14 mayo, 2015

Francisco y Francisca

Al poco haber leído: “Rosa de los dos mundos” sobre la vida heroíca de la abuela del Papa Francisco, Rosa Vassallo - cuyo apellido, según Flavio Monte llega hasta Rosa desde 1540 y parece indicar que sus ancestros fueron vasallos de los Ponzzone (marqueses que llegaron hasta el siglo XVII – fuí a ver a Francisca, que procedente del “Castillo de Garcí- Muñoz” (Cuenca) había “servido” en mi casa cuando tenía 18 años. Ahoraa tiene 79. Fuí con una amiga, a Francisca vale la pena visitarla. En el curso de la conversación, y sabiendo que le daba una alegría, invité a Francisca – que no sabe leer ni escribir, en mi casa que hubiera podido aprender no quiso – a que nos recitara “Las Siete Palabras de Cristo en la Cruz”, que le enseñó su abuela, junto al fuego las noches de invierno, junto a cuentos y consejas. Empezó así: “ Ya llegamos al calvario, donde murió el Redentor, / crucificado en la Cruz, siete palabras habló. La Primera fue rogar, por sus propios enemigos / Oh¡ caridad singular, que a los que fueron testigos / mucho les hizo admirar. La Segunda a un ladrón hizo, su petición explicar…(ahí Francisca le falló la memoria ) La Tercera a su Padre amado / viéndose tan dolorido, viéndose tan desangrado / dijo dos veces Dios mío /¿ Por qué me has abandonado?” La Cuarta viendo acabado / y plenamente cumplido / dijo muy enternecido: sed tengo / y allí fue dado hiel y vinagre al momento.” Aquí la memoria de Francisca no quiso seguir. Me dije que lo contaría aunque solo fuera para desmontar que aquellos tiempos, que yo he vivido, fueran “tiempos oscuros”, que se repite en los medios hasta la saciedad porque sin ser verdad, es politicamente correcto. En la entrada siguiente contaré en poema en piamontés que le enseñó al Papa Francisco, su abuela Rosa, a la que siempre ha querido y admirado.