Entre libros anda el juego

Esta noche, desde las cinco sin sueño - desvelo , que he ofrecido porque la meditación de hoy a las 8,30 de la tarde se llene de gente joven - he recordado los títulos dos libros que leí sobre los ocho o nueve años. Uno por indicación paterna: “Modelos de santidad” y otro: “Héroes” que leíamos en el Colegio.

Del primero, que no recuerdo nada en absoluto, salvo dos nombres de santos: San Estanislao de Kovska, y San Gabriel de la Dolorosa, quizá del primero por exótico y el segundo porque eso de la Dolorosa dá su repelus, o quizá porque luego ese sería uno de los seis nombres que lleva el padre de mis hijos. Del segundo: al Cid Campeador, desterrado y sediento por tierras de Castilla porque haber pedido juramento, en Santa Gadea de Burgos, al Rey Alfonso que éste no había tenido arte ni parte en la muerte de su hermano. También me acompaña en mis recuerdos una difusa azaña entre nieve y montañas del Viejo Tolpe: un perro de San Bernardo. Me hubiera gustado encontrar alguno de los dos en la Feria del Libro.

Me traje, sin embargo, “Marcelino Pan y Vino”. Película que en su día le puse a mi nieta Belén de ocho años y le encantó. Y a mí oírla canturrear después: “…con el sol se acuesta el niño / con el sol se levantará”. “Marcelino Pan yVino” (cuento de padres a hijos) de José María Sánchez Silva, se escribió en 1952 y desde esa fecha hasta 1968 ha tenido diecisiete ediciones en España,tres en Estados Unidos, dos en Francia, dos en Irlanda, siete en Alemania,una en Bélgica, cuarenta y cinco en Italia,una en Holanda, una en Islandia, tres en Méxicio, una en Grecia, cuatro en Portugal, una en Brasil, una en la India, una en Uruguay y una en Japón.
Al autor que dedica el libro : “a mi hija Sara, religiosa de la Compañía de María en un convento de Rioja”, se le impuso la Gran Cruz de Alfonso Xel Sabio y obtuvo la Medalla Andersen por el conjunto de su obra.