Otra Navidad más
Recuerdo ese villancico que dice: "La Noche buena se viene, la Noche Buena se va y nosotros nos iremos y no volveremos más…” ¿Nos damos cuenta de la gracia que supone vivir una nueva Navidad ? Algunos amigos nuestros nos han dejado durante el año que acaba. Los tenemos ya al otro lado de esa frontera que está tan cerca y tan lejos, por ello hay a quienes el tiempo navideño pone triste. Es “un tiempo fuerte”. Un tiempo que enfrenta al hombre consigo mismo. Con esas preguntas fundamentales que el tráfago, y a veces la esclavitud diaria, en el que nos movemos nos hace soslayar. No se está para filosofías. Bastante hay con lo que hay. Ni da tiempo a pensar, ni da tiempo a leer. Nos perdemos cosas hermosas y verdaderas, como pueden serlo estas: “¡ Qué obra maestra es el hombre¡ ¡Cuán noble por su razón¡ ¡Cuán infinito en sus facultades¡. En su forma y movimiento, ¡ cuán expresivo y maravilloso¡. En sus acciones que parecido a un ángel ¡En su inteligencia que semejante a un Dios¡
¡La maravilla del mundo¡ ¡El arquetipo de los seres¡ Y, sin embargo, ¿qué es para mí esa quintaesencia del polvo?” (Hamlet, Acto II, escena II)
“El hombre si debe contar solo consigo mismo para comprenderse está condenado a la frustración. Su misterio solo puede ser comprendido a la luz de otro misterio más grande. Por esto los hombres han mirado siempre a Dios para responder a las preguntas sobre sí mismos.” ¿Qué es el hombre para que e acuerdes de él, el hijo del hombre para darle poder?preguta el salmista. Creo firmemente que lo que el hombre es y puede llegar a ser, nos lo ha dicho Dios con su Encarnación. Compartiendo nuestra vida sin brillo, naciendo y viviendo en la pobreza – la condición más común del ser humano aunque cómodamente tratemos de olvidarlo – y muriendo en una cruz. Y creo, igulamente que como los pastores de Belén debemos compartir este descubrimiento. ¡Feliz Navidad¡
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