12 julio, 2006

San Benito, patrón de Europa

Ayer, 11 de julio era la festividad de San Benito, patrón de Europa. Día que siempre me es especialmente simpático y tuve realmente un día bonito. Suele pasar, los de aquí y allí estamos más cerca de lo que pensamos. Antes de empezar la misa el sacerdote nos recordó que San Benito a mitad del siglo VI fundó las ordenes monacales que muy pronto se extendieron como una red sobre Europa y sus monjes siguiendo el lema “Ora et labora” hicieron posible que a su calor se crearan centros de saber, se diera un fuerte impulso a la agricultura y la gente se apiñara en torno a ellos porque no cabe duda que la oración y el trabajo serenan al hombre, lo hacen armónico y fuerte. Después de todo, el fin del hombre es la gloria de Dios y así como “el ave fue creada para volar, el hombre fue creado para trabajar”. Estas cosas obvias a mucha gente joven no se le han dado como bagaje en la vida, por eso me gusta decirlas o recordarlas.

Ayer empecé mi día con la misa. Me acerqué después a rezar el rosario a la Basílica de la Virgen de los Desamparados (¿quién no lo es?) y ya para redondear (nada como a la hora de elegir bien) me fui a hacer un rato de oración al convento de la Puridad, de monjas clarisas, que fundó Jaime I el Conquistador, donde a toda hora está el Santísimo expuesto en la custodia. El convento está tabique con tabique de la casa de mi hijo Juan, que creo no es muy consciente del Vecino que tiene, y como yo sí lo soy me gusta ir allí para hablarle de él. A la salida me fui a devolver a la biblioteca libros a la biblioteca, ví el bonito tapiz de flores que cuelga del muro de la basílica por la venida del Papa y en esas estaba cuando me llamó mi hijo Juan para decirme que acababa de llegar de Bombay. Su estancia en la india del 2 al 11 de julio está flanqueada por las festividades de Santo Tomás Apóstol, que según la tradición llevó el cristianismo a la India y a Persia y San Benito, patrón de Europa…Cosas que pasan.

Al final de la tarde, con el sol de caída, pasé agradablemente hora y media en una terraza con mi amiga Belén, mujer inteligente, que sabe escuchar mientras sonríe, y hablamos de lo humano y lo divino. Un día bonito. Ella este verano se va a tres a Etiopía, veremos que cuenta al volver.