Domingo de Pentecóstes
Este año, el 24 de mayo fiesta de María Auxiliadora – el día en que hicieron su primera comunión mis dos hijos – es Domingo de Pentecóstes. En él pido al Espíritu Santo sus siete dones: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Así como sus siete dones: “caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad “ (Ga 5, 22-23) y recuerdo trozos de la Secuencia de Pentecostés, que rezábamos en el Colegio antes de empezar el estudio de 6 a 7,30 de la tarde, “Ven Espíritu Santo y envía desde el cielo un rayo de tu luz. Ven dispensador de los dones, ven luz de los corazones, dulce húesped del alma, dulce refrigerio…” Le hablamos al Espíritu Santo en imperativo… nos ha enseñado el Señor a hacerlo, cuando nos enseñó el Padreduestro. ( esta idea no es mía sino de Dorothy Day en su libro “Mi conversión”) y seguimos diciéndole: “ Riega lo que está árido, sana lo que está herido, enfervoriza lo que está frío, endereza lo que está torcido…”. Cuando vino el Espíritu Santo en Pentecóstes con viento impetuoso y lenguas de fuego – como le explique a mi hijo Quino que tendría 5 años, y la encontró fanástica – Dios dió a los apóstoles don de lenguas y los envío a llevar a la gente su mensaje. Los hizo mensajeros . Desde entonces, han pasado 2000 años, la Iglesia a continuado haciéndolo. Oigamos al bendito Chesterton: “ Lo que desconcierta al mundo, a sus filósofos y poetas paganos, respecto a los saerdotes y quienes forman parte de la Iglesia católica, es que todavía se comportan como si fueran mensajeros. Un mensajero no se detiene a considerar o discutir cual podría ser el sentido de su mensaje; lo entrega tal como es. No se trata de una teoría o de una suposición sino de un hecho. El ímpetu de los mensajeros del Evangelio aumenta mientras corren a extender su mensaje. Siglos después, todavía hablan como si algo Acabara de suceder.”