14 abril, 2012

Brukbeger, después de tanto tiempo

Si mal no recuerdo, con una cita de Bruckberger de su libro “La Historia de Jesucristo” (1964) empecé a escribir “ El rastro” ( el rastro que dejan en nosotros los buenos libros…) hace años ya. He vuelto a coger el libro para leerlo diariamente, a partir de la Resurrección de Cristo, hasta la Ascensión. Una gozada: su relectura y un dolor: no poder copiar - para quienes me leen -, Esa página, aquel trozo, esta oportuna digresión.. porque Brucberger es docto, ameno, humano, brillante y valiente. Tiene “garra”. Vaya pues una muestra:

“Su resurrección (de Cristo) no es un regreso a nuestra vida terrestre, es un avance triunfal más allá de la vida terrestre, más allá de la tumba; no vuelve, escapa se evade, por una puerta que hasta entonces nos estaba oculta, se evade definitivamente tanto de la vida presente como de la muerte. Está en el más allá esta libre, salta alegremente por las praderas eternas de su patria de origen.
¡ Esa si que es la maravilla de las maravillas¡ Un prisionero se ha evadido, un hombre ha escapoado a la condición terrestre, ya está fuera del alcance del verdugo y del juez, del legislador y del recaudador de impuestos, del clan familiar y de las crueles patrias de este mundo, de médico, de la nodriza y del sepulturero, fuera del alcance de lo tuyo y de lo mío, del comercio y del dinero, de los sindicatos, de la policía, de las compañías de seguros, de la calumnia y de la angustia (…) la muerte solo ha sido para él una puerta que franquear, libre con una libetad inconcebible antes de Él, y ha deejado tras Él el camino luminoso que através de la muerte permite alcanzarlo. En Él y por Él ya está asegurada nuestra propia evasión. ¡Para nosotros esa libertad suya y nuestra¡. Cuando el ángel removiuó la piedra, toda la prisión de los hombres tembló sobre sus cimientos, la grieta ya es tan ancha y tan profunda que no se reparará jamás.”

Acabo de leerle esta cita por teléfono a Virgina ( mujer de fe). Me ha dicho: “ ¡Mira, me has puesto la carne de gallina¡” le he contestado: “¿Y que crees que pretendía al leértela?