06 septiembre, 2006

Plato fuerte

Acabo de recibir el E-mail de una amiga que, podía ser mi hija, y después de darme noticias suyas, lo siempre se agradece, me manda otro con un montón de frases que se supone que evocan en nosotros un sentimiento de felicidad. Pondré algún ejemplote ellas:

“Cruzar la mirada con un guapo desconocido”
“El olor de una toalla limpia secada al sol”
“Un bote de nocilla”

Luego el mensaje recomienda que se mande a 7 más y dice que si lo hacemos, algo bueno nos sucederá en el día. Si a alguien le hace feliz leer cosas así, nada tengo que objetar a ello. No es fácil la felicidad, así que no es cosa de hacerle ascos a algo que, no siendo ilícito, nos la procura. Por lo que a mí respecta, para quedarme a gusto, prefiero un buen plato de potaje a un aperitivo aunque sea de caviar. Me van los platos fuertes. A mi edad no estoy para fruslerías, necesito energía para sacar rendimiento a un tiempo que cada vez valoro más. A propósito de mandar el mensaje diré que eso de “las cadenas”, es viejo. Cuando era joven se escribían a mano, venían en sobre cerrado y siempre te amenazaban con algo si la rompías. En eso hemos adelantado. Sabíamos que es superstición creer que romper o no romper la cadena vaya a tener influencia positiva o negativa en nuestra vida. Si difundimos el bien seremos buenos y si el mal, éste nos contaminará. Pero eso ya se sabe. Este tipo de mensajes abundan en evocar sensaciones. Como si el hombre no tuviera otro tipo de placer. Lástima. Voy a tratar de difundir, a mi vez, una sola frase: “ Cayó en un amor ilícito. Cosa que les sucede a muchos jóvenes que conceden demasiada libertad a sus miradas”. La frase es de Sakespeare.