17 noviembre, 2011

Lilian

Lilian es chilena y se gana la vida yendo a las casas a trabajar por horas. Es madre de cinco hijos y divorciada hace veinticinco años. Los ha sacado adelante sola. Ahora. ya son mayores: médico, psicóloga, maestro….La oía boquiabierta. Trabajaba aquí y mandaba dinero allá. “Menos mal que sus hijos le han respondido”, le dije. Sonrió. “Mi vida es muy bonita, un día tomaremos café juntas y se la contaré”. Y me habló de su tío el mercedario, el Padre Guillermo, que ahora celebrará sus bodas de oro sacerdotales. “Mi tío el sacerdote,me ha ayudado mucho.”, me dijo. Pensé en lo mucho que habrá rezado para sacar adelante a esos cinco niños sin padre. A Navidad, Lilian se va a Chile. “Mí tío Guillermo me ha mandado el billete electrónico. Si no, no hubiera podido ir”.Ahora Lilian trabaja para sí misma, no quiere depender de sus hijos…
Al poco de esta conversación, leí que en el siglo XIII, en las guerras entre moros y cristianos, hombres, mujeres y niños caían en la esclavitud: razias que saqueaban pueblos y apresamientos de piratas y corsarios en cualquier punto del Mediterráneo. En este contexto vivía Pedro Nolasco, mercader que en 1230 en un viaje de negocios de Barcelona a la Valencia musulmana, se lo rompió el alma al ver la condición de estos cautivos. Le agujoneaban las palabras del Evangelio: “Estaba en la cárcel y no me visitaste, cautivo y no me liberaste”. Se olvidó del negocio y se dedicó a comprar cautivos. Volvió a Barcelona con más de trescientos liberados. Desde entonces fue mercader de libertades. Pedro Nolasco, con la intervención de la Virgen, fundó la Orden de los Mercedarios, el 1 de agosto de 12018.
Lilian va a llevarse para allá, como regalo al Padre Guillermo, un “reportaje” de fotos del Monasterio de Ntrª Srª del Puig. Llevaba cartas de éste para dos monjes del mismo. Me las enseñó ilusionadamente.