Devolver un libro
Devolver a la Biblioteca un libro que se ha disfrutado tiene su pequeña ascesis, como la tiene desprenderse del sillón en que nos refugiamos o del rincón caliente junto a la chimenea. Por eso, ayer antes de devolver a la Biblioteca dos libros que me han acompañado últimamente: “Informe sobre la fe” ( entrevista al cardenal Ratzinger) y “Dios baja al infierno del crimen” ( del Padre Raymond, escrito en 1953).De ambos he dicho aquí alguna cosa, pero ya en la misma biblioteca tome alguna nota de ambos, como cariñosa despedida, con el fin claro está de transmitirla:
RATZINGER hablando de la solemnidad en el culto:
“ No es ciertamente triunfalismo la solemnidad del culto con la que la Iglesia expresa la belleza de Dios, la alegría de la fe, la victoria de la verdad y de la luz sobre el error y las tinieblas. La riqueza litúrgica no es propiedad de una casta de sacerdotes; es riqueza de todos, también de los pobres, que la desean de veras y a quienes no escandaliza en absoluto. Toda la historia de la piedad popular revela que incluso los más pobres estaán siempre dispuestos, de manera instintiva y espontánea para honrar a su Señor y Dios en la belleza sin cicaterías de ninguna clase”
Del Padre Raymond diré que escribió sus obras desde la Abadía de Nuestra Señora de Getsemani, fundada en 1948 en Nelson Country, Kentucky donde – cuando se escribió el libro al que me refiero-
y del que en poco menos de un año se vendieron ochocientos mil ejemplares- mas de un centenar de monjes cistercienses vivían según la
regla que San Benito escribió desde hace quince siglos.
En “Dios baja al infierno del crimen”, el quiere dejar memoria de Tom Penney. Aquí yo quiero dejar constancia de los libros suyos que he disfrutado: “Tres monjes rebeldes”, del que devolví sin poder tomar notas, y “La familia que alcanzó a Cristo” del que algo conté, creo.