..y siguen guisando
A partir de ahora, cualquier conversación de mujeres de mediana edad, e incluso de edad respetable tiene muchas posibilidades de versar sobre cocina. “¿Qué vas a hacer para la cena de Nochebuena?” y salen los patos a la naranja y los pavos rellenos y la cinta de lomo con ciruelas, el gallón trufado y hasta la pierna de cordero rellena, que ya son ganas de rizar el rizo con lo bueno que está el cordero en su jugo. Y es que aquellas que se han pasado la vida dando de comer a unos cuantos hambrientos alrededor de una larga mesa, siguen guisando para una mesa de comensales mucho mayor. “Cenamos todos en casa de mi madre ¿sabes? Gracias a Dios porque a mí no me daría tiempo de preparar la cena, a la hora que salgo del trabajo…”. Pues sí, gracias a Dios y a la abuela, que nunca se jubilará ni de la pesada intendencia, ni de volver a y hacer deberes con los nietos. Cuando ayer me encontré con Merche, arrastrando su pesado carro de la compra y se lo hice notar, me dijo por todo comentario:“ ¿ Te has dado cuenta de las toneladas de alimentos que hemos “acarreado” y “procesado” en nuestra vida? ”- Me gustó lo de “procesar”, las dos habíamos cambiado desde jóvenes el laboratorio por la cocina. Han cambiado los tiempos. Ahora lo que nosotras hicimos, no puede hacerse. Pero las mesas de comedor del futuro, no serán ni tan largas ni tan ruidosas como las nuestras.
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