facultad lo era; de ello no se derivaba ningún beneficio que no fuera espiritual; tampoco ningún perjuicio; recuerdo que en el primer examén de licenciatura en filología española, con un tribunal de mayoría no católica, el único sobresaliente lo tuvo una monja del Sagrado Corazón; por supuesto a nadie le extrañó”.

“Sobre el cristianismo” Julián Marías, Planeta Testimonio