15 noviembre, 2011

Filipos

El capítulo 16 de los “Hechos de los Apóstoles” ( 16, 11- 40) es grandioso. Deberían leerlo. En el se muestra, además del arrojo de San Pablo, cómo no ha habido aventurero semejante.Dios no le daba tregua. Se lo dije a mi hijo Juan - que de aventurero sabe algo - con la esperanza de que lo leyera y me contestó: “haz un resumen para el blog”. Insistí en que lo importante era leerlo y tuvo la deferencia de hacerlo. Se lo agradecí. No se iría de vacío. De todas formas, voy a seguir su consejo y hacer de él un resumen:

“ Zarpando de Tróade navegamos derechos a Samotracia…” Llegan a Filipos (Macedonia), pasan algunos días y el sábado “salen fuera de la ciudad, junto al río, donde pensaban que había un lugar para la oración.” Encuentran algunas mujeres hablan con ellas y “Lidia, temerosa de Dios, vendedora de púrpura, les escucha atenta”. Se convierte – la primera europea cristiana - . Les hospeda en su casa. Llega una esclava que tenía espíritu pitónico y adivinaba y proporcionando a sus amos pingues ganancias. San Pablo, en nombre de Cristo manda al espíritu salir de ella. Éstos, al quedarse sin ellas prenden a Pablo y Silas. Los llevan ante la autoridad romana. Aducen que predican cosas que como romanos no pueden aceptar. Son azotados con varas. Los meten en la cárcel. “Hacia la media noche, Pablo y Silas, puestos en oración, alababan a Dios y los presos los oían”. Se produce un terremoto, se abren las puertas de la cárcel, se sueltan los grillos. Despierta el carcelero y piensa que los presos han huído y saca la espada con intención de matarse. San Pablo grita: “ No te hagas ningún mal que estamos todos aquí.” El carcelero cae a los pies de Pablo: “Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?. Hablan con él. Éste les lava las heridas y aquella noche es bautizado él y los suyos.
“Llegado el día, enviaron los pretores a los lictores con esta orden: “Suelta a esos hombres”. Pero San Pablo dice: “Después que a nosotros, ciudadanos romanos, nos han azotado publicamente sin juzgarnos, nos han metido en la cárcel; ¿y ahora nos quieren sacar dee aquí a escondidas?. No será así. Que vengan ellos y nos saquen.” Ellos al oír que eran romanos, temieron y viniendo a pedirles excusas los sacaron y les rogaron que se fueran de la ciudad. “Al salir de la cárcel entraron en casa de Lidia; y después de ver y exhortar a los hermanos, se fueron.”

¿Cabe más?

1 Comentarios:

At 20 noviembre, 2011 18:49, Anonymous Anónimo escribió...

Pedazo guión para una posible y formidable película.

 

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