13 septiembre, 2006

En la mochila del peregrino (I)

He escrito un artículo para “Paraula”. Se titula: “En la mochila del peregrino”. Como es un poco largo lo voy a “postear” en dos veces. Hélo aquí:

En la mochila que nos dieron cuando Benedicto XVI nos vino a ver, había varias cosas, entre ellas: un abanico, un rosario de madera de los que se pueden rezar discretamente por calle y un libro estupendo. “El Papa con las familias”( Toda la enseñanza de Benedicto XVI sobre la familia).

El abanico lo podemos seguir utilizando porque el verano no se quiere ir. También pudo servirnos, pasados esos días, para hacer buenos contactos. Era fácil iniciar la conversación, con una mujer, joven o no, a quien encontrábamos utilizándolo en una
parada de autobús bajo el sol de julio, o en cualquier cola de espera: “ Ah ¡ ¿Tú también estuviste en la Ciudad de las Ciencias cuando vino el Papa?” y a poco que se añadiera a ésta frase, la conversación fluía alegre y aquella podía dar mucho de sí. Volviéramos o no a ver a esa persona, el día con ese diálogo inesperado se había iluminado. Habíamos encontrado a una
hermana. Llegaba hasta nosotros el “buen olor de Cristo” que la visita de Benedicto XVI nos había dejado. Es bueno que el cristiano sea hombre “que las cace al vuelo”y la cristiana mujer “que no pierda comba”. Es decir, que aproveche las ocasiones que le ponen al paso. Que aproveche los encuentros. Que sus conversaciones eleven, con humildad pero con convicción, la temperatura ambiente.

1 Comentarios:

At 14 septiembre, 2006 14:55, Anonymous Anónimo escribió...

efectivamente la visita del Papa , la mochila, lo que llevaba dentro , todo trae cola y sigue influyendo. Las amistades que se han hecho o que se hacen quedan perdurables. El clima creado con el viaje del Papa nos une. Gracias por recordarlo en la blog.

 

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