Ya he puesto el belén
Ya he puesto el belén ¡que no es paja¡. No en balde decimos: “¡se armó un belén¡…”. Cada año, ponerlo me da una pereza atroz, lo que no debilita la firme convicción de que tengo que ponerlo. ¿Qué sería de mis navidades sin hacer la oración junto a la cueva y de mi cuarto de estar sin el belén sobre el arcón? Al comentar mi impotencia para ponerme a la tarea, he oído decir: “¡que te lo pongan tus nietos¡”. ¡Pues no señor, el belén lo pongo yo¡. Con alma corazón y vida. A veces hace falta toda una vida para poner un belén bonito. A mis nietos les dejo el recuerdo del belén de su abuela. Como el ponerlo, “me coge monte”, suelo pedirle a la Virgen que me ayude y por eso me queda tan chulo. En cambio mis nietos me enseñan muchos villancicos que luego puedo cantar – y hay que ver lo que sube la moral - cuando estoy trabajando en la cocina. “En un pueblecito pequeño / que lleva por nombre Belén / acaba de nacer un Niño / que muy pronto será un gran rey.”. Ver la mirada de un niño, que quiere a Dios, cantar un villancico, es un gozo. Privar a los niños de saberse queridos por Dios, es asumir una responsabilidad tremenda, no olvidemos las palabras de Cristo: “Dejad que los niños se acerquen a Mí”, y además sembrarse, cuando estos crezcan, el camino de piedras. Pero todavía suena, en nuestros oídos el eco de los villancicos que las niñas del Colegio de “Guadalaviar” cantaron hace poco en “El Palau”, alegremente abarrotado de niñas padres y abuelos.
1 Comentarios:
Rosa,
El belén, el asno y el buey, o era burra y vaca...
El año pasado empecé a hacer una cosa: cuando pasaba por un escaparate con belén, inclinaba levemente la cabeza. También los belenes son imágenes para la devoción.
¡ Feliz Navidad !. Misael
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